En estos días, leyendo el impresionante ensayo de Mario Vargas Llosa “Un bárbaro en París-Textos sobre sobre la cultura francesa” (Alfaguara 2023), revisando uno de su artículos regresé a recordar a un personaje de André Breton, Nadja, quien era pura poesía y surrealismo, a quien años atrás yo me atreví a mencionar en este blog como “mi Nadja” (https://bit.ly/2OTneui). En realidad, “mi Nadja” era una mujer nacida de mi imaginación, -quizás como callado homenaje a la Nadja de Bretón-, y con ese nombre identificaría a uno de los personajes femeninos en una de mis novelas más queridas, -probablemente porque su trama me valió para perder el miedo e inmiscuir el tema político en mi novelística-, o tal vez sería por esta curiosa historia sobre “la desaparición” de la novela… Me estoy refiriendo a “El año de la lepra”.
Mi Nadja, el personaje de mi novela, resulta ser una joven croata quien nació y creció en medio de las vicisitudes de la Segunda Guerra mundial en Europa. Nadja, con Silvester y los demás seres que transitan por las páginas de “El año de la lepra”, fueron creados con mucha emoción y me valdría de la novela, -que fue calificada como “thriller” o “novela negra” por uno de quienes que tuvo oportunidad de leerla-, para hablar del año 2011. Añadiré que, en ella, aprovecho para narrar en sus capítulos impares, la historia real y verdadera del doctor Luis Daniel Beauperthuy, su relación con la ciudad de Cumaná y sus investigaciones sobre los zancudos, la fiebre amarilla y en particular sobre la lepra para finalizar su existencia en una islita del rio Esequibo en nuestro territorio perdido en una eterna reclamación...
Regreso a mi novela, para transcribir elogiosas palabras (https://bit.ly/40GI6Va) del poeta Víctor Vielma Molina sobre la misma: …“en la novela: El año de la Lepra, Jorge García Tamayo nos presenta al inseguro escritor Alejo Plumacher, que tiene en mente una o varias historias por narrar. Plumacher, busca los aportes de las narrativas de escritores reconocidos como: Carlos Fuentes, Julio Cortázar, Stefan Zweig, Sergio Ramírez, Ednodio Quintero, Auster, Puig, Oswaldo Trejo, entre otros. Los analiza y conoce de sus variadas técnicas y conocimientos; hasta que, por fin, después de dudas y escarceos del cómo iniciar la narración de esta novela, se lanza a contarnos la historia o, para mejor decir, las historias que se entrecruzan en un festín narrativo sin par. El año de la lepra, es un recorrido subyugante, acarreado por las experiencias de médicos investigadores y de sus vidas henchidas de inusitadas historias personales. Es el prodigioso y tortuoso viaje, hacia los procesos investigativos del paludismo, de la fiebre amarilla y de la lepra.
Estos personajes están imbuidos dentro de la atrayente narración de los impredecibles amores entre el médico judío-polaco Silvestre Korzeniowski y Nadja Kovac. La vida azarosa de los amores de la médico-zuliana Ruht Romero y del frustrado escritor Alejo Plumacher. O la insultante conspiración del espía bielorruso Dimitri Yakolev, quien quiere apropiarse, para fines bélicos, de los resultados de las investigaciones de médicos venezolanos en torno al micobacterium leprae. Toda la obra es un viaje que nos lleva de la caribeña isla de Guadalupe a la isla Kaow, situada en la región oriental de la Guyana Inglesa. Desde El Esequibo al lago Coquivacoa, justo al Leprocomio de la isla de Providencia. Del Zulia a Caracas. De Caracas a Táriba, la “Perla del Torbes” o a Ciudad Bolívar. Y en estas singladuras, bajo apasionantes descripciones y narraciones literarias de gran esplendor, atraviesa, entre otras ciudades europeas, a Polonia, Roma, Venecia o París. Así, este magistral relator venezolano, narra la conflagración de hombres que vivieron de la II Guerra Mundial, el Holocausto judío y a los grandes sacudones psíquicos que estos acontecimientos causan. En consecuencia, esta novela, relata la trayectoria fascinante de personajes, que al huir de sus propias tragedias, llegan a confundirse con la idiosincrasia de los pueblos; en entrega abnegada y pasión a favor de la humanidad”.
No quiero relatar la trama de la novela “El año de la lepra” ni hablaré del bieloruso que esperaba lograr el secreto de las bacterias mutadas para crear un arma biológica; tampoco hablaré de la amistad de Pitaluga con la doctora Ruth Romero, quien escribía un diario y formaba parte del equipo de investigadores que estudiaban la patogenia de la lepra, ni del cura que quería construir una ciudad para los niños en una isla, ni de un par de médicos veterinarios, en fin, eran todas cosas que están en esa novela, y sucedieron en los tiempos de Chávez y de sus peleas con Uribe Vélez y de su amistad con Lucashenko y con Amedinayab, en el año 2011, cuando “el proceso” iba ya directamente enrumbado por la senda del castrocomunismo que acabaría con el país de nuestros ancestros.
Por todas estas cosas, me interesaba conocer la opinión de posibles lectores, pero la edición de 2000 ejemplares de EdicVen, se disolvió “en el aire cual humo leve” sin que hubiese manera de explicarlo, y “el reclamo, al cielo”, me dijeron… Es decir, sobrevivieron muy pocos ejemplares que “desaparecerían del mercado” sin que nos enterásemos de una quema de libros (https://bit.ly/3mmArgM) del tipo Fahrenheit 451, o como la tragedia de la biblioteca de Alejandría magistralmente relatada por Irene Vallejo en su ensayo (https://bit.ly/3YHEbHU). Por estas extrañas razones acepté la propuesta de un poeta laureado que regenta una empresa editorial local, para hacer una 2da edición que debería titularse “2011 el año de la lepra”. De esto hace ya un par de años y nunca he visto el libro en papel. Al preguntar por el libro tan solo me dicen que “está en Amazon”, o sea que es virtual, y se que, para poder verlo, tengo que comprarlo en US $…
Debo aclarar que no soy de los que viven en el marco obsesivo de “las teorías de la conspiración” pero es que, tengo que admitirlo, ya he sido víctima de varias "editoriales". Relato brevemente los hechos de cómo, “cuando Cadivi” conseguí 280 US$ y los utilicé para hacer una 2da edición de mi novela “La Peste Loca” en EUA. Le había propuesto a MonteAvila Edts, una 2da edición pero no me aceptaron la idea... Cuando estuvo lista en la editorial californiana, tuve que comprarle 6 ejemplares a 26 $ cada uno a “Windmills Edts” para poder verla y releerla (uno se lo regalé a Jesús Ángel Parra Semprún responsable de la primera edición (1997) felizmente editada desde la Secretaria de Cultura de la Gobernación del Zulia). Desde hace muchos años una editorial en EUA (Lulú edts) cobra por internet y en US$ por la venta de mi novela (La Peste Loca) y cuando les he pedido como autor alguna explicación, usando internet, no responden, y está promocionada su venta también en Amazon…
Esta que es pues, una historia de algunos ya conocida, y mucho me temo que habrá que verla pacientemente como “un asunto de libros”… Siempre que se habla de ellos es para no darles su justo valor, y parecera mentira, pero por motivos crematísticos, los libros da la impresión de que sirven para ciertas editoriales primariamente“para hacer negocio”... Complica más la situación al aceptar que la lectura de ejemplares en papel va en nuestro país en un cuesta abajo incontenible asociado a veintitantos años de deterioro económico, y ni que decir en lo cultural y educativo...
La ventaja de que todo está en la nube maravillosa y se puede acceder a ella virtualmente, es una “facilidad” espectacular y es parte del progreso acelerado de la especie humana, aunque es lamentable que paradójicamente estos avances tecnológicos conspiren precisamente contra el libro en papel. Al final, oídos para oír, y ojos para ver, pues creemos que algún día amanecerá y entonces, quizás veremos…
Maracaibo, domingo 30 de abril del año 2023