La evolución
humana u hominización es el proceso de evolución biológica del Homo sapiens
y el estudio de dicho proceso requiere un análisis interdisciplinar en el que
se aúnen conocimientos procedentes de diversas ciencias como genética,
antropología física, paleontología,
estratigrafía,
geocronología, la arqueología,
la lingüística y otras.
Los científicos han estimado que
las líneas evolutivas de los seres humanos y de los chimpancés se separaron
hace entre 5 y 7 millones de años. A partir de esta separación continuó la
ramificación en nuevas especies, todas extintas actualmente a excepción
del Homo sapiens. El término «humano», en el contexto de su evolución,
se refiere a los individuos del género Homo. Sin embargo, los
estudios de la evolución humana incluyen otros homininos,
como Ardipithecus, Australopithecus,
etc.
Se ha dicho que “El Niño de Taung” es una de las piezas
más importantes para entender los orígenes de la humanidad. Este cráneo descubierto
en 1924 en Taung, Sudáfrica, pertenecía a un Australopithecus africanus, una especie que vivió hace 2,5 millones
de años…
Lo más sorprendente de esta
historia es que el niño del que hablamos, tenía tan solo 3 años al momento de
su muerte. Desde el hallazgo del cráneo y por muchos años se pensó observando
las marcas detectadas en el cráneo, que había sido víctima de un tigre dientes
de sable, pero estudios más recientes revelaron un desenlace inesperado: el
niño fue atacado por un águila gigante.
Las marcas en las cuencas oculares
del cráneo coinciden con las garras de esta rapaz prehistórica, mostrando cómo
nuestros ancestros, incluso en sus primeros pasos evolutivos, enfrentaban
peligros desde el cielo. Un hallazgo
que no solo revela la fragilidad de nuestros ancestros, sino también la
compleja interacción con su entorno. ¿Quién diría que uno de los predadores más
temibles para un joven Australopithecus volaba
por los cielos?
Mientras sabemos ahora de
la existencia de un niño, quien ha sido bautizado como el Niño de Taung denominación popular creada para hacer referencia
al fósil de
este cráneo infantil
de Australopithecus africanus hace
nada menos que 2,5 millones de años en una lejana antigüedad, encontrado
en Taung (Sudáfrica)
en el año 1924.
El fósil fue extraído de una roca
en la que se encontraba incrustado y fue hallado por la antropóloga Josephine
Salmons, quien en ese momento era una estudiante de antropología de
la Universidad de Witwatersrand. Josephine
Salmons, se lo mostró a su
profesor Raymond Dart, quien rápidamente lo tomó como
objeto de estudio en la universidad. El espécimen es excepcional por las
partes conservadas: un cráneo y mandíbula y
un molde interno de la caja craneal (endocráneo).
Este individuo era niño y tenía todos los dientes de
leche cuando ya le estaban terminando de salir las muelas definitivas (en nuestra especie las
primeras muelas aparecen a los 6 años y en los chimpancés a
los 3); se piensa que tenían un crecimiento similar al de los chimpancés, por
lo que la muerte le sobrevino al niño de Taung sobre los 3 años.
El descubrimiento fue publicado por Dart, profesor
de neuroanatomía de la Universidad de Witwatersrand de Johannesburgo,
el 7 de febrero de 1925 en la revista Nature. Se considera que el hallazgo de este fósil infantil dio lugar al nacimiento de
la paleontología humana moderna.
El espécimen comprende la mayor
parte de la cara y mandíbula con los dientes y un molde interno de la caja
craneal, excepcionalmente conservado. Su edad es estimada en 2.5 millones de
años. Originalmente se pensó que era un mono o simio, pero Dart se dio cuenta
de que el cráneo pudo estar posicionado directamente sobre la espina dorsal,
indicando una posición erguida. Este es un rasgo visto en humano, pero no en
otros primates.
Se cree que el niño de Taung tenía cerca de tres años al momento de su muerte.
Era una criatura bípeda de 105 cm y pesaba entre 9 a 11 kg aproximadamente.
Tenía una capacidad
craneal de 340 c.c. y vivió principalmente en una
hábitat de sabana.
Al examinar el fósil es comparable con el de un niño de 9 años de edad,
sugiriendo que A. africanus tenía una tasa de crecimiento en
la adolescencia más similar a los chimpancés (género Pan)
que a los Homo
sapiens modernos. Sin embargo, en especies
intermedias como Homo
ergaster y Homo
erectus se piensa que tenían tasas de crecimiento
intermedias entre los humanos modernos y los simios. Esta conclusión se ha
basado principalmente en el fósil del niño de Turkana descubierto en
1984.
El niño de Turkana llamado tambien niño de Nariokotome es
el fósil KNM-WT
15000 (cifra del Kenya National Museum-West Turkana); es un esqueleto casi
completo de un joven homínido que falleció entre los 11 y 12 años de edad,
hace aproximadamente 1,6 millones de años (inicios del Pleistoceno).
El esqueleto fue descubierto el 23 de agosto de 1984 por Kamoya Kimeu,
del equipo de paleoantropólogos que dirigía Richard
Leakey.
Fue a principios de 2006 cuando se anunció que el niño de Taung, probablemente murió por el ataque de un águila o un ave predadora grande similar a esta, una conclusión que se llevó a cabo al notar las similitudes de las lesiones del cráneo y órbitas oculares presentes en el fósil, con las infligidas a los primates modernos que son muertos por águilas y esta es la razón para haber colocado hoy este articulo el blog lapesteloca.
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