“Elon Musk quiere insertarte este microprocesador en el cerebro”…
Aunque
esta parezca ser una típica histericoide -“frase
de Maduro”- es Alexia Columba
Jerez, quien nos lo dice ahora, ella es periodista de ABC, España, y el pasado martes 13 de
este mes (agosto -2024) al hablar
sobre el proyecto de La Universidad de
Tianjinen, nos informaría que en China, manejan el estudio de un robot con
un “minicerebro
humano” que podría conducir al desarrollo de una inteligencia híbrida
humano-robótica.
Los investigadores
chinos según informaba South China
Morning Post, están consiguiendo un robot al que le están enseñando
diversas tareas progresivamente
más complejas, tales como agarrar objetos, seguir objetivos o evitar
obstáculos, y sus creadores, lo describen como el “primer sistema inteligente de interacción de información compleja
cerebro-en-chip de código abierto del mundo”.
La Universidad de Tianjin considera este proyecto dirigido al desarrollo
de una inteligencia híbrida humano-robótica,
se logrará utilizando un sistema de código abierto que se llama MetaBOC (BOC es cerebro-en-chip en inglés) y pretende a futuro emular al cerebro, e ir más allá, para ser
más eficiente que los ordenadores más avanzados conseguidos hasta
el momento.
Según “Science Alert”, en
comparación con el consumo de la inteligencia artificial de GPT-3, la mente humana opera 86
mil millones de neuronas usando
solo 0,3 kilovatios/hora. Se están dando a conocer estos datos cada
vez más meritorios como trabajos en bioinformática, y para los investigadores
chinos, estos son los primeros pasos en la idea
de poder seguir avanzando en el objetivo que se han trazado y que consiste en reubicar células cerebrales humanas en
cuerpos artificiales.
En
'New Atlas' señalan que las
posibilidades de la bioinformática se abren en la medida en que nuestras
neuronas perciben el mundo y actúan en él, hablando el mismo lenguaje que las
computadoras: es decir usando señales
eléctricas. “Y las
células cerebrales humanas, cultivadas en grandes cantidades en chips de
silicio, pueden recibir señales eléctricas de una computadora, intentar
interpretarlas y responder”. Sin embargo, en ese proceso hay una serie
de desafíos que afrontar como el de, inicialmente mejorar la capacidad para mantener a los organoides vivos el
mayor tiempo posible, lo que supone
conservarlos a una temperatura adecuada, hidratados, con un suministro
suficiente de alimentos y a salvo de gérmenes.
Hay que matizar
que, a pesar de que se han hecho virales, unas ciertas imágenes proporcionadas
por los propios científicos chinos, éstas representaciones, en realidad, se
corresponden con “diagramas
de demostración de futuros escenarios de aplicación”, una manera de
decirnos que estos son tan solo, resultados muy preliminares.
Concretamente, estos “organoides cerebrales” parten de células madre pluripotentes humanas. Dicho
esto, así a secas, resulta algo complejo, pero dicho en términos generales
son las células que normalmente se encuentran en el interior de embriones
tempranos, las cuales sabemos que
pueden dar lugar a diferentes tejidos del cuerpo, como, por ejemplo,
a los tejidos neuronales.
Los científicos de la Universidad
de Tianjin en su estudio publicado en la revista Brain of Oxford University Press,
explican que cuando estas células se injertan en el cerebro, pueden
establecer conexiones funcionales con el cerebro anfitrión. De ahí que este
notable paso también ofrece varias posibilidades favorables.
El equipo de científicos en su artículo dice haber desarrollado una
técnica para emplear ultrasonidos de baja intensidad, que ayudarían a
los organoides a integrarse mejor dentro
del cerebro huésped. Lo que se traduce, según destaca el trabajo, en que
esta técnica podría conducir a nuevos tratamientos para trastornos del
desarrollo neurológico y para reparar daños en la corteza cerebral.
Los trasplantes de organoides cerebrales se consideran una
estrategia prometedora para “restaurar
la función cerebral reemplazando las neuronas perdidas reconstruyendo
los circuitos neuronales”. Llegaron a comprobar este fenómeno en un
ratón con microcefalia (debida un trastorno congénito en el cual la cabeza es
mucho más pequeña que lo normal). Al tratarlo con ultrasonidos observaron que
mejoraban sus defectos neuropatológicos. Este tratamiento con ultrasonido de
baja intensidad no invasivo también sería de ayuda en la computación ya
que favorecería la formación y maduración de las redes neuronales.
Otros proyectos
más recientes fueron, el desarrollado por la compañía suiza “Final Spark” que presentó 16 minicerebros cultivados en un laboratorio a partir de células madre neuronales
humanas -integrados en una interfaz- las cuales eran capaces de aprender y
procesar información. Existe también el caso de la investigación que conectó
neuronas a circuitos eléctricos para crear
un dispositivo capaz de reconocer la voz. En el campo concreto de los robots, fueron
científicos japoneses los que hace poco injertaron
piel humana viva en la cara de un robot para mejorar su capacidad de expresar
emociones de forma más realista.
En el ámbito de la
bioinformática existe el proyecto DishBrain de
la Universidad Australiana de Monash,
donde en 2022; los investigadores cultivaron 800.000 células cerebrales en un chip y luego las situaron en un
entorno simulado. Así vieron cómo mediante señales eléctricas que emitían
los electrodos del plato en el que habitaban, les orientaba para “dar un
raquetazo”. De esta forma aprendieron a jugar al ping pong virtual, en tan
solo unos cinco minutos. Los científicos observaron que cuanto más jugaban - mejores resultados
obtenían en el juego. El proyecto llegó a recibir financiación del ejército
australiano y originó la empresa Cortical
Labs.
Consiguiendo un
robot al que le están enseñando diversas tareas progresivamente más
complejas, según informaría el South
China Morning Post, lo describen como el “primer sistema inteligente de interacción de información compleja cerebro-en-chip
de código abierto del mundo”. La Universidad de Tianjin considera que este
proyecto podría conducir potencialmente al desarrollo de una inteligencia
híbrida humano-robótica.
El trabajo del que ahora hablamos pretende dejar obsoletos a los chips
de silicio tal como tradicionalmente se concibieron, pero también indica que la biocomputación viene pisando cada
vez más fuerte y avisándonos que para China se ha convertido en una de sus
prioridades.
Maracaibo, viernes 16 de agosto del año 2024
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