El
Peñón de las Ánimas
El Peñón de las Ánimas es una película mexicana de drama romántico estrenada en 1943, protagonizada por Jorge Negrete y por María Félix, bajo la dirección y guion de Miguel Zacarías, con música de Manuel Esperón y fotografía en blanco y negro de Víctor Herrera. La película marcó el debut cinematográfico de quien con los años se convertiría en la legendaria La Doña. La filmación estuvo llena de rencillas con su coprotagonista, Jorge Negrete, debido a que este había solicitado, en vano, a su entonces compañera sentimental Gloria Marín como su compañera... Diez años después, Félix y Negrete se casarían.
El lugar donde se grabó la película fue el pueblo de “el Peñón de los Baños”, a un costado del Cerro del Peñón, ubicado en la ciudad de México donde hoy se encuentra el aeropuerto Benito Juárez: en aquel entonces esa zona era rural. La Banda sonora incluyó, entre otras, la variación XVIII una inversión del tema original de Niccolò Paganini) de la Rapsodia sobre un tema de Paganini, de Serguéi Rajmáninov. El argumento relata una antigua rencilla familiar. El cineasta Zacarías no descuidó los detalles y recurrió a compositores clásicos para reforzar musicalmente el tono del drama. Las partituras de Tchaikovsky, Beethoven, Paganini y Chopin se hacen cargo de ello con los arreglos y el acompañamiento de Manuel Esperón.
Negrete interpreta los temas Cocula, Mujer, abre tu ventana, El mexicano y Esos altos de Jalisco con el característico toque sinfónico de las composiciones de Esperón, mientras que el Trío Calaveras canta en solitario La Maceta. Fue la primera película en la que el famoso trío de mariachis actuó con el Charro Cantor y a partir de entonces se volvieron casi en inseparables.Será en la hacienda de Dos Peñas, Jalisco, donde el terrateniente don Braulio Valdivia le recuerda a su nieto Felipe y a Manuel que deben acabar con Fernando, el último de los Iturriaga; pero transcurrirán los días mientras urden el plan y llegará de España la bella María Ángela, la hermana de Felipe y novia de la infancia de Manuel, con quien consumará un matrimonio arreglado... La joven se enamora de Fernando, pero se compromete con Manuel para evitar el derramamiento de sangre. Peleas, fiestas y serenatas serán parte del repertorio folklórico de una trágica historia. Jorge Negrete interpretó el rol de Fernando Iturriaga y María Félix como María Ángela Valdivia, con Carlos López Moctezuma como El señor Valdivia y René Cardona como Manuel.
La película fue considerada como una versión tropicalizada de Romeo y Julieta y calificada igualmente por la prensa especializada como un western mexicano. Según comentó el escritor Carlos Monsiváis El peñón de las ánimas fue un “melodrama que llegó para quedarse”. La primera de las razones fue que mostró el encuentro de que la sonorense María de los Ángeles Félix -como pidió aparecer en los créditos- era apenas una veinteañera y debutaba en el cine con el estelar Jorge Negrete. María Félix, la futura diva de México, y Jorge Negrete, el Charro Cantor con sus interpretaciones de María y Fernando, cuyo amor surgió con las divergencias iniciales. Los nervios de María Félix, que debutaba hacían la situación ingobernable. Mientras Jorge era ya una figura famosísima, María Félix no estaba ni siquiera segura de continuar en el cine y el set de rodaje se convirtió en un campo de batalla.
-“Tengo una curiosidad. ¿Con quién se acostó usted para que le dieran el estelar?”, le preguntó Jorge Negrete a María Félix mientras ensayaban la escena del baile de El peñón de las ánimas. -“Usted tiene más tiempo en este negocio, así que debe saber bien con quién hay que acostarse para ser estrella”, le respondió la actriz con la misma altanería que se lo había preguntado su pareja en el film (1993). Acababan de empezar a trabajar en esta cinta de Miguel Zacarías y la cosa no podía ir peor. -“Quiero advertirle algo: yo no necesito hablar con usted para nada. Me resulta muy antipático y no quiero que me dirija la palabra fuera de escena. Déjeme trabajar en paz”, le pidió la inexperta intérprete quien sólo necesitaría dos películas más, María Eugenia y Doña Bárbara, ambas de 1943, para erigirse en el gran mito femenino de la época de oro del cine mexicano.
En 1942, cuando afrontó El peñón de las ánimas, la cinematografía nacional estaba en plena ebullición, y entonces Zacarías quiso aportar nuevos rostros a la cinematografía del país. No aceptó poner como pareja de Negrete a Gloria Marín, como era el deseo del actor, aunque después los dirigiría juntos con muy buenos resultados en Una carta de amor. Al rodar la película, Zacarías contaba ya en su haber con una decena de títulos, y llegaría a dirigir 51, además de escribir los guiones de más de 70 y producir 71 cintas en toda su carrera. En 1931 pasó un año en Estados Unidos estudiando fotografía, escenografía y arte dramático en la Universidad de Columbia. Cuando le concedieron a Miguel Zacarías la Medalla al Mérito Cinematográfico en 2001, recordó que quienes crearon el cine sonoro mexicano no conocieron la fatiga ni las palabras de desmayo y desaliento, y que les empujó en su tarea la “necesidad de dar salida a un hervor que bullía en nosotros, el anhelo de realizar un sueño: que México tuviera expresión de imagen y voz ante el mundo”. La historia de Romeo y Julieta se prestaba mucho a ser rodada en aquel ambiente y si de algo no carece El peñón de las ánimas es de escenas melodramáticas capaces de mantener en un vilo constante a los espectadores.
María Félix llegaría al cine de forma casual hasta que Zacarías vislumbró sus posibilidades, encargándose de darla a conocer en los ambientes artísticos. En sus memorias, La Doña insistiría en lo mal que lo pasó porque descubrió que no sabía interpretar y que aquello era un oficio que si quería dedicarse a él, tenía que aprender. “Fueron semanas durísimas para mí -confesaría la actriz-. En primer lugar era una improvisada y me faltaba disciplina. Tartamudeaba, no sabía para dónde moverme, la cámara me daba miedo”... Cual Pigmalión, Miguel Zacarías se dispuso a hacer de ella una actriz. No fue una tarea fácil y requirió de mucho esfuerzo por parte del director ya que la arrogancia e insolencia de la actriz no ayudaban a ello. En la biografía de María Félix escrita por Paco Ignacio Taibo I, relata como opinaría Zacarías, viendo como la la actriz “se convirtió, al igual que Jorge Negrete y que Cantinflas, en estrella, que es muy diferente a ser actor. María Félix era medio tartamuda, pero yo moldeaba a los actores”.
Se ha dicho que El peñón de las ánimas es quizá “la única obra aceptable” de toda la carrera de Miguel Zacarías. La afirmación no deja de ser un tanto exagerada y extremista, porque Zacarías ofreció a los espectadores un cine espectáculo cargado de emociones, pero Carlos Monsiváis y Paco Ignacio Taibo I, fueron muy críticos con el film que “no está muy lejos de María de Jorge Isaacs; de Amalia, de José Mármol, o de Clemencia de Ignacio Manuel Altamirano”. Al margen de estas apreciaciones críticas, el éxito de la película en taquilla resultó incontestable. Yo no olvido un comentario escuchado en mi infancia entre unos familiares que hablaban de una pareja que se decían al a ver la película, reiteradamente: “vamos a darnos un peñonazo”…
Maracaibo, lunes 14 de diciembre, 2020
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