La
señora Mónica Vega viviendo en Barranquilla, Colombia, se realizó una ecografía
durante el séptimo mes de embarazo de la que sería su tercera hija y las imágenes
ecográficas mostraban dentro de su vientre a su beba, que habría de llamarse
Itzamara, pero en el abdomen de Itzamara había un feto más pequeño, con su
propio cordón umbilical y rodeado de líquido amniótico.
El
caso, del que hablamos, es real, sucedió y fue difundido por un programa
televisivo local “Los Informantes”, de la cadena Caracol. Corresponde a una
rara alteración en el desarrollo embrionario llamado “fetus in fetu” o “gemelo parásito”, un tipo de gemelo poco
desarrollado, “un humanoide” creado por un accidente en cierto momento de
la formación del cigoto previo a la formación del embrión
que puede ocurrir, uno en un millón de nacimientos.
Existe
la condición llamada “de gemelos parásitos”, donde el corazón y el
cerebro están ausentes o son muy rudimentarios. La extirpación quirúrgica no
presenta problemas pues aparentan ser tumores. El “parásito”,
cuando es extraído tiene un color blanco y una vez que se extrae, muere, ya que
es un tejido totalmente dependiente de su hospedador. Usualmente la “masa
fetiforme” se encuentra totalmente encerrada dentro del cuerpo del hermano
desarrollado y al extraerse, está envuelto en lo que parece un huevo de
gallina, pero más grande y muy duro.
Este fenómeno,
se produce cuando las células que van a conformar a dos hermanos gemelos no se
dividen en el momento adecuado y los dos embriones crecen de manera asimétrica.
Las células que van a formar a dos gemelos idénticos se dividen en la primera
semana de gestación. Si se dividen durante la segunda semana, los hermanos
pueden desarrollarse como siameses. Se trata de una alteración muy poco
frecuente, que se da en uno cada un millón de casos.
Es
importante tener presente esta patología como diagnóstico diferencial de masa
abdominal en los pacientes infantes, ya que al poder diferenciarlo de un
teratoma maduro nos indicaría que se trata de una alteración del desarrollo embriológico
y no de una patología tumoral. Para esto, son necesarios métodos imagenológicos
precisos y en algunos casos pruebas cromosómicas o histopatológicas, con el fin
de esclarecer el diagnóstico del fetus
in fetu.
El fetus in fetu es una patología rara y
son pocos los casos diagnosticados prenatalmente. Los casos se diagnostican
principalmente en la infancia. Las imágenes radiológicas y en algunos casos las
pruebas cromosómicas o histopatológicas, son de gran importancia para el
diagnóstico definitivo. Lo que convertiría el caso de Itzamara en un fenómeno casi
único, fue el hecho de que se haya descubierto el “gemelo parásito” en una
etapa previa al nacimiento. En general, este pequeño feto que se forma dentro
del cuerpo de su hermano suele descubrirse cuando el niño ya nació, e incluso
unos años después, cuando es confundido con un tumor, hasta que se lo extrae y
se descubre que se trata de un pequeño feto.
El
cirujano quien trató el extraño suceso en Barranquilla tomó la decisión de
realizar la cesárea para que Itzamara naciera en la semana 37 del embarazo,
para luego realizarle una especie de “cesárea” para extraerle a su
hermano. El médico explicó que no se
podía esperar a la semana 40 para el nacimiento de la pequeña, porque el
pequeño “hermano” dentro de ella seguía creciendo, sin corazón ni cerebro y
podía ser peligroso para la salud de Itzamara.
Es necesario
aclarar que, si bien el pequeño feto ubicado en el vientre de la beba tenía
desarrolladas las extremidades, poseía cordón umbilical y estaba rodeado de
líquido amniótico, -carecía de corazón y de cerebro-, por lo que solo podría
vivir en dependencia absoluta de Itzamara. En el caso del fetus in fetu de
Barranquilla, la división se produjo en el día 17, y sucedió que “dos bebés se formaron no de manera
simétrica, lo que produjo un bebé que está dentro de su hermana. embarazado”,
según las palabras del cirujano doctor Parra.
Apenas
24 horas después del nacimiento de Itzamara, y ante la angustia de sus padres,
los médicos procedieron a realizarle la inédita cesárea. Afortunadamente, todo
salió bien para la pequeña, que, sin saberlo, se convirtió en la portadora de
un caso científico único en el mundo.
El fetus in fetu, es un tipo de gemelo
parásito muy poco desarrollado, una formación humanoide
creada por un accidente en cierto punto de la formación del cigoto previo a la formación del embrión, que se define como una “masa fetiforme totalmente encerrada dentro
del cuerpo del autósito” o hermano desarrollado. Una vez que se extrae,
muere, ya que es un tejido totalmente dependiente de su hospedador. Al igual
que en los gemelos parásitos, corazón y cerebro están ausentes o son muy
rudimentarios. Puede estar más o menos organizado, con características muy
variables, desde apenas una bola de tejidos hasta contener restos de pelo,
hueso, manos con dedos y uñas y hasta piernas.
La
extirpación quirúrgica no presenta problemas dado que no pasan de ser tumores
que pueden llegar a ser un potencial riesgo para su hospedador, debido a que se
alimenta de este, representando para el hospedador una carga semiviva sin
función en el organismo, y pueden llegar a malignizar.
Esta
enfermedad es una exageración del caso de los siameses (gemelos que no
llegan a separarse cuando son cigotos y quedan unidos por alguna zona). Uno de
los dos gemelos crece sano mientras que el otro queda en el interior de
su hermano atrofiando se crecimiento.
En la actualidad la mayoría de los autores
consideran que tanto fetus in fetu como el teratoma no son
distintas entidades si no, dos aspectos de la misma enfermedad en diferentes
estados de maduración.
Maracaibo, miércoles 24 de julio
del año 2024
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