domingo, 7 de diciembre de 2014

El peso de las palabras en nuestra historia patria.




EL PESO DE LAS PALABRAS 
EN NUESTRA HISTORIA PATRIA

                      “Hacer efectivo y práctico el programa de esta Revolución y demostrar ante propios y extraños que los sacrificios heroicos consumados hasta hoy, no han sido estériles, serán sin dudas ni vacilaciones, el lema de mi Gobierno. De este camino, no podrá apartarme nada ni nadie; y si por desgracia para la patria quisiera el destino que, a pesar de mi mejor disposición para hacer la felicidad de todos los venezolanos, injustificadas y nuevas conmociones viniesen a entorpecer la marcha serena de la Administración, os declaro, con la sinceridad que me es ingénita, que sucumbiré en la lucha sin desviarme una línea del camino del honor y del deber.”
Discurso del General Cipriano Castro, en 1889, al arribar triunfante a Caracas.
                   “Cada hombre dice con lo que ha hecho y con lo que hace, quien es y esta es la única credencial que al pueblo venezolano le debe importar, por lo tanto, sembrar la cizaña, el odio y la división, objetando o tratando de objetar a todo hombre que pertenezca a una clase social determinada es, sencillamente, fomentar el caos en Venezuela, la división y la inestabilidad. Venezuela no puede vivir y prosperar sino por medio de la justicia y la justicia es, nada más y nada menos que darle a cada uno lo suyo. ( … ) Uno de los aspectos más desagradables, negativos y repugnantes de la lucha política, es la facilidad con que en ella se cae en el denuesto, en la injuria y en la calumnia. ( … ) El epíteto de oligarca con un sentido denigrante, apareció en la historia de Venezuela hacia el año 1846 y fue usado con mucha malevolencia, por uno de los más extraordinarios y de los más peligrosos demagogos que este país haya producido, que fue el famoso Antonio Leocadio Guzmán. Antonio Leocadio Guzmán encontró que este epíteto, en esa forma denigrante, podía descalificar y dañar ante la opinión pública a sus antiguos compañeros y lo aplicó inmisericordemente y sin ningún sentido de responsabilidad ni conciencia, para descalificar a hombres como el Dr. José María Vargas, como Santos Michelena que fue el fundador de la Hacienda Pública en Venezuela, como todos estos hombres que  trataron de hacer de Venezuela un país, en medio de grandes dificultades, como el General Soublette, como el General Urdaneta, como Fermín Toro, que es una de nuestras mentalidades más extraordinarias y más ilustres. A toda esta gente, que es probablemente la más culta y calificada que ha desfilado en el escenario político de Venezuela, se les motejó de oligarcas y se les trató de dañar moralmente en su prestigio con este calificativo. (… ) Apartándonos de lo anecdótico… Oligarquía significa gobierno de los pocos, en este sentido, todos los gobiernos son oligarquías porque en todas las formas de gobiernos que el hombre ha inventado… siempre han sido menos los gobernantes que los gobernados. ( … ) … en ciertas ocasiones políticas surgidas en algunos países, en los cuales una minoría tradicionalmente detenta la riqueza, que es dueña de la riqueza, ejerce simultáneamente, por el poderío económico que tiene en sus manos, el poder político… ( … ) Este caso se ha dado en algunos países. ( … ) En Venezuela esto se liquidó con la guerra de la Independencia y aún más con la guerra Federal. Aquí es muy rara la familia cuya fortuna ha pasado a más de dos generaciones y, lo que es mucho más raro todavía, por lo menos en los últimos ochenta o cien años, aquí nunca se ha dado el caso de que un grupo de hombres tradicionalmente ricos, de familias poderosas económicamente, hayan designado al Presidente de la República y hayan controlado el poder. Lo ocurrido es todo lo contrario. Si uno mira la lista de los Presidentes de Venezuela, en su inmensa mayoría han sido hombres de extracción muy modesta y en torno a ellos ha tratado de estructurarse una oligarquía sui géneris, es decir, no es que el poder del dinero ha tratado de conquistar el poder político, sino que el poder político, alcanzado generalmente por el uso de las armas, ha tratado de convertirse, a su vez, en poder de dinero por medio del peculado y de los negocios, es decir, ha tratado de crearse una oligarquía adventicia en estos regímenes, oligarquía que generalmente ha durado lo que el régimen y ha desaparecido con él. ( … ) Lo que nosotros necesitamos aquí, no es llamar enguerrillada y odiosamente oligarca a todo hombre capaz de administrar, trabajar o de producir, para pretender con eso descalificarlo políticamente…”
Palabras expresadas públicamente en la televisión por Arturo Uslar Pietri en noviembre del año 1963.

                    “Quizás no debamos alterarnos por cierta gritería, o impaciencia, o simple estallido de malos humores, que a veces se pretende disfrazar de libertad democrática.  Porque dejamos de aprender “urbanidad y buenas maneras” en el clásico y deleitoso libro de Don Manuel Antonio Carreño, muchas gentes andan atropellándose por las calles, aullando su zozobra y angustia desde las sirenas de  los automóviles, vertiendo sobre los transeúntes granizadas de insolencias y quizás pensando- con algún grupo de fanáticos- que las cosas irán muy bien para ellos cuando puedan cortarle la cabeza a quienes envidian o no veneran los mismos mitos. ( … ) En una nación rica y violentamente rejuvenecida por la creciente explosión demográfica, penetran las místicas y propagandas de quienes desean comprometernos en las agrias querellas de poderío mundial, disfrazado de ideología; en el maniqueísmo intolerable y esquemático de la época en que unos son los réprobos y otros los bienaventurados. La simplificación propagandística hace que gentes, aun con título universitario, piensen con los mismos lemas, con los mismos “slogans” elementales que se aplicarían a la venta de un jabón o una panacea. De la cultura de los “pensadores” parecemos marchar a una vergonzante cultura de los “locutores” que impondrían como dogma su anuncio petrificado. Hay estudiantes que no estudian, hijos malcriados de la Autonomía universitaria, que se preparan escoteros de la cabeza para una mesiánica revolución en la que la cólera se desposará con la holgazanería. Y ellos llaman Revolución al quebranto de toda norma moral, la aventura y el caos emotivo, el peligro y el desafío autónomos como el de los protagonistas de la vieja novela picaresca española que contra toda permanencia, organización, y seguridad, alzaron su estandarte de vida realenga. ( … ) No es ningún pleonasmo decir que todavía falta en nuestro proceso democrático una pedagogía de la Libertad, que no se torne esta en derecho unánime al grito y al frenesí, sino practique el diálogo y el respeto a las diferencias. El fanatismo y la cultura rudimentaria de algunos furiosos, nos asedia con sus mitos verbales, y los epítetos de la lucha, dejan de ser palabras para tornarse en los ídolos corporizados de la superstición, el odio o el prejuicio.”
Palabras de Mariano Picón Salas, con motivo de la creación del Instituto Nacional de la Cultura, que fueron leídas el 18 de enero de 1965, días después de su fallecimiento el 1 de enero de ese año.

                “Dos terceras partes de la población venezolana se encuentran al margen del buen trato, ajenos a los más preciosos dones de la vida. Sin embargo pretendemos pedirles o imponerles que permanezcan quietecitos, callados, esperando resignados, mientras los demás gozamos de todos los lujos, hartaduras y excesos. La desigualdad engendra odios y rencores, de lo cual, si hemos de ser justos, es culpable absolutamente la tercera parte que detenta todo el bienestar de la existencia. Cuán próspero y armonioso sería vivir en Venezuela si la justicia social se extendiera a todos los estamentos de nuestra sociedad. ( … ) Antes constituíamos un  país rural, pobre, trabajador, en relativa paz ecológica, pues aun cuando contaminábamos en pequeña magnitud, la naturaleza era capaz de regenerarse por si sola, gracias a lo cual el ambiente no se degradaba. Esta era una Venezuela bucólica, pastoril, virgiliana. ( … ) Hoy por lo contrario, en esta Venezuela endopetrolera, los hechos son muy distintos, pues ha cambiado totalmente el sistema de vida. Abandonamos el campo. Dejamos de ser rurales para transformarnos en un país predominantemente urbano, exportador de petróleo e importador de todo lo que antes producíamos, fundamentalmente, alimentos. (… ) Toda esa gente que poblaba nuestros campos y las poblaciones rurales asumieron su destino y se vinieron a las ciudades a jugarse el todo por el todo, porque ya ellos son dueños de si mismos y nada ni nadie volverá a reducirlos. No se conforman con un estrecho apartamento ni con una escalera tal como se les promete en tiempos de elecciones para robarles el voto.  Ahora quieren más, no como caridad, sino como bienes de la vida y debemos saberlo de una vez por todas que si no se lo concedemos por las buenas mediante una inteligente política progresiva, llegará el día en que lo tomen a la fuerza, con todos los riesgos de la violencia. ( … ) Se trata más que de hacer justicia, de darle a cada quien lo que le corresponde. Tratar de no comprender esta elemental verdad es cerrarse a la evidencia y hacer la de la avestruz.( … ) Toda esta serie de reflexiones y señalamientos no obedecen a pesimismos sino a un sano deseo de hacer comprender que el tipo de desarrollo que hemos adoptado nos está arrollando: que vamos por un mal camino, que estamos a la deriva de un mar proceloso. Este desarrollo a espaldas de los mejores intereses de los seres humanos y en beneficio solamente de los especuladores, es un error que tiende a culminar en un colapso general y que está destruyendo los mejores valores del hombre y de la nacionalidad. ( … ) … con ese magnífico aporte de las dos terceras partes de la población venezolana a que alcanza el número de la gente yacente, de la gente postergada, es como Venezuela, ya sin lastre social, podrá echar a andar decididamente por los caminos del progreso y del desarrollo. ( … ) Esas dos terceras partes de nuestra población las incorporamos para una Venezuela feliz, o será un creciente lastre de injusticia, descontento y rencor que constantemente y en proporción creciente, constituirá un impedimento de zozobra y constante alteración social. ( … ) La promoción del hombre, integralmente considerado, es lo que puede salvarnos. Orientemos nuestros pasos en ese sentido.”
Palabras expresadas por Francisco Tamayo, orador de Orden en el Congreso Nacional, hace casi 24 años, en junio de 1980, en el Día Mundial de  la Salud.

                       “La inoperancia de los órganos políticos del Estado de carácter representativo, cuyas brevísimas sesiones son más bien ocasiones para el despliegue de la riqueza folklórica nacional y cuyo papel es aprobar –por unanimidad por supuesto- lo que los órganos ejecutivos del estado y el Partido han resuelto, no permite a la colectividad controlar los actos de sus gobernantes... ( … ) En estas condiciones, se comprende por qué adquieren tanta prominencia los organismos policiales y porqué hegemonizan a todos los demás órganos del Estado. El poder no tiene canales de información más eficaces que los servicios secretos, que como es lógico, refractan la información, es decir, la distorsionan, al mismo tiempo que contribuyen a la creación de un clima general de paranoia. Si en los países capitalistas la policía es prácticamente un Estado dentro del Estado, el los países del socialismo existente casi se podría decir que es el Estado. ( … ) Si alguna convicción hemos adquirido es la de que el ejercicio del poder del pueblo en condiciones no capitalistas, es imposible sin la existencia de libertades e instituciones democráticas. ( … ) El más eficaz mecanismo de anulación del poder del pueblo en el modelo soviético de socialismo, es precisamente la fragmentación de la sociedad. Reducir el ejercicio de la condición ciudadana… …negando a los ciudadanos la visón global de los problemas del país y haciendo imposible la aspiración hegemónica de la clase obrera, impidiendo la generalización de los problemas y los debates, bloquea la conformación de una opinión pública, despolitiza progresivamente al país y hace de la disidencia un fenómeno perfectamente localizable y fácil de reprimir. ( … ) Por esto es que importa tanto que los partidos revolucionarios en lucha por el poder produzcan una reflexión en torno a las cuestiones de su democracia interna. La larga tradición del centralismo democrático versión Stalin, no es ajena, sin duda, a la fácil propensión hacia las soluciones no democráticas y autoritarias que caracterizan a tantos militantes de la izquierda.
Palabras textuales de Teodoro Petkoff en su ponencia “Del Socialismo Existente al Nuevo Socialismo” leídas el 26 de mayo del año 1981.

Las similitudes entre estas situaciones planteadas, y la pesadilla histórica que hemos estado padeciendo los venezolanos, nos obligan a hacer introspección sobre nuestro pasado y a reflexionar con seriedad sobre el futuro que queremos para nuestro país. Sin duda alguna, al examinar los acontecimientos actuales, resulta fácil mostrar lo impresionantemente cíclica e irreversible que es la historia patria. Proponemos una buena manera de entender estos fenómenos sociopolíticos, precisamente a través de la revisión de algunos de estos retazos verbales, pues creemos en el poder de las palabras y en el peso de la verdad. El examen de algunas manifestaciones públicas, expresadas en diferentes momentos de sus vidas, por ilustres venezolanos durante el pasado siglo XX nos indican que estamos viviendo en un país real, y que esta, la actual, no es una pesadilla surrealista, ni hemos llegado a ella como un equívoco. Existen causas y quizá enfrentamos consecuencias, pero con el don de la palabra y adheridos a la verdad podremos enrumbar nuestra historia. Las palabras dichas por varios personajes de la vida nacional, las hemos tomado de sus discursos, publicados por Federico Pacanins y por Carlos Fernández Cuesta en el libro “Selección de Discursos Venezolanos del Siglo XX”, en la Colección Econoinvest, editada el año 2001.

Jorge García Tamayo.

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