viernes, 1 de mayo de 2020

EEV: una historia nuestra.


EEV: una historia nuestra.
Después del brote del virus Sika con microcefalia en 2016, han transcurrido más de cuatro años y a pesar de las investigaciones realizadas con el virus de la EEV que aprovecho para refrescar, es evidente la declinación de la investigación en este campo. El deterioro progresivo de la salud del venezolano va paralelo al escaso apoyo que recibe la investigación en nuestras universidades durante las dos últimas décadas. En este panorama vivimos la pandemia actual.

Comenzando la década de los años 70 iniciamos nuestros trabajos de investigación con la intención de buscar un modelo experimental que reprodujese lo que con preocupación habíamos visto en el hospital Universitario de Maracaibo(HUM) el año 1963, el mismo de nuestra graduación como médico-cirujano de la Universidad del Zulia(LUZ). Las madres guajiras que habían padecido de encefalitis equina venezolana en la epidemia del 62 y de ese mismo año 63, tenían hijos mortinatos o nacían vivos y fallecían mostrando hallazgos en autopsias que describiera el Dr. Franz Wenger, jefe del Servicio de Patología en la Revista Investigación Clínica, inicialmente en 8 casos de mortinatos (1) y posteriormente denominando necrosis cerebral masiva, a las lesiones inducidas por el virus (2). Comenzando la década de los 70, con la colaboración de Luis Carbonell y Gernot Bergold del IVIC, y de las Dras Slavia y Elena Ryder en el Instituto de Investigación Clínica de LUZ, y publicamos varios trabajos sobre la ultraestructura del virus de la EEV (3,4,5).

Trabajábamos con ratones recién nacidos y entendimos que la cepa Guajira era letal para los animales de experimentación; ratones, conejos, cobayos, y ratas morían de inmediato o pocos días después de ser inoculados. Con la colaboración de José Esparza quien dirigía el Departamento de Virología en el IVIC y de Gabriel Carreño un estudiante de postgrado, logramos que algunas ratas Sprague Dawley (SD) sobrevivieran a la inoculación intraperitoneal del virus; Carreño trabajó creando una verdadera unidad de cuidados intensivos para ratas y posteriormente, un mes después de la inoculación pudimos examinar histológica y ultraestructuralmente el sistema nervioso central (SNC) de los animales y demostrar las lesiones cerebrales en las ratas sobrevivientes al proceso encefalítico eran  similares a daños post infarto y gliosis reactiva en las zonas afectadas. Los resultados de esta investigación fueron publicados en una revista inglesa (6), las que complementaban otros trabajos preliminarmente realizados sobre el mismo tema como fue investigar una posible respuesta del sistema inmune en el tejido linfoide (7).

Habíamos llegado a un punto donde sabíamos que el modelo experimental para nuestros propósitos podía ser la rata (SD) e iniciamos la tarea de examinar citológicamente el ciclo menstrual de las ratas SD, y precisar cómo y cuál era el momento para lograr el apareamiento y poder calcular día a día la edad de los embriones y fetos en las 3 semanas de gestación. Examinar los úteros de animales usados como control, lo mismo que calcular el peso y tamaño de las crías, en fin, estos trabajos nos llevaron durante meses a interactuar con grupos de entusiastas jovencitas quienes hicieron su tesis para culminar sus estudios de bachillerato y desarrollaron con nosotros varios trabajos colaterales, uno de ellos fue intitulado Efecto del etanol in útero sobre el desarrollo pondo-estatural y de la ultraestructura del cerebelo en las ratas”.

Paralelamente fuimos conociendo las diversas etapas histológicas de la embriogénesis y el desarrollo de los fetos de las ratas durante las 3 semanas de gestación hasta el nacimiento. Lo primero a estudiar fue la histología de los embriones y fetos en cada paso de las 3 semanas de preñez en muchas muestras del útero y de sus productos, embriones, fetos y placentas. Con estos detalles precisados llegó el momento, conociendo la historia gestacional de cada grupo de ratas, de inocular a las madres con la cepa Guajira. Tuvimos nuevamente que recurrir a la ayuda de Virología en el IVIC para no correr riesgos de contaminación con la cepa Guajira. El efecto de la inoculación intraperitoneal con la cepa Guajira del virus de la EEV en las ratas madres, se examinaron en diferentes etapas:

La primera semana de gestación nos mostró que ya tres días después de la inoculación el virus se había interrumpido la preñez. En los cuernos uterinos había hemorragia y necrosis focales en el epitelio del útero. Todos estos hallazgos fueron detalladamente relatados en Investigación Clínica en 1980 (8).

Podemos resumir los comentarios sobre el examen histológico post inoculación en diversas etapas concretando los resultados entre los días 14 a 18 de gestación, cuando fetos y placentas, entre tres y cinco días post inoculación, mostraron que el virus afectaba predominantemente los vasos de la placenta con alteraciones diversas y  letales en los fetos. La conclusión derivada de estos hallazgos señalaban a las lesiones placentarias iniciales como las responsables de diversos grados de alteraciones de los fetos y donde el daño del cerebro se producía fundamentalmente a través de trombosis vasculares.  En la placenta normal existe el fenómeno de la invasión del trofoblasto que cubrirá el endotelio de los vasos placentarios (9) de esta manera, al final del embarazo, las células trofoblásticas tapizan las paredes internas de las arteriolas espiraladas del endometrio (10). Estos detalles fueron también señalados en una publicación nuestra en 1981(11) y en 1983(12).

Inmunohistoquímicamente demostramos la presencia del virus en el trofoblasto vascular señalando como en esos sitios se iniciaba el proceso de la infección con trombosis (11,12). Los resultados de estos experimentos fueron complementamos utilizando la inoculación con la cepa TC83 del virus de la EEV que se utiliza como vacuna y no es letal y de esta manera más leve, pudimos volver a demostrar los cambios histopatológicos en las ratas SD (13). Este modelo experimental del efecto intrauterino del virus de la EEV lo presentamos y fue aceptado y publicado en 1981 en la Revista Boletín de Patología Comparada de Instituto de Las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos (14).

Curiosamente, en 1967, Lucy Rorke y Spiro (15) habían demostrado el mecanismo de las lesiones cerebrales en la rubeola congénita y para nuestra sorpresa eran similares a lo que estábamos observando en nuestras ratas SD. Las alteraciones en las placentas en el “síndrome post rubella” en humanos eran similares a los observados en las ratas, detalles estos que ya habían sido señalados previamente por Alford desde 1964 en la placenta de mujeres con rubeola (16). 

Las evidencias histológicas, ultraestructurales e inmuhistoquímicas apuntaban a que las lesiones eran similares a las descritas en el síndrome post-rubeola, donde el papel de los vasos placentarios parecía ser determinante en la patogenia delas mismas. Para nuestra sorpresa, se planteaba la controversia de si podía el virus de la Rubeola ser un Arbovirus (17) ya que no era transmitido por ningún artrópodo vector, y a psar de ello, Rubeola sería clasificado como Arbovirus del género Alfavirus en la familia Togaviridae, y del grupo Rubivrius, muy similar a EEV.

Habíamos logrado hacer una revisión del problema de la EEV y sus efectos teratogénicos en 1962(18), y en 1995 publicaríamos los resultados del trabajo con la cepa TC83 (13), sin embargo, curiosamente, en 1995, el mismo año de la publicación del Suplemento de la Revista Investigación Clínica dedicado a los estudios con EEV, nuevamente se desató una epizootia y epidemia de EEV en el occidente del país con más de 10.000 personas afectadas. En una última publicación nuestra sobre esta epidemia del año 95, enfatizábamos la importancia de la ultraestrucutura, ya que esta fue utilizada para examinar el virus en los casos humanos descritos (19). Extraoficialmente nos informaron de casos en la Maternidad de Maracaibo, y supimos del resultado de autopsias en mortinatos con lesiones cerebrales que fallecieron como consecuencia de la epidemia de ese año, aunque no tuvimos confirmación oficial de los mismos.

Toda esta historia vino a reactivarse en 2016 por una nueva epidemia con otro arbovirus, la cual se extendió por varias naciones de América. El virus Zika transmitido por Aedes Aegipty apareció seguido de la noticia de niños con microcefalia (20). Inicialmente detectado en Brasil y coexistiendo en muchos casos con el síndrome de Guillain Barré, el virus ZIKA, llegaría tras haber padecido en nuestro país de brotes epidémicos con Chinkungunya, otro arbovirus como el Dengue, ya establecido endémicamente en Venezuela como para rememorar lo previamente descrito con el virus de la EEV.

Finalmente, en el mismo mes de mayo de ese año 2016, en un estudio inicialmente descrito en Lancet (21) se demostraba como el virus SIKA era capaz de atravesar la placenta y afectar directamente el SNC, destacando el hecho de que la placenta es un grave foco durante la infección y que ella misma puede ser la responsable de las alteraciones cerebrales detectadas en los recién nacidos.
Referencias
1-Wenger F. Hallazgos de anatomía patológica en la reciente epidemia de encephalitis equine venezolana.Invest Clin 7: 23-45, 1963       2-Wenger F. Necrosis cerebral masiva del feto en casos de encefalitis equina venezolana. Invest Clin 21:23-31, 1967        3-Garcia Tamayo J. Acid Phosphatase activity in mouse brain infected with Venezuelan equine encephalomielitis virus. J Virology 8: 232-241, 1971       4- Garcia Tamayo J. Venezuelan equine encephalomyelitis virus in the heart of newborn mice. Arch Pathol 96: 294-297, 1973     5- García Tamayo J, Ryder S, Ryder E. Venezuelan equine encephalomyelitis virus: structural components. Invest Clin 15: 56-61, 1974.     6- García Tamayo J, Carreño G, Esparza J. Central Nervous System alterationes as sequelae of Venezuelan equine encephalomyelitis virus infection in the rat. J Pathology (GrBr) 28: 87-91, 1979       7-García Tamayo J, Esparza J. Importancia de la respuesta celular en el fenómeno encefalítico inducido por el virus de la EEV. Patología (Mex) 4: 215-225, 1978     8- García Tamayo J. Encefalitis equina venezolana experimental. Estudio histológico, histoquímico y ultraestructural. Invest Clin (Ven) 21: 227-371,1980      9- Bronsens I; Robertson WB, Dixon HG. The physiological response of the vessels of the placental bed to normal pregnancy. J Pathol 93:569-573, 1967.      10- De Wolf, F, De Wolf Peeters C, Bronsen I, Robetrson WB. The human placental bed. Electron microscopic satudy of trophoblastic invasión of espiral arteries. Am J Obst & Gyn 137: 58-70, 1980,      11-García Tamayo J, Esparza J, Martinez AJ. Placental and fetal alterations due to Venezuelan equine encephalitis virus in rats. Infect & Immun (USA) 32: 813-821, 1981.      12- García Tamayo J, de García S, Esparza J. Alteraciones iniciales inducidas en los vasos placentarios de la rata por el virus de la encefalitis equina venezolana. Invest Clin (Ven) 24: 3-15, 1983      13- de Freites F, Garcés A, García Tamayo J.  Alteraciones fetoplacentarias inducidas en ratas por la cepa TC-83 del virus de la Encefalitis equina Venezolana. Investigación Clinica (Ven) 36, Supl 2: 475-495, 1995.       14- García Tamayo J, Esparza J, Martinez AJ. Venezuelan equine encephalitis. Animal model of human disease. Comp Pathol Bull. The Registry of Comp.Pathol (AFIP-USA) 13: (2): 2-5, 1981      15- Rorke LB, Spiro AJ. Cerebral lesions in congenital rubella síndrome, J Pediat 70:243-255,1967       16- Alford CA, Neva FA, Weller TH. Virologic and serologic studies of human products of conception after maternal rubeola. New Engl J Med 271:1275-1281,1964        17-Holms IH, Warburton MF. Is rubella an arbovirus? Lancet. 1967, 2:(7528) :1233-1236      18- García Tamayo J. Efecto teratogénico del virus de la encefalomielitis equina venezolana: una revisión del problema. Invest Clin (Ven) 33: 81-86, 1992       19-Valero de Fuenmayor N; García Tamayo J; E de García S; Caleiras E; Parada D. Importancia de la Microscopía Electrónica de Transmisión en el diagnóstico de la Epidemia de Encefalitis equina Venezolana de 1995 en la Guajira Venezolana. Investigación Clinica (Ven) 38: 73-82,1997.        20-Rasmussen S A, Jamieson DJ, Honein MA, Petersen LR. Zika Virus and Birth Defects. Reviewing the Evidence for Causality. New Engl J Med 2016; 374:1981-1987         21- Adibi JJ, Marques JrETA, Cartus A, Beigi RH. Teratogenic effects of the Zika virus and the role of the placenta. The Lancet, 387:1587-1590, 2016
Jorge García Tamayo Instituto Anatompatológico, Facultad de Medicina, Universidad Central de Venezuela. Laboratorio de Patología Molecular, Maracaibo, Venezuela.
Maracaibo, 1 de mayo, del año 2020



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