Sobre la creación de “El moderno Prometeo”
Cuando se fugó de su casa con el poeta Percy
Shelly, Mary tenía solo 17 años. Un año antes,
el joven Percy se había enamorado de la hija de 16 años del filósofo
inglés William Godwin. Este había enviudado de Mary Wollstonecraft (1759-1797),
la fallecida la madre de Mary, una brillante filósofa, quien escribió novelas,
cuentos, ensayos, tratados y hasta un libro de literatura infantil. William
Godwin quien se había vuelto a casar, tenía dos hijas y regentaba una librería
en Londres donde recibía a menudo la visita de Percy Shelly quien estaba interesado
en sus tesis anarquistas. Mary Godwin, muy pronto Mary Shelly, apenas había
cumplido los 19 cuando escribió Frankenstein,
el moderno Prometeo, creado en una noche de lluvia en la residencia de Lord
Byron, a orillas del lago Ginebra, en Suiza. Con Mary estaba también su
hermanastra Claire Clairmont embarazada de lord Byron, todos reunidos en la
quinta Diodati con Percy Shelly, y lord Byron, con su secretario Polidori. Mary
Shelley imaginó un científico obsesionado quien, impasible ante el poder de su
ciencia, decide consagrarse a investigar la manera que le hiciese posible crear
vida. Mary imaginó a un joven a quien
denominó, Víctor, un investigador cuya pasión por los misterios de la vida y de
la muerte le llevarán a concebir la idea de crear un hombre.
Así encontraremos al personaje en la Universidad de
Ingolstadt, donde conversará con su primer maestro, el señor Krempe, y le
hablará emocionado sobre sus lecturas de Alberto Magno, Paracelso y Cornelio
Agripa, diciéndole : “Bajo la guía de mis nuevos preceptores, me
inicié con la mayor diligencia en la búsqueda de la piedra filosofal y el
elixir de la vida”. Le hablaría entonces al señor Krempe sobre sus
lecturas de De unitate intellectus,
Summa de creaturis, Summa Theologiae, De vegetalibus y De animalibus, todos
ellos de su admirado autor, el erudito e ilustrado Alberto Magno. Víctor Frankenstein encontraba en Alberto Magno una doctrina que mezclaba diversos elementos sostenidos en la idea
de un todo cuyas partes estaban relacionadas, pero a su vez estaba señalada por
un camino metódico. Otro de sus libros en particular, era el tratado De oculta filosofía de Cornelio Agripa,
lo había conocido a los 13 años y sabía que Agripa había sido médico,
astrólogo, nigromante, cabalista, una especie de Fausto, y así alguien lo
denominó cuando fue acusado y encarcelado por brujería, influenciado quizás por
las teorías de Nicolás de Cusa y de Raimundo Lulio. Víctor entusiasmado le hablaría también al señor Krempe sobre el universo
de Paracelso, vasto y complejo, el cual encerraba muchas nociones que habrían
atraído la mente del joven Frankenstein. Una de las más interesantes seguramente
sería la de los “homúnculos”, seres
vivos creados in vitro para lo que se dice que dejó establecida una fórmula.
Algunos de los textos de Paracelso, trataban fundamentalmente de la medicina como
el Libro de los prólogos, y el Libro de las entidades, conformado por
cinco libros que hablan de los astros y su influencia, del veneno, y de
entidades naturales, espirituales y divinas. Estaba también el Libro de las paradojas sobre de las
causas y los orígenes de las tres sustancias, el mercurio, la sal y el azufre y
de las enfermedades que de ellas provienen.
El señor Krempe, quien era profesor de filosofía
natural, se burlaba de las lecturas de Víctor por considerar que aquellas
teorías ya estaban totalmente refutadas y le dirá. “No esperaba ya, en estos tiempos
ilustrados y científicos, encontrar un discípulo de Alberto Magno y de
Paracelso. Mi querido amigo, usted debe comenzar sus estudios completamente
desde el principio”. En esa ocasión estaba presente un hombre de
grandes conocimientos en filosofía natural, el cual, quien comenzó a explicar
una teoría que había desarrollado sobre la electricidad y el galvanismo y
Víctor supuestamente ya conocía las leyes más elementales de la electricidad.
La idea que comenzará a manejar el joven Víctor es la de una esencia etérea que
pudiera vivificarse con una descarga eléctrica, descarga que podría ser
generada por la electricidad de los rayos, pues para introducirlo en el tema de la electricidad y el galvanismo, Víctor
ya habría tenido una experiencia con las tormentas eléctricas, y por eso,
cuando la criatura que habrá de crear logrará abrir los ojos, lo hará en una
noche lluviosa, la que tantas veces han reproducido, las numerosas películas
sobre el monstruo de Frankenstein, una noche tenebrosa plena de relámpagos y
truenos. Mary Shelley se inspiró en un médico escocés, el doctor James Lind
(1736-1812) que realizaba experimentos con descargas eléctricas en animales, a
quien no conoció personalmente, pero si lo conocía bien su esposo, el poeta
Percy Shelley, ya que Lind había sido su tutor para las materias científicas
cuando estudiaba en Eton. Mary Shelley conocía también de los experimentos de
Franklin y el pararrayos sometido a prueba en 1753, y supo que James Lind, se
carteaba con Benjamín Franklin. El rayo habría de proveerla de la “chispa vital”
y así haría pensar a su personaje: he aquí la tecnología que me ofrece la
posibilidad de crear vida...
Aquí cabría también pensar que Mary conocía de los
experimentos que llevó a cabo Erasmus Darwin, médico, naturalista, fisiólogo y
filósofo británico, que escribió sobre temas de medicina y de botánica, además
de libros de poesía, un señor que era el abuelo paterno de Charles Darwin. Erasmus
experimentó con el uso de aire y gases para calmar infecciones y el cáncer, e
investigó sobre la formación de las nubes. Se ha dicho que los experimentos del
señor Darwin sobre el galvanismo fueron una importante fuente de inspiración
para la novela de Mary Shelley. Todas estas interesantes situaciones llevaron a
plantearle a Mary Shelly un episodio que habría de vivir su personaje Víctor a
la edad de 15 años cuando vería como un rayo destruía un gigantesco roble.
Víctor también relatará su interés en construir cometas para indagar por la
electricidad en el cielo. Galvani era igualmente un anatomista que mostraba
interés por la fisiología de los nervios, y al pensar que lo que estimulaba a
los nervios era la electricidad, trató de probarlo con ancas de ranas muertas.
Las fijó con agujas de cobre a rejas de hierro, viendo como estas
experimentaban convulsiones. El anatomista italiano pensó entonces que había
descubierto una electricidad desconocida, la electricidad animal, que más tarde
sería llamada galvanismo, y no era tal, como después lo demostró Volta al
establecer que era posible producir electricidad sin los animales, creando así
la primera pila de corriente eléctrica( Ref :lapestelocablogspot.com
13 de marzo 2016: “De amores, de electricidad y de serendipia” ).
El supuesto encuentro de Víctor con el señor
Waldman y la química moderna le abriría nuevos derroteros, y el joven
investigador comenzaría a creer que su sueño creador tendría finalmente una
posibilidad. En efecto, a Waldman, Víctor le contará sobre sus autores favoritos y el
maestro no se sorprenderá ni se burló de tales teorías; al contrario, él le
dirá que es posible encontrar en esos personajes a los precursores de los
estudios modernos y estimulándole leinsistirá: “…ellos saben que los metales no
pueden transmutarse y que el elixir de la vida es una quimera, pero estos
filósofos, cuyas manos parecen estar hechas sólo para hurgar en la suciedad y
sus ojos para escrutar con el microscopio o el crisol, han hecho realmente
milagros, han penetrado hasta lo más oculto de la naturaleza y han demostrado
cómo funciona en sus escondrijos; han subido a los cielos, han descubierto cómo
circula la sangre y cómo es el aire que respiramos. Hemos adquirido poderes
nuevos, y prácticamente ilimitados, que pueden gobernar el rayo, imitar
terremotos y hasta simular al mundo invisible con sus propias tinieblas” Así
pues, el joven Víctor Frankenstein terminaría luego de muchos esfuerzos entre
cadáveres y meses de ensayos experimentales con animales, por crear el monstruo
que habría de ensombrecer su destino. “Una desapacible noche de
noviembre contemplé el final de mis esfuerzos. Con una ansiedad rayana en la
agonía, coloqué a mi alrededor los instrumentos que me iban a permitir infundir
un hálito de vida a la cosa inerte que yacía a mis pies; era ya la una de la
madrugada, la lluvia golpeaba las ventanas sombríamente y la vela casi se había
consumido… …¡Ay, ningún mortal podría
soportar el horror que inspiraba aquel rostro!”.
Maracaibo
28 de febrero del año 2017
Ver:
lapesteloca.blogspot.com del 28 de noviembre del 2016 “Visiones sobre la
literatura y el cine”.