“Los
pueblos que olvidan su historia están condenados a repetirla”. A la luz del planteamiento
psicoanalítico de la compulsión a la repetición, se hizo una revisión de dicho
concepto en los textos de Freud y de Lacan, para explorar hasta qué punto la
idea planteada fue utilizada por estos autores pensando en fenómenos de masa en
los que se analiza una repetición de la historia. El concepto resulta útil para
explicar dicha psicología de las masas en el fenómeno que aquí se aborda: la repetición
de la historia cuando esta es olvidada, es decir, reprimida.
Hay quienes creen que olvidar es
una bendición y se dice que las sociedades avanzarán sólo si se olvidan de lo
que sucedió en el pasado y pueden mirar hacia adelante. Otros dicen, y me
parece importante “Recordar es vivir”.
Olvidar parece ser una virtud para escapar de los horrores del pasado.
Nietzsche decía que: "es imposible
vivir sin olvidar" y se la atribuye a
George Santayana, un filósofo español, que hizo su carrera en los Estados
Unidos la frase: “Aquellos
que no pueden recordar el pasado están condenados a repetirlo”.
Jorge Agustín Nicolás Ruiz de Santayana y Borrás, más conocido como George Santayana (Madrid, 1863-Roma, 1952), fue un
filósofo, ensayista, poeta y novelista español quien creció y se formó en los
Estados Unidos; escribió toda su obra en inglés y es considerado un hombre de
letras estadounidense. Su cita más conocida sea «Aquellos que no pueden recordar el pasado están condenados a repetirlo»,
es tomada de La razón en el sentido
común, el primero de los cinco volúmenes de su obra La vida de la razón.
La familia de Santayana vivió en Madrid y en Ávila,
donde el joven Jorge pasó su infancia. En 1869, su madre decidió volver sola a
Boston junto a los hijos de su primer matrimonio, dejando a Jorge, que entonces
tenía cinco años, al cuidado de su padre en Ávila, ciudad a la que estuvo
siempre vinculado y volvía cada verano, pues aquí vivía su hermanastra Susana
Sturgis, casada con Celedonio
Sastre, abogado y administrador de fincas. Jorge y su padre la siguieron en 1872; pero, no encontrando la ciudad y
la vida americana de su agrado, su padre decidió al poco regresar solo a
España, donde permaneció ya el resto de su vida, de forma que Jorge se quedó
con su madre en Boston y no volvió a ver a su padre hasta las vacaciones de
verano de su periodo como estudiante en Harvard.
Jorge americanizó su nombre a George,
su equivalente en inglés. Desde los ocho años se formó en Boston y aprendió
inglés como un nativo, lo que le permitió destacar en el mundo académico y
literario estadounidense, por más que jamás terminó de asimilar este nuevo
mundo, viviendo tan ajeno y despegado de todo lo norteamericano en general que en
su autobiografía Persons and Places puede
leerse lo siguiente: "He procurado escribir en inglés la
mayor cantidad de cosas no inglesas que he podido".
George Santayana, fue uno de los filósofos más
representativos del siglo XX, y es reconocido ahora como uno de los precursores
del pensamiento de nuestra época. Ligado por vínculos familiares a la lengua
española y la religión católica, se educó en Harvard, donde fue profesor
durante más de veinte años. Santayana es uno de los fundadores del pragmatismo.
Fue poeta desde su juventud, novelista de éxito internacional, crítico
literario, y candidato al Nobel.
Santayana supo combinar el respeto riguroso por
la materia con la aspiración irrenunciable al espíritu, la tradición con la
autotrascendencia, alejándose en todo momento de la angustia y de la
desesperación que marcaban el pensamiento de sus contemporáneos. Ideador alegre e intrépido, logró expresar en
su lengua inglesa de adopción una exigencia de racionalidad abierta y de
realismo. Su Antología del espíritu recorre
fielmente todas las etapas de su obra y hace de la traducción la lengua franca
de su lectura, desvelándonos los tramos más importantes de la obra de uno de
los grandes pensadores del siglo XX.
El académico
Antonio Lastra ha editado y traducido la obra de Santayana 'Antología
del espíritu' para la colección Obra Fundamental de la Fundación
Santander.
Lastra afirmaría: Santayana no sería en
modo alguno un filósofo español, como no fue nunca un filósofo americano, sino
un autor abierto a lo universal. Me
interesan, sobre todo, su escritura –el carácter literario o la psicología
literaria– de su filosofía, que pone de relieve su profunda deuda con Platón (y
superficialmente con pensadores como Schopenhauer), y su ideación de un
espíritu que no puede existir sin la materia.
Según Lastra: “Santayana dijo en inglés siendo español lo que ningún español dijo en
nuestro idioma. Una lectura de Santayana es terapéutica, es sanadora, tiene el
don de hacer del espíritu algo mejor”. Metanoia en griego significa,
entre otras cosas, “cambio de mente” y para Santayana “el final de la juventud”
representa el final de una época donde cabe su correspondencia, pasajes
biográficos y mini ensayos sublimes como El desprecio del mundo. Santayana hace un magistral y
admirativo retrato sentimental del gran poeta y pensador norteamericano Ralph
Waldo Emerson, a la vez que homenajea a los poetas filósofos que en el mundo
han sido. Plotino y la naturaleza del
mal (1912), es una de las preocupaciones más duraderas del gran
pensador español, y Escepticismo y fe
animal (1923), es un libro donde desarrolló la teoría del acceso a la
vida espiritual expresada libremente.
Unir a los clásicos griegos, como
Platón, con el vivir cotidiano era uno de los sueños de Santayana. Nos habla de
ello su ensayo Platonismo y vida
espiritual (1927), así como su extraordinario libro Los reinos del Ser (1940), uno de
los grandes volúmenes de la filosofía contemporánea. Las vivencias y
recuerdos de Santayana con relación a España, su familia, la religión, su
filosofía, lo grande y lo pequeño en el espíritu están presentes en Confesión general (1937). También
los textos De dominaciones y
poderes, resultan en un tratado social y de gobierno adelantado a su
tiempo.
Singularizado
en toda su extensión, Santayana escribe en un inglés muy peculiar –elegante,
elegido– y porque, al traducirlo al español, el santayanese –como él mismo lo llamaba– se mantiene en toda su
prestancia. Santayana es uno de los grandes escritores, y ellos, escriben en la
lengua franca de la traducción: aquellos que no se pueden traducir están
irremediablemente condenados al olvido.
No tiene sentido hablar de “Jorge” Santayana. No es difícil imaginar la decepción que Santayana debió de sentir en 1883 –el año de nacimiento de Ortega– cuando volvió a España a visitar a su padre, y la España de Galdós y Menéndez Pelayo tuvo que parecerle muy triste; y España puede hacer muy poco por Santayana, realmente nada que hacer salvo leerlo; y en aquel entonces se obra el milagro de la filosofía al llegar a España un pensador como Santayana, del que siempre se ha querido apropiar por razones completamente ajenas a su pensamiento, la puede sacar de su provincianismo.
Santayana fue sin duda, uno de los mejores
estilistas de la tradición clásica estadounidense junto con Ralph
Waldo Emerson. El tema dominante de sus escritos es la
relación entre la literatura, el arte, la religión y la filosofía. Su extensa novela The Last Puritan: A Memoir in
the Form of a Novel (1935) es tal vez el más grande Bildungsroman de la literatura estadounidense. De entre las
autobiografías estadounidenses, su trabajo Persons and Places merecería quizá ser colocado a la
altura de The Education of Henry Adams, la autobiografía de este famoso autor. El autor había
dedicado cuarenta y siete años de su vida a la construcción de esta su única
novela, que fue nominada al premio
Pulitzer, no ganándolo por no tener su autor la nacionalidad
norteamericana (siempre quiso conservar la española), el tan por algunos
criticado gesto de nuestro sabio universal. También fue candidato al premio
Nobel de literatura.
Ya anciano, Santayana se encontró que sus memorias noveladas, The Last Puritan (1935), fueron muy bien acogidas generándole una nueva fuente de ingresos, de manera tal que pudo apoyar a otros filósofos como Bertrand Russell (aunque no estaba de acuerdo con él ni en el terreno filosófico ni en el político). Santayana nunca se casó y vivió muy discretamente su homosexualidad, que el radical Max Eastman ridiculizó dejándola entrever en público.
Maracaibo,
jueves 11 de julio del año 2024
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