jueves, 21 de noviembre de 2024

De Pedro Páramo

            Después de leer un breve reportaje de la Revista Literaria “La Noche de las Letras, quisiera             complementar su lectura con algunas breves palabras alrededor de la relectura de la novela         “Pedro Páramo” del escritor y guionista mexicano Juan Nepomuceno Carlos Pérez Rulfo Vizcaíno     (Juan     Rulfo).

Juan Rulfo nació en Sayula, Jalisco, México, en mayo de 1917 a finales de una revolución en la que moriría más de un millón de personas. Cuando Juan tenía seis años, su padre Juan Nepomuceno Pérez Rulfo, fue muerto a balazos en medio de la plaza del pueblo. Al parecer Juan Rulfo heredó la tristeza de su madre María Vizcaíno Arias, quien solía contarle a su hijo historias de otras tierras mejores y desconocidas, del mar y de los muertos que deambulaban buscando sosiego; así, fue como el muchacho creció escuchando esos relatos que transformaría en frases dolorosas.


Rulfo afirmaría que “de los seis a los doce años sólo vi muertos en mi casa. Asesinaron a mi padre, a los hermanos de mi padre, a mis abuelos: era una casa enlutada”. Juan creció como un niño, desconsolado que se refugió en los libros. Juan Rulfo fue un narrador que parecía estar escondido detrás de las letras. Pedro Páramo” se publicó en 1955, dos años después de los relatos de “El llano en llamas”. En el arranque de la novela, Juan Preciado promete a su madre en el lecho de muerte ir en busca de su padre, Pedro Páramo, un pequeño cacique pueblerino a quien no conoce. “El olvido en que nos tuvo cóbraselo caro” le diría ella, y Juan partió hacia Comala, un pueblo mítico que es el verdadero protagonista de estas páginas.

Allí, en Comala, será envuelto en una tierra vieja que está sobre las brasas de la tierra, “en la mera boca del infierno”, se encontrará con las voces de la memoria de personajes de ensueño, que irán tejiendo una historia de deseos y pasado, de muertos y visiones irreales, que abarca desde mediados del XIX a las revueltas cristeras de comienzos del XX. Anclada en terreno firme, la novela se dispara en múltiples direcciones rompiendo el tiempo, confundiendo realidad y alucinación, fundiendo violencia y lirismo con sus conversaciones entrecortadas. Entre espectros, la desolación de Comala hace realidad ese “valle de lágrimas” que compone la geografía universal del dolor, llena de ecos, violencia y aire envenenado.


Netflix ha adaptado la novela de Rulfo "Pedro Páramo" al cine y muchos albergaron dudas de que los cineastas se apegaran a la obra de Rulfo. Yo en particular, al ver la película quede sorprendido con esta adaptación de Pedro Páramo que para algunos ha parecido una joya ya que denota un enorme esfuerzo por apegarse a la obra literaria, no solo en los diálogos, sino por la particular e increíble atención al detalle en algunas de las escenas.


El mundo y el submundo de la novela de Juan Rulfo, con sus voces de aquí y del más allá, están en una dimensión donde todo es uno solo, donde se juntas las fronteras. Ese universo literario poblado de murmullos y trasiegos de la vida salidos del corazón, está habitado de silencio, resentimiento, orfandad sentimental y existencial, dolor ante la ausencia, despecho y desencuentro de distintos amores.

Al mostrar en imágenes cómo se resquebrajan ilusiones, buenos propósitos y el alma de las personas hasta desmoronarlas, para una recreación visible de Comala, el territorio ficticio donde transcurre la historia, hay momentos convincentes, pero hay tantos otros elementos que intentando sobresalir se eclipsan, se solapan las imágenes con la voz narradora, la atmósfera y la música… No es fácil de trasladar todo esto al mundo audiovisual.

La película de Netflix, es llevada al cine por el reconocido director de fotografía mexicano Rodrigo Prieto, con guion del español Mateo Gil y en los papeles principales Manuel García-Rulfo (Pedro Páramo), Tenoch Huerta (Juan Preciado), Ilse Salas y Mayra Batalla. La ópera prima de Rodrigo Prieto es muy fiel a la novela de Juan Rulfo, y sin perder los anacronismos, por momentos se enreda en una trama con demasiados desvíos


La adaptación del clásico de la literatura mexicana ‘Pedro Páramo’ en la plataforma de Netflix llevada al cine por Rodrigo Prieto, ha dividido a la crítica internacional, al ser señalada por algunos como poco arriesgada mientras otros medios como The New York Times, El País, The Guardian, y La nación de Argentina, ven en el filme la posibilidad de que quienes no han leído la novela se interesen en la historia relatada y se acerquen a ella.


Jorge Prieto como mexicano, decidió debutar en la dirección de cine, con el aval de ser un prestigioso director de fotografía de películas donde ha mostrado su talento para diferentes registros como Amores perros, Babel, Brokeback Mountain, Los lobos de Wall Street, Argo, Barbie o Los asesinos de la Luna. La fotografía pasará a ser, por consiguiente, una de las grandes cualidades de este Pedro Páramo.


Estará planteado el dilema de siempre: fidelidad al libro, versión libre o traición al texto original para extraer su esencia y adaptarla al lenguaje audiovisual y serle fiel de esa manera. El tempo inicial de la adaptación precisamente por su lentitud para no entrar en la dinámica del vértigo es favorable y en la segunda parte, el contexto político y social de la época y la cultura de creencias populares ayudan a entender mejor la situación.


El mundo y el submundo de la novela de Juan Rulfo, con sus voces de aquí y del más allá, están en una dimensión donde todo es uno solo, se juntas las fronteras y ese universo literario poblado de murmullos y trasiegos de la vida salidos del corazón, está habitado de silencio, resentimiento, orfandad sentimental y existencial, dolor ante la ausencia, despecho y desencuentro de distintos amores. Todo esto no es fácil de trasladar al mundo audiovisual.

Con algunos extractos de la crítica internacional trataremos de completar el rompecabezas de la puesta en escena de ‘Pedro Páramo, de Jorge Prieto.

1-“La película de Rodrigo Prieto sólo se puede apreciar si uno sabe que cuando vaya al cine, en lugar de sentarse a ver una historia, se va a sentar a recibir un bombardeo de murmullos. (…) ¡Es un machetazo que va directo al alma! Lo más increíble es que al final uno acaba liberado, como pasando a otra dimensión, como los personajes de este monumento fílmico que, por cierto, son muchísimos, todos interpretados con una maestría excepcional”. Alvaro Cueva: Milenio (México).

2-Prieto y Gil conforman un interesante tándem para una versión sorprendente en su escritura, mucho más atenta a la forma original de la obra que las dos anteriores adaptaciones. Con ese material, Prieto ilustra la compleja estructura de tiempo suspendido y voces mecidas por el viento de la novela, pero, por desgracia, ese cuidado se queda en la mera traducción, sin proponer un lugar propio, lo que acaba desbaratando la posibilidad de una lectura audiovisual de más calado. Solo siendo profundamente personal el director habría podido arrojar luz sobre una obra tan universal”. Elsa Fernández-Santos: El País (España).

3- “La multiplicidad abruma gradualmente a esta versión. No pasamos suficiente tiempo con el capataz de Páramo, Fulgor (Hector Kotsifakis), la mendiga convertida en proxeneta Dorotea (Giovanna Zacarías) ni con ningún otro personaje como para comprender por completo lo que representan en este fresco de degradación espiritual. Y un Manuel García-Rulfo con poco poder, parece ser inadecuado para el papel del agujero negro que está en el centro; captura la triste ausencia de Páramo, pero no su lado autocrático y desenfrenado. Curiosamente, dada la perspicacia visual de Prieto, la película también es un poco insulsa visualmente, salvo por un prólogo llamativo que comienza con la cámara hundiéndose en las entrañas de la tierra. Pero la historia tiene suficiente poder residual para ofrecer una noche oscura del alma mexicana”. Phil Hoad:The Guardian (Inglaterra).  

4- Las preguntas existenciales que atraviesan la obra de Rulfo son las que quizás nunca pueden responder Prieto y su guionista Mateo Gil. La escrupulosa adaptación, fiel incluso a los parlamentos y evocadora de la compleja relación de tiempos, pierde algo de la magia y la grandeza de su coterráneo. Paula Vázquez Prieto  La Nación (Argentina).

5- “Resulta curioso, entonces, que la nueva adaptación de Netflix, dirigida por el director de fotografía Rodrigo Prieto, sea una obra más bien ortodoxa. Si bien este texto rico y metafísico podría haber cobrado vida en una abstracción onírica, Prieto y su guionista, Mateo Gil, se conforman en cambio con un western de prestigio en tierra firme: serio, atractivo y poco inspirador. (…)  Una imagen puede valer más que mil palabras, pero con más de dos horas de duración, esta adaptación visual de la única novela de Rulfo divaga sin mucho que decir”. Natalia Winkelman: The New York Times (Estados Unidos),

En Maracaibo, el jueves 21 de noviembre del año 2024

 

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