jueves, 8 de abril de 2021

De la literatura rusa (4)

 De la literatura rusa (4)

Andréi Platónov. Nació en Vorónezh en 1899 y era hijo de un trabajador del ferrocarril. Platónov fue un autor que como ningún otro dinamitaba la realidad soviética en nombre del ideal. El poeta y premio Nobel, Joseph Brodsky, describía a Platónov como un “destacado escritor de nuestro tiempo” y una de las principales figuras de la literatura del siglo XX, situando al autor soviético fila junto a Marcel Proust, Franz Kafka, Robert Musil, William Faulkner y Samuel Beckett.

Curiosamente Platónov fue un autor que apoyó la Revolución bolchevique y se unió al Partido Comunista mientras que en sus libros, llenos de detalles, no mostraban piedad y exponían la sociedad totalitaria construida alrededor de una mentira. Adolescente trabajó como ayudante de ingeniero para el ferrocarril del sudeste del país, el tren o la locomotora un símbolo del poderío industrial soviético de la época con o que Platónov, apuntaba metafóricamente a la revolución y la utopía, 

A lo largo de los años 20, sus historias fueron publicadas en las principales revistas literarias soviéticas. Después de graduarse en un instituto politécnico, trabajó como ingeniero eléctrico, introduciendo la electricidad en la agricultura local tras la mortal sequía que azotó a Povolzhye en 1921. Andréi Platónov, cayó en desgracia cuando tuvo la peregrina idea de escribir una novelita llamada Moscú feliz, en la que una chica huérfana criada por la revolución estudia para ser paracaidista y, en un momento memorable y fatídico, desciende del cielo de Moscú fumando un cigarrillo. }

Fue testigo de las consecuencias de la hambruna provocada por el hombre. Desde entonces dijo que ya no podía disfrutar de una “actividad contemplativa” como la literatura. Mientras Platónov estaba comprometido con los objetivos del plan soviético para construir una sociedad socialista, sus novelas e historias mostraban una realidad paralela, burlándose de los desastres burocráticos de la ideología soviética. El novelista se mudó a Moscú, donde su carrera literaria estaba condenada a descarrilar. Stalin dijo que Platónov era un “bastardo” en la revista Krasnaya Nov, donde se publicó la novela de Platónov Para uso futuro.

Platónov usó magistralmente el lenguaje de la utopía soviética como un arma. A diferencia de la mayoría de sus colegas, Platónov se resignó al lenguaje crudo de su época, sacrificando a veces las complejidades de la trama y los giros estilísticos. Su novela La zanja, una obra oscura e inquietante que se lee como Kafka, pero que relata los beneficios del comunismo soviético. Platónov representa el hambre y la muerte mientras retrata a obreros, ingenieros y campesinos exentos de buenos sentimientos mientras continúan su interminable trabajo y se bambolean como zombis.

La zanja, escrita entre 1929-1930, es una sátira mordaz sobre el estalinismo y el sistema burocrático opresivo que destruye la esperanza, la fe y la humanidad recordando de alguna manera 1984 de George Orwell. De hecho, los destinos de los dos escritores se entrelazan de una manera extraña. La tuberculosis se cobró la vida de Orwell en 1950, cuando sólo tenía 46 años. Platónov moriría de la misma enfermedad al año siguiente. Por alguna razón, Platónov nunca fue arrestado, pero su hijo Platón de 15 años fue arrestado con cargos falsos y enviado al gulag. El chico fue liberado dos años después, en 1940, pero murió de la tuberculosis que había contraído en un campo de trabajo estalinista. Andréi Platónov contrajo la tuberculosis de su hijo, y sucumbió a la enfermedad en 1951, a la edad de 51 años.

Borís Pilniak (1894-1938) fue un escritor ruso, nacido como Borís Andréyevich Wogáu. Fue uno de los mayores partidarios del anti-urbanismo, y crítico de la sociedad mecanizada. En 1920 se graduó como economista en el Instituto de Comercio de Moscú. En esos años publicó un par de libros de cuentos que impresionaron a Gorki. Pero la fama le llegó con la edición de El año desnudo, en 1921, la primera y más experimental novela sobre la Revolución Rusa partir de En 1922 viajó al extranjero, Alemania y a Inglaterra; luego irá dos veces a Japón, también navegará por el Mediterráneo y el Círculo Polar ártico, y residirá seis meses en Estados Unidos.  Cuando volvió a Moscú empezaron los años difíciles, para él y para muchos otros escritores. 


 

Sus principales obras son El año desnudo, Mahogania, Volga desemboca en el mar Caspio, y OK. Novela americana. Este último es un negativo cuaderno de viaje, de su visita en 1931 a los Estados Unidos. Después de la Revolución de Octubre fue detenido por soldados bolcheviques y durante un tiempo estuvo en peligro de ser ejecutado. Fue patrocinado por Anatoli Lunacharski, Comisario del pueblo de Educación, para que pudiese escribir a tiempo completo. Su primera novela, El año desnudo (1922), se ocupó de la Revolución de Octubre y la Guerra Civil. Su historia, El cuento de la Luna inextinguible (1926), habla de la sospechosa muerte de Mijaíl Frunze, lo que alarmó al gobierno soviético e inmediatamente fue prohibida. Su novela, El árbol rojo, publicada en Alemania (1929), retrato compasivo de León Trotski, provocaron su remoción de la dirección de la Unión Panrusa de Escritores.

En 1937, el 28 de octubre fue arrestado por cargos de actividades contrarrevolucionarias, espía y terrorismo. Pilniak fue juzgado el 21 de abril de 1938. En el proceso, que duró 15 minutos, fue condenado a muerte. Un pequeño papel amarillo sujetado a sus archivos rezaba: “Sentencia llevada a cabo.” ​ Está enterrado en el campo de fusilamiento de Communarka.

Vladímir Maiakovski

(1893-1930) fue el poeta de la revolución rusa. Mayakovski, había nacido Baghdati, Georgia, en 1893, comenzará siendo un rebelde que recitaba en cabarets y en circos, interesado en el cine. En 1915 publicó el libro de poemas La nube con pantalón y un año después, La flauta-columna vertebral.  En el mismo año de la Revolución Rusa son las premoniciones de El hombre (1917), en la que colaboró redactando consignas revolucionarias. Entre los años 1923 y 1925, Maiakovski junto a Aleksandr Ródchenko creó una agencia de publicidad donde editarían poesías, y literatura panfletaria y revolucionaria. Considerado el poeta de la Revolución, a partir de 1923 y hasta 1928 trató de congregar en torno a la revista Lef, fundada por él, a toda la vanguardia artística soviética, a pesar de las críticas de los estamentos del nuevo orden. Los éxitos de la URSS fueron cantados por el poeta en obras como Octubre (1927) y ¡Bien! (1927). Mayakovski criticó acervamente el creciente aparato burocrático soviético con comedias como La chinche (1929) y El baño, que estuvieron precedidas en 1922 por Los sedentes. Con la muerte de Lenin y la llegada de Stalin al poder, las circunstancias llevarán a Mayakovski a convertirse en un rebelde y padecerá la persecución de los escritores oficiales.

Juan Bonilla, escritor español, rescató esa idea revolucionaria y peligrosa de que el arte no es nada si no salta a la vida, si no influye en la vida de los demás. Que tiene que ocupar las plazas de la ciudad, los lugares públicos”. Esta idea contrasta con la imagen del ámbito literario en esta época, en que los artistas tienden a sentirse seres privilegiados que intentan convivir en ghettos separados de los demás. La novela de Bonilla, Prohibido entrar sin pantalones fue revisada en este blog en junio 2016 (https://bit.ly/3wh7QtA) y actualiza la impresionante vida de Maiakovski, más como siempre sucede a lo largo de la historia, a Vladimir Maiakovski, la canalla oficial y semioficial le salieron al paso, y el 14 de abril de 1930, y se disparó una bala en el corazón.

Maracaibo, jueves 8 de abril  del año 2021

 

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