miércoles, 21 de octubre de 2020

La Navaja de Ockham

La Navaja de Ockham  

Guillermo de Ockham, también Occam (c.1280/1288-1349) fue un fraile franciscano, filósofo y lógico escolástico inglés oriundo de Ockham, un pequeño pueblo de Surrey cerca de East Horsley. Miembro de la Orden Franciscana, dedicó la vida a la pobreza extrema. Se le conoce principalmente por


la Navaja de Ockham, un principio metodológico, y por sus obras significativas en lógica, medicina y teología.  

Ockham entró muy joven en la Orden Franciscana, y sería educado en el convento de los franciscanos en Londres y luego en Oxford. No completó sus estudios en Oxford, pero durante este periodo y en los años siguientes, escribió la mayoría de las obras filosóficas y teológicas sobre las que descansa su reputación. Enseñó en la Universidad de París, y fue mentor del filósofo escolástico francés Jean Buridan. Cerca del año 1340, tuvo divergencias con Buridan en las posiciones nominalistas, que fueron claves en el surgimiento de un tipo de “escepticismo relativo” a la religión que no debe confundirse con ateísmo y es el llamado escepticismo religioso, que está descrito como una "duda respecto de los principios religiosos básicos tales como la inmortalidad, la providencia, la revelación o, la existencia de la deidad”.  

Se dice que Guillermo fue convocado a Aviñón en 1324 por el Papa Juan XXII quien había canonizado a Tomás de Aquino un año antes de la llegada de Ockham, y supuestamente Ockham, sería acusado de herejía. Se cree que pasó cuatro años en Aviñón bajo arresto domiciliario mientras sus enseñanzas y escritos eran investigados. Esta parte de su historia ha sido recientemente cuestionada.  

En realidad, Ockham pudo haber sido enviado a Aviñón en 1324, para enseñar filosofía en la prestigiosa escuela franciscana, y de ese modo iría a ganarse enemigos entre sus competidores académicos, especialmente los seguidores de Tomás de Aquino alguno de los cuales habría acusado a Ockham de enseñar herejías. Pero hay evidencias de que hasta 1327 sería la época cuando realmente fue convocado ante el Papa para responder por los cargos presentados ante una comisión de expertos (sin representación franciscana), pero ningún arresto domiciliario siguió a este ejercicio, no emitiendo juicio alguno el Papa.

Después del 9 de abril de 1328, ante el ruego de un dirigente de la Orden franciscana, Miguel de Cesena, Ockham estudió la controversia entre papado sobre la doctrina de la pobreza apostólica y los franciscanos espirituales, tema que se había convertido en el principal objetivo para la doctrina franciscana, pero que era considerado posiblemente herético, tanto por el papado como por los dominicos. Ockham se adhirió al movimiento de los espirituales y concluyó que el Papa Juan XXII era un hereje, posición que defendió más tarde en su obra.  

El Principio de la Parsimonia atribuido a Guillermo de Occam se da basado en el siguiente principio: ¨Cuando se trata de escoger entre múltiples teorías en competencia, la más simple es probablemente la mejor¨. El principio es bien conocido como “Principio de la Parsimonia”, también como “La navaja u Hojilla de Occam” Fue llamado “Navaja de Ockham” pues “afeitaba como una navaja las barbas de Platón”, ya que de su aplicación se obtenía una notable simplicidad ontológica, por contraposición a la filosofía platónica que llenaba su ontología de
entidades. 

Dicho principio nos conduce a que: ¨Las entidades no deben multiplicarse innecesariamente¨. Frecuentemente es citado en latín para darle un aire de autenticidad, “Pluralitas non est ponenda sine neccesitate”. La definición más apropiada para los científicos es, ¨Cuando se tienen dos teorías en competencia que hacen exactamente las mismas predicciones, la más simple suele ser la mejor¨, o dicho de otra forma, si dos o más fenómenos pueden ser explicados por una sola causa, cada vez que estos fenómenos se hagan presentes se hace más probable la existencia de dicha causa.  

Una frase que se le atribuye dice: «entia non sunt multiplicanda praeter necessitatem» “No hay que multiplicar los entes sin necesidad”; un principio que es muy anterior a Ockham, pues ya lo utilizaban los antiguos griegos y aparece en el Organon aristotélico, pero que sería bautizado como «la navaja de Ockham» en el ámbito cultural anglosajón formulado por Bertrand Russell en 1946, como principio de parsimonia, en los Principia, y establece que si un fenómeno puede explicarse sin suponer entidad hipotética alguna, no hay motivo para suponerla.

En el siglo XX el desarrollo de la física ha permitido reformular esta idea diciendo que la ontología de la ciencia debía en última instancia descansar en lo que la física dice
que existe. La ontología de la ciencia debe compararse a un desierto y no a una
jungla. Así, por ejemplo, la perspectiva darwiniana parece responder a un ideal de orden natural emparentado con cierto principio de parsimonia o de economía de las diferencias, en contraposición a la perspectiva de Cuvier, que obedece a un ideal de exuberancia de la naturaleza.
 

Antes de esperar al dictamen sobre la herejía u ortodoxia de la filosofía de Guillermo de Ockham, varios prelados y príncipes le escribieron al papa, pero antes de que estas cartas o el resultado del capítulo pudieran alcanzar Aviñón, Miguel de Cesena, con Guillermo de Ockham y Bonagracia de Bérgamo, quienes también estaban retenidos por el papa en Aviñón, huyeron la noche del 25 de mayo en una galera les envió Luís de Baviera. El 26 de mayo de 1328 Ockham llevándose el sello de la orden franciscana, se dirigió a Pisa con Miguel de Cesena y otros frailes.

Más inaceptables aún para el Papado fueron las propuestas de separación entre la Iglesia y los poderes temporales (ideas que ya habían provocado años antes la excomunión del emperador); con ellas se inició la evolución hacia un Estado laico separado de la Iglesia. Guillermo de Ockham refutó la supuesta infalibilidad de los papas y defendió que el poder de éstos debía estar limitado por el derecho natural y por la libertad de los cristianos.

Tras su huida de la corte papal, Ockham sería excomulgado, pero su pensamiento nunca fue oficialmente condenado. Finalmente conseguirían la protección del emperador Luis IV de Baviera y Guillermo pasaría el resto de su vida escribiendo sobre asuntos políticos, incluyendo la autoridad y los derechos de los poderes temporal y espiritual, de tal modo que tras la muerte de Miguel de Cesena se convirtió en el líder de un pequeño grupo de disidentes franciscanos en la corte de Luis IV de Baviera en 1342. Guillermo de Ockham fallecería Ockham falleció en Múnich, a causa de la peste negra en 1347, mientras intentaba lograr una reconciliación con el papa Clemente VI.

NOTA: Este breve trabajo fue parcialmente publicado el 19 de mayo del 2017 en este blog.

Maracaibo, miércoles 21 de octubre, 2020, el año de la pandemia.

 

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