lunes, 11 de enero de 2021

De nuevo, Albert Camus

De nuevo, Albert Camus

 

Escribo, a propósito de unas reuniones que en el mes de mayo del año 2013, eran organizadas por una agrupación de jóvenes interesados en las ciencias humanísticas y que mi amigo Moisés debe recordarlas con nostalgia; ellas venían sucediéndose en la Alianza Francesa de Maracaibo con la intención de analizar la obra de Camus. Sabíamos que el sábado 11 de mayo del 2013, - aquel no era “el mayo francés” era más bien un soleado sábado maracaibero- pero puedo recodar las charlas de la mañana  ya que sabíamos que a las 2 pm iríamos a llevar adelante el análisis de “La peste”…

 

Si bien es cierto que la manida frase de “recordar es vivir” cuyo origen en este momento no recuerdo aunque sé que la frase fue usada por la Kodak para vender sus cámaras, debo señalar que estas remembranzas existen, no gracias a “mi memoria”, sino por “la palabra escrita”. Es decir, he acudido a este mismísimo blog para releer lo que aquel día miércoles 8 de mayo del 2013 publicaría en el blog “Recordando a Albert Camus” y una parte de lo que aquí diga hoy, lo retrotraigo de aquel trabajo.

 

En el año 2013 se cumplía el centenario del nacimiento de Albert Camus; cumpliría un siglo de vida y a propósito de la fecha, Alianza había publicado una edición especial de su primera novela, ilustrada por José Muñoz. De allí la circunstancia de que estuviésemos recordándolo, y justamente en la Alianza Francesa de Maracaibo. Pocos pensadores han compaginado su actividad filosófica y literaria como si fuesen dos caras de una misma moneda para lograr a través de la novela, el teatro, el ensayo o el artículo de prensa, adentrarse en los problemas del hombre contemporáneo, actualizando mitos, o denunciando todo tipo de dogmatismos, como lo hiciera Albert Camus.

 

Su primera novela, L’Étranger (1942), en un texto relativamente corto, nos muestra a un protagonista que desde las primeras líneas representa al ser humano, incapaz de sentirse parte de la comunidad en la que vive, quien se ha desprendido de sus afectos, y que tan sólo se mueve por la indiferencia y la inercia, un individuo que no se reconoce en la sociedad que le acoge porque entiende el devenir como un absurdo continuado. Cuando su jefe le propone viajar a París para encargarse de una nueva sucursal, contesta que “no se cambia nunca de vida, en cualquier caso todas las vidas valían lo mismo”; cuando Marie, la mujer que él desea, le propone matrimonio, le responderá que le da igual. No llorará la muerte de la madre e, inexplicablemente, se convertirá en un asesino sin causa aparente. No se arrepiente ante quien le juzga, tampoco, y lo único que es capaz de sentir es, aburrimiento…

 

Solitario y solidario, un álbum realizado por la hija del escritor, Catherine Camus, contiene una gran selección de fotografías, cartas, citas, bocetos, fragmentos y todo tipo de documentos privados que ayudan a entender a la persona que había detrás del autor de obras tan célebres como El mito de Sísifo, El extranjero o La peste. Alentado por su profesor del instituto -al que le dedicaría el Nobel en 1957-, tempranamente comenzaría las lecturas de Nietzsche. A partir de entonces, escribir se convierte en una necesidad: "mis escritos saldrán de la felicidad. Incluso lo que tengan de cruel",

 

Su periodismo, una vez trasladado a París se convierte en un combate férreo contra todo tipo de fascismos e injusticias. Critica, sin tapujos, los dogmatismos de la izquierda. En una  lucha, constante, ha de renunciar a la violencia: "es necesario tener en cuenta la tentación del odio. Ver asesinados a nuestros seres queridos no es una escuela de generosidad. Hubo que sobreponerse a esa tentación. Yo lo hice. Es una experiencia importante", declararía en una entrevista del año 1957.

 

Su novela La peste (1947) supuso un cierto cambio en su pensamiento: la idea de la solidaridad y la capacidad de resistencia humana frente a la tragedia de vivir se impone a la noción del absurdo. La peste es a la vez una obra realista y alegórica, una reconstrucción mítica de los sentimientos del hombre europeo de la posguerra, de sus terrores más agobiantes viviendo en una terrible epidemia. El autor precisó su nueva perspectiva en otros escritos, como el ensayo El hombre en rebeldía (1951) y en relatos breves como La caída y El exilio y el reino, obras estas en las que orientó su moral de la rebeldía hacia un ideal que salvará los más altos valores morales y espirituales, cuya necesidad le parece tanto más evidente cuanto mayor es su convicción del absurdo del mundo.

 

También hay que tomar conciencia del mal como algo que no nos es ajeno. La responsabilidad de cómo el poder ejerce su fuerza contra nosotros mismos es, a la vez, también nuestra: "cada uno lleva consigo la peste, porque nadie, absolutamente nadie en el mundo, es inmune a ella". No se puede vivir de espaldas al sufrimiento ajeno, no puede silenciarse la opresión. El testigo no es ciego. En uno de sus cuadernos de notas, apuntaría: "Al despertar de las grandes crisis históricas nos encontramos tan disgustados y enfermos como la mañana que sigue una noche de excesos. Pero no existe ninguna aspirina para la resaca histórica".

 

Albert Camus había nacido en Argel el año 1913 en una familia de emigrantes muy pobres y realizó con dificultades sus estudios primarios y de magisterio. Entre 1936 y 1937 la tuberculosis le obligó a interrumpir sus estudios de filosofía. Escribiría “El revés y el derecho” en 1935 que publicaría dos años más tarde. Después de Bodas y Calígula escritas en 1938 Camus escribe El mito de Sísifo y El extranjero en 1942… En 1960, tres años antes era el segundo hombre más joven de la historia quien a la edad de 44 años  había ganado el Premio Nobel de Literatura. El 4 de enero, el auto donde viajaba se salió de la carretera mojada por la lluvia y se estrelló contra un árbol.

 

El editor Michel Gallimard conducía a gran velocidad su Facel Vega por la nacional 5 francesa, cerca de La Chapelle Champigny; era una recta sin obstáculos, y súbitamente una rueda se pincha y el coche choca de frente contra un árbol… Su mujer e hija sólo sufrirían algunas contusiones, pero tanto el conductor Michel como su amigo Albert Camus perderán la vida por el violento impacto. Una muerte que, como toda la obra del filósofo francés, simboliza el absurdo del hombre contemporáneo. Camus llevaba consigo el manuscrito de la novela titulada El primer hombre.

 

Maracaibo, lunes 11 de enero, 2021

 

 

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