lunes, 21 de septiembre de 2020

El Covid-19 criollo…

El Covid-19 criollo…

Un video, que “se viralizó” en redes sociales el pasado mes de junio (04/06/2020), escenificaba el colapso de un centro asistencial que se convirtió en el foco de COVID-19 más grave en Venezuela y la crisis fue tal que produjo la remoción  de su directiva. Era un ejemplo más de tantísimos otros casos que describen el padecer de los venezolanos. El video era la historia de un zuliano de 52 años quien siete días después de continuo malestar, resfriado y fiebre, confirmó su peor sospecha: un examen dio positivo a coronavirus, por lo que ya “con el pecho trancado”, a primera hora del domingo 25 de mayo, decidió trasladarse hasta el Hospital Universitario de Maracaibo (HUM), uno de los 47 centros asistenciales del país designados como “centinelas” por el gobierno de Nicolás Maduro para atender la pandemia del COVID-19.

Tras ser confirmado el virus mediante una prueba rápida, el paciente debió esperar por atención médica unas cinco horas, de pie y a ratos sentado, aislado sin poder ver a su familia. Al filo de la angustia, fue llevado a un motel en la avenida 63A de la ciudad donde no había enfermeros ni medicinas. Permaneció varias horas en una habitación sin ventanas, ni aire acondicionado, sin agua potable ni comida, hasta que por sus reclamos fue devuelto a las 11:30 de la noche al hospital-centinela, el HUM que es el único habilitado para la capital zuliana, el cual, cinco días más tarde fue intervenido por la gobernación del Zulia tras admitir la crisis y confirmarse de un solo golpe que existían 107 casos de contagio.

Pero de vuelta ya en el HUM, el paciente con coronavirus no corrió con mejor suerte. Tuvo que pasar su primera noche sentado y buena parte del día siguiente mientras se liberaba una cama hospitalaria. No hubo rayos x, analgésicos, ni exámenes ni pruebas de oxígeno. El único acetaminofén que pudo tomar se lo llevó su esposa así como el agua y los alimentos. El hecho de que este paciente COVID-19 en Maracaibo, haya tenido que esperar casi 48 horas por una camilla -que no cama- y fuese “ruleteado” entre un hospital sin camas disponibles y un hotel sin los requerimientos mínimos ni personal de salud, habla de las condiciones de uno de los principales centros asistenciales escogidos por la administración de Maduro para hacerle frente a la pandemia en el país. 

No nos están atendiendo. Desde que estamos aquí, no hay nada de medicamentos, no hay enfermeras. Se acaba de morir un paciente que tiene varios días y no lo atienden”; así lo narró un paciente del piso 5 del HUM mientras entraba en una habitación donde yacía un hombre en una camilla sin sábanas, con ojos cerrados y un tapabocas. “Aquí está el hombre que falleció. Por favor, ayúdennos”… Estas declaraciones grabadas en un video se hicieron virales en las redes sociales y fueron trágicos eventos que se dieron en el HUM un par de meses atrás.

La pandemia sigue estando vigente y las deficiencias del sistema hospitalarios son como “variaciones sobre un mismo tema”. Sobre el meollo de esta compleja situación, el Dr José Félix Oletta recopiló las insuficiencias de los 47 hospitales centinela designados por el desgobierno de Nicolás Maduro para enfrentar la pandemia en Venezuela, y señaló como, ante la manifiesta debilidad del sistema de salud previa a la pandemia, una deplorable situación que no había sido corregida, en medio de una permanente crisis hospitalaria y ante su ya reducida capacidad para enfrentar la situación crítica actual, “estamos presenciando los resultados de un gobierno que no construyó más centros asistenciales en los últimos 12 años”.

Ahora, las 23.723 camas dispuestas para atender la pandemia del COVID-19 en el país, equivalen a un 0,8 camas por cada 1.000 habitantes, cifra que está por debajo de los estándares de la OMS que establece 3 camas por cada 1.000 habitantes. Por otra parte, el Dr Oletta señalaría que donde se atienden los pacientes de COVID-19, son hospitales sin agua, sin rayos X ni respiradores, por lo que en la última semana de mayo la curva de contagios saltó 93% al pasar de 944 a 1818 casos confirmados.


En un sistema de desgobierno centralizado, donde desde hace muchos años la criminalidad alcanza cifras que baten records internacionales y los presos políticos civiles y militares que sobreviven están confinados en ergástulas, y son torturados sin piedad, tampoco existen resultados estadísticos confiables, particularmente sobre la salud pública. Oletta recordó que el gobierno no invirtió en el mantenimiento de equipos médicos ni en la compra de nuevos aparatos para aumentar la capacidad lo que redujo drásticamente la cobertura. Según datos manejados por el exministro “Desde 2010, el país contaba con 720 camas para unidades de cuidados intensivos que para 2018, según nuestros número, se redujo a la mitad por la ausencia de mantenimiento”.

En medio de la pandemia, los números oficiales difieren entre sí y entran en contradicción con las cifras del inventario de los hospitales centinelas elaborado por el Ministerio para la Salud. La suma de las camas de la red pública, clínicas privadas, hoteles y centros de diagnóstico integral(CDI), supera el total de 23.723 camas presentado, y no se conoce, además, en qué establecimiento se encuentran las 1.213 camas UCI supuestamente dispuestas para atender pacientes graves con coronavirus. Un mega apagón en 2019 demostró la vulnerabilidad en la que se encontraban los hospitales que no contaban con plantas eléctricas. Ahora, en plena circulación del virus identificado en China, al menos 53% de los hospitales cuenta con equipos de generación de energía, sin embargo, en un 47% de los recintos no se pudo obtener la información sobre su disponibilidad. 

Para septiembre de 2019, más de 30.000 médicos venezolanos agremiados a la Federación Médica Venezolana habían emigrado de país ante la grave crisis económica; y un 53% de ellos corresponde a personal que labora en hospitales. La cifra total de médicos venezolanos que han emigrado se presume mayor, ya que no todos los graduados en medicina se agremian en la federación. En cuanto al personal de seguridad de los hospitales, se suman 525 personas en los hospitales para atender COVID-19. Se supo que en los centros asistenciales de Uyapar y Raúl Leoni, en el estado Bolívar, los cuerpos de seguridad del Estado son los encargados de cumplir el rol de la vigilancia.

Hasta aquí, por hoy será suficiente para entender la crisis de un país que veinticinco años atrás, cuando aún no había sido invadido por fuerzas de otras naciones depredadoras, contaba con ciudadanos que no eran víctimas del miedo y la desesperanza; ahora bajo la égida del socialismo del siglo XXI la desnutrición, el hambre y las necesidades más elementales son el común denominador del ciudadano venezolano.

Maracaibo, lunes 21de septiembre, 2020.

 

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