Tuve un gran amigo, que me hizo conocer tempranamente al compositor romántico de óperas, Giuseppe Verdi. Ellos compartían la nacionalidad y casi que se parecían por el nombre, pues mi amigo, compañero de los estudios iniciales de Medicina (https://tinyurl.com/bdd4pzz5), se llamaba José Sebastián Víctor, y el compositor Verdi era Giuseppe Fortunino Francesco (1813-1901) uno de los músicos más importantes en una época donde Italia anhelaba su unificación política ya que ciudades como Milán, Venecia y el norte de Italia había sido invadido por el imperio austriaco. Se consideraría al músico Verdi como adalid en la reunificación de su país y el acrónimo “Verdi” pintado en las paredes significaba “Vittorio Emmanuel Rey de Italia”.
También supe de Verdi por un chiste de mi madre que recordaba de por allá en sus tierras andinas a un señor que gustaba de la ópera y coleccionaba las grabaciones en acetato –para la época no existían los discos de larga duración (los llamados por algunos “Domplei” para referirse a los discos más grandes) y el cuento es de una jovencita que trabajaba al lado de su casa quien llegó una vez a solicitarle al señor fan de la opera que le enviara prestados: “La otra beata y el trabuco de don Osorio”, eran sin duda dos óperas de Verdi; La Traviata y el Duo de Nabocodonosor…
Giuseppe Fortunino Francesco Verdi fue uno de los más importantes compositores románticos de ópera, de todos los tiempos. Su obra separa el canto de Rossini, Bellini y Donizetti de la corriente del verismo y de Puccini. En sus primeras óperas simpatizo con el movimiento del Risorgimento, que buscaba la unificación de Italia. Antonio Barezzi, era un comerciante, director de la Società Filarmonica, quien logró que Giuseppe Verdi se convirtiera en alumno privado del maestro Vincenzo Lavigna, concertista de La Scala, quien había visto las composiciones de Verdi como “muy prometedoras”.
Verdi comenzó a establecer contactos en el mundo de la música milanesa y a finales de 1829, cuando daba clases de canto y piano a Margherita, la hija de Barezzi; de manera que en 1831 estaban comprometidos extraoficialmente. A mediados de 1834, con la ayuda de Barezzi, Verdi consiguió el puesto de maestro di música y dirigió la Filarmónica durante varios meses. En 1835, fue director de la escuela de Busseto, y se casó con Margherita en mayo de 1836; en marzo de 1837 nació su primera hija, Virginia Maria Luigia, seguida de Icilio Romano; ambos niños murieron: Virginia en agosto de 1838 e Icilio en octubre de 1839. En noviembre Verdi estaba trabajando en su segunda ópera, Un giorno di regno, cuando Margherita murió de encefalitis a la edad de veintiséis años.
El coro “Va, pensiero” de su tercera ópera, Nabucco (1842) era cantado en medio del espíritu del movimiento de unificación, y Verdi, quien siempre había sido una persona intensamente reservada, y en aquellos tiempos había padecido de una tragedia familiar, no trató de congraciarse con los movimientos populares y, a medida que tuvo éxito profesional, redujo su carga de trabajo operístico. En el otoño de 1842 había finalizado una ópera, bajo el título de Nabucodonosor, que fue bien recibida en su estreno el 9 de marzo de 1842 y sostuvo el éxito de Verdi hasta su retiro del teatro, con veintinueve óperas que en tres años que llegarían a presentarse en Viena, Lisboa, Barcelona, Berlín, París y Hamburgo. En 1848, se escuchó en Nueva York y, en 1850, en Buenos Aires. Verdi buscó establecerse como terrateniente en su región natal.
Un período de arduo trabajo para Verdi, con la creación de veinte óperas -excluyendo revisiones y traducciones-, siguió durante los siguientes dieciséis años, y culminó en Un baile de máscaras. En 1858, dijo quejándose: “desde Nabucco, se puede decir, nunca he tenido una hora de paz. Dieciséis años en prisión”. Después del éxito inicial de Nabucco, se instaló en Milán y se granjeó una serie de influyentes conocidos. Asistió a los salones de la condesa Clara Maffei en Milán, y se convirtió en su amigo y correspondiente para toda su vida.
Por I Lombardi y Ernani (1844) en Venecia le pagaron 12 000 liras (incluida la supervisión de las producciones); por Attila y Macbeth (1847), percibió 18 000 liras por cada una. Sus contratos con los editores Ricordi en 1847 fueron muy específicos y bien remunerados. Comenzó a usar sus ingresos para invertir en tierras cerca de su lugar de nacimiento. En 1844, compró Il Pulgaro, 23 hectáreas de tierras de cultivo con una granja y dependencias, y en mayo de 1848, Verdi firmó un contrato para terrenos y casas en Sant'Agata en Busseto, que anteriormente había pertenecido a su familia. Aquí construyó su propia casa, completada en 1880, ahora conocida como Villa Verdi, donde vivió desde 1851 hasta su muerte.
Este período de arduo trabajo para Verdi, con la creación de veinte óperas, fue difícil y el joven compositor se desmoralizó con frecuencia. Después del éxito inicial de Nabucco, se instaló en Milán y se granjeó una serie de influyentes conocidos. En 1842, hubo un nuevo montaje de Nabucco en La Scala, En marzo de 1843, visitó Viena y Gaetano Donizetti era director musical, para supervisar una producción de Nabucco. El viejo compositor, reconociendo el talento de Verdi, señaló en una carta de enero de 1844: “estoy muy, muy feliz de dar paso a personas con talento como Verdi...
Para Verdi, las representaciones fueron un triunfo personal en su región natal, produjo Nabucco con Giuseppina Strepponi en el reparto y cuando su padre, Carlo, asistió a la primera de ellas. El compositor permaneció en Parma durante algunas semanas más allá de la fecha prevista. Se habló de que el retraso se debió al interés de Verdi por Clelia Maria Josepha Strepponi (1815-1897), Strepponi -quien declaró que su relación comenzó en 1843. Giuseppina era de hecho conocida por sus relaciones amorosas -y muchos hijos ilegítimos- y su historia fue un factor incómodo en su relación hasta que finalmente acordaron el matrimonio.
Después de la exitosa puesta en escena de Nabucco en Venecia en la temporada -1842-1843- Verdi comenzó las negociaciones con el impresario de La Fenice para la representación de I Lombardi y para escribir una nueva ópera. Eligio Hernani de Victor Hugo, con Francesco Maria Piave como libretista y se estrenó con éxito en 1844. En seis meses se había presentado en otros veinte teatros en Italia y también en Viena. La Scala no estrenó ninguna de estas nuevas obras, excepto Juana de Arco. Verdi nunca perdonó a los milaneses por su recepción de Un giorno di regno.
Durante este período, comenzó a trabajar de manera más consistente con sus libretistas. Piave para I due Foscari, representada en Roma en noviembre de 1844; Solera una vez más para Juana de Arco, en La Scala en febrero de 1845, y ese año con Salvatore Cammarano en Alzira en Nápoles. Solera y Piave trabajaron juntos en Attila para La Fenice en marzo de 1846. Verdi fue el autor de su trilogía popular de su período medio: Rigoletto, El trovador y La traviata. Sorprendería al mundo al regresar, después de su éxito con la ópera Aida (1871), y con tres obras maestras tardías: su Réquiem (1874) y las óperas Otelo (1887) y Falstaff (1893).
En abril de 1844, Verdi aceptó a Emanuele Muzio, ocho años menor que él, como alumno y copista. Muzio, fue su único alumno, y se convirtió en indispensable para el compositor. Fue elegido por él como uno de los ejecutores de su testamento, pero falleció antes que el compositor, en 1890. La voz de Strepponi decayó en el período de 1845 a 1846, por lo que regresó a vivir a Milán mientras mantenía contacto con Verdi hasta que decidió mudarse a París en octubre de 1846. Antes de irse, Verdi le entregó una carta que prometía su amor. Josefina Strepponi se casaría con Giuseppe Verdi en 1859, tras unos 17 años de relación sentimental.
En los once años que pasaron hasta que compuso La traviata, Verdi había escrito dieciséis óperas. Durante los siguientes dieciocho años -hasta Aida-, escribió solo seis nuevas obras para el escenario. Estaba feliz de regresar a Sant'Agata y, en febrero de 1856. La soprano Teresa Stolz, que había cantado en producciones de La Scala desde 1865 en adelante, fue la solista en la primera y posteriores representaciones del Réquiem. En febrero de 1872, actuó en Aida en su estreno europeo en Milán. Tuvo una estrecha relación personal con Verdi lo que provocó la inquietud de Giuseppina. Las mujeres se reconciliaron y Stolz siguió siendo pareja de Verdi después de la muerte de Giuseppina en 1897 y hasta su propia muerte.
En sus últimos años, Verdi emprendió una serie de empresas filantrópicas, publicó en 1894 una canción en beneficio de las víctimas del terremoto en Sicilia y, desde 1895 en adelante, planificó, construyó y dotó un hogar de descanso para músicos retirados en Milán, la Casa di Riposo per Musicisti (Casa Verdi), y la construcción de un hospital en Villanova sull'Arda, cerca de Busseto. La mañana del 21 de enero sufrió una embolia, justo después de una visita de su médico. Su diagnóstico fue una parálisis del lado derecho de su cuerpo, debido a un derrame cerebral. Verdi falleció a las 2:50 de la madrugada del 27 de enero de 1901.
Maracaibo, para lapesteloca en el domingo 28 de abril del año 2024
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