martes, 28 de febrero de 2017

Sobre la creaciòn de "El moderno Prometeo"




Sobre la creación de “El moderno Prometeo”

Cuando se fugó de su casa con el poeta Percy Shelly, Mary tenía solo 17 años. Un año antes,  el joven Percy se había enamorado de la hija de 16 años del filósofo inglés William Godwin. Este había enviudado de Mary Wollstonecraft (1759-1797), la fallecida la madre de Mary, una brillante filósofa, quien escribió novelas, cuentos, ensayos, tratados y hasta un libro de literatura infantil. William Godwin quien se había vuelto a casar, tenía dos hijas y regentaba una librería en Londres donde recibía a menudo la visita de Percy Shelly quien estaba interesado en sus tesis anarquistas. Mary Godwin, muy pronto Mary Shelly, apenas había cumplido los 19 cuando escribió Frankenstein, el moderno Prometeo, creado en una noche de lluvia en la residencia de Lord Byron, a orillas del lago Ginebra, en Suiza. Con Mary estaba también su hermanastra Claire Clairmont embarazada de lord Byron, todos reunidos en la quinta Diodati con Percy Shelly, y lord Byron, con su secretario Polidori. Mary Shelley imaginó un científico obsesionado quien, impasible ante el poder de su ciencia, decide consagrarse a investigar la manera que le hiciese posible crear vida. Mary  imaginó a un joven a quien denominó, Víctor, un investigador cuya pasión por los misterios de la vida y de la muerte le llevarán a concebir la idea de crear un hombre. 

Así encontraremos al personaje en la Universidad de Ingolstadt, donde conversará con su primer maestro, el señor Krempe, y le hablará emocionado sobre sus lecturas de Alberto Magno, Paracelso y Cornelio Agripa, diciéndole : “Bajo la guía de mis nuevos preceptores, me inicié con la mayor diligencia en la búsqueda de la piedra filosofal y el elixir de la vida”. Le hablaría entonces al señor Krempe sobre sus lecturas de De unitate intellectus, Summa de creaturis, Summa Theologiae, De vegetalibus y De animalibus, todos ellos de su admirado autor, el erudito e ilustrado Alberto Magno. Víctor Frankenstein encontraba en Alberto Magno una doctrina que mezclaba diversos elementos sostenidos en la idea de un todo cuyas partes estaban relacionadas, pero a su vez estaba señalada por un camino metódico. Otro de sus libros en particular, era el tratado De oculta filosofía de Cornelio Agripa, lo había conocido a los 13 años y sabía que Agripa había sido médico, astrólogo, nigromante, cabalista, una especie de Fausto, y así alguien lo denominó cuando fue acusado y encarcelado por brujería, influenciado quizás por las teorías de Nicolás de Cusa y de Raimundo Lulio. Víctor entusiasmado le hablaría también al señor Krempe sobre el universo de Paracelso, vasto y complejo, el cual encerraba muchas nociones que habrían atraído la mente del joven Frankenstein. Una de las más interesantes seguramente sería la de los “homúnculos”, seres vivos creados in vitro para lo que se dice que dejó establecida una fórmula. Algunos de los textos de Paracelso, trataban fundamentalmente de la medicina como el Libro de los prólogos, y el Libro de las entidades, conformado por cinco libros que hablan de los astros y su influencia, del veneno, y de entidades naturales, espirituales y divinas. Estaba también el Libro de las paradojas sobre de las causas y los orígenes de las tres sustancias, el mercurio, la sal y el azufre y de las enfermedades que de ellas provienen. 

El señor Krempe, quien era profesor de filosofía natural, se burlaba de las lecturas de Víctor por considerar que aquellas teorías ya estaban totalmente refutadas y le dirá. No esperaba ya, en estos tiempos ilustrados y científicos, encontrar un discípulo de Alberto Magno y de Paracelso. Mi querido amigo, usted debe comenzar sus estudios completamente desde el principio”. En esa ocasión estaba presente un hombre de grandes conocimientos en filosofía natural, el cual, quien comenzó a explicar una teoría que había desarrollado sobre la electricidad y el galvanismo y Víctor supuestamente ya conocía las leyes más elementales de la electricidad. La idea que comenzará a manejar el joven Víctor es la de una esencia etérea que pudiera vivificarse con una descarga eléctrica, descarga que podría ser generada por la electricidad de los rayos, pues para introducirlo en  el tema de la electricidad y el galvanismo, Víctor ya habría tenido una experiencia con las tormentas eléctricas, y por eso, cuando la criatura que habrá de crear logrará abrir los ojos, lo hará en una noche lluviosa, la que tantas veces han reproducido, las numerosas películas sobre el monstruo de Frankenstein, una noche tenebrosa plena de relámpagos y truenos. Mary Shelley se inspiró en un médico escocés, el doctor James Lind (1736-1812) que realizaba experimentos con descargas eléctricas en animales, a quien no conoció personalmente, pero si lo conocía bien su esposo, el poeta Percy Shelley, ya que Lind había sido su tutor para las materias científicas cuando estudiaba en Eton. Mary Shelley conocía también de los experimentos de Franklin y el pararrayos sometido a prueba en 1753, y supo que James Lind, se carteaba con Benjamín Franklin.  El rayo habría de proveerla de la “chispa vital” y así haría pensar a su personaje: he aquí la tecnología que me ofrece la posibilidad de crear vida... 

Aquí cabría también pensar que Mary conocía de los experimentos que llevó a cabo Erasmus Darwin, médico, naturalista, fisiólogo y filósofo británico, que escribió sobre temas de medicina y de botánica, además de libros de poesía, un señor que era el abuelo paterno de Charles Darwin. Erasmus experimentó con el uso de aire y gases para calmar infecciones y el cáncer, e investigó sobre la formación de las nubes. Se ha dicho que los experimentos del señor Darwin sobre el galvanismo fueron una importante fuente de inspiración para la novela de Mary Shelley. Todas estas interesantes situaciones llevaron a plantearle a Mary Shelly un episodio que habría de vivir su personaje Víctor a la edad de 15 años cuando vería como un rayo destruía un gigantesco roble. Víctor también relatará su interés en construir cometas para indagar por la electricidad en el cielo. Galvani era igualmente un anatomista que mostraba interés por la fisiología de los nervios, y al pensar que lo que estimulaba a los nervios era la electricidad, trató de probarlo con ancas de ranas muertas. Las fijó con agujas de cobre a rejas de hierro, viendo como estas experimentaban convulsiones. El anatomista italiano pensó entonces que había descubierto una electricidad desconocida, la electricidad animal, que más tarde sería llamada galvanismo, y no era tal, como después lo demostró Volta al establecer que era posible producir electricidad sin los animales, creando así la primera pila de corriente eléctrica( Ref :lapestelocablogspot.com 13 de marzo 2016: “De amores, de electricidad y de serendipia” ).

El supuesto encuentro de Víctor con el señor Waldman y la química moderna le abriría nuevos derroteros, y el joven investigador comenzaría a creer que su sueño creador tendría finalmente una posibilidad. En efecto, a Waldman, Víctor  le contará sobre sus autores favoritos y el maestro no se sorprenderá ni se burló de tales teorías; al contrario, él le dirá que es posible encontrar en esos personajes a los precursores de los estudios modernos y estimulándole leinsistirá: “…ellos saben que los metales no pueden transmutarse y que el elixir de la vida es una quimera, pero estos filósofos, cuyas manos parecen estar hechas sólo para hurgar en la suciedad y sus ojos para escrutar con el microscopio o el crisol, han hecho realmente milagros, han penetrado hasta lo más oculto de la naturaleza y han demostrado cómo funciona en sus escondrijos; han subido a los cielos, han descubierto cómo circula la sangre y cómo es el aire que respiramos. Hemos adquirido poderes nuevos, y prácticamente ilimitados, que pueden gobernar el rayo, imitar terremotos y hasta simular al mundo invisible con sus propias tinieblas” Así pues, el joven Víctor Frankenstein terminaría luego de muchos esfuerzos entre cadáveres y meses de ensayos experimentales con animales, por crear el monstruo que habría de ensombrecer su destino. Una desapacible noche de noviembre contemplé el final de mis esfuerzos. Con una ansiedad rayana en la agonía, coloqué a mi alrededor los instrumentos que me iban a permitir infundir un hálito de vida a la cosa inerte que yacía a mis pies; era ya la una de la madrugada, la lluvia golpeaba las ventanas sombríamente y la vela casi se había consumido…   …¡Ay, ningún mortal podría soportar el horror que inspiraba aquel rostro!”. 

Maracaibo 28 de febrero del año 2017

Ver: lapesteloca.blogspot.com del 28 de noviembre del 2016 “Visiones sobre la literatura y el cine”.

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