miércoles, 27 de noviembre de 2019

Raymond Chandler


Raymond Chandler

Para los amantes de la novela negra, tal vez sea de interés saber que este año se cumplieron sesenta años del fallecimiento de Raymond Chandler(1888-1959), quien como escritor de novelas policíacas, fue uno de los artífices de la llamada novela negra(https://bit.ly/2smxeS8) que revolucionó la típica trama de intriga y misterio de la literatura policíaca. Nacería otra manera de contar las historias reflejando la dureza de la vida urbana y la corrupción social como el mecanismo central que afectaba a los seres humanos y su relación con el poder que da el dinero. Con Dashiell Hammett a la cabeza, a Chandler (https://bit.ly/37FMd9T) le tocó experimentar en carne propia el hedor de injusticia y la corrupción de la funesta época nacida de la crisis económica de la década de los años 30 en Norteamérica. En otras ocasiones he mencionado en este blog a Chandler, así como a Hammett, M Cain, y a Patricia Highsmith artífices de la novela negra.

El arquetipo de un modelo de hombre justo, íntegro e inflexible, es el detective Philip Marlowe quien personificará la creación de Raymond Chandler. Un personaje que pesar del pesimismo existencial, intentará no aflojar el paso ni claudicar a la hora de actuar correctamente. Con una visión amarga de la vida, que al principio generará cierto desasosiego y malestar, de inmediato hace recobrar el ánimo y la gallardía romántica de un caballero cuyo pesimismo deviene en ironía y quien en el cine aparecerá y de allí para siempre, interpretado en la pantalla primariamente por Humphrey Bogart, pero también por George Montgomery, Robert Mitchum, Elliot Gould, Danny Glover, James Caan y James Garner.  

Con un estilo narrativo de “realismo sarcástico”, con rapidez, precisión y sutileza Chandler muestra a los personajes en sus ambientes, utilizando el humor cínico que lo caracteriza y con formas coloquiales coloridas de un crudo y vigoroso slang norteamericano. El nombre de Marlowe se cree se deriva del poeta isabelino Christopher Marlowe, o quizás del narrador de la novela de J Conrad “El corazón de las tinieblas”. La “Gran Depresión”, con sus tensiones sociales y políticas engendraría la transformación de la novela policíaca clásica cuyo lenguaje pasó a ser coloquial y cortante, sin medias tintas fue directamente a señalar la tragedia humana experimentada por la gente que se sentía atrapada sin poder sobrellevar la situación. De esta manera, los escritores usando  descripciones breves y diálogos cortados, iban a mostrar la corrupción de los políticos, y de los policías, y las artimañas violentas de los gánsteres representativos de las mafias que acordaban con los funcionarios públicos el reparto de sus cuotas de poder.
 
Todo esto generaría el advenimiento de la Ley Seca, de las pandillas, el swing, en loa años de Las uvas de la ira de Steinbeck, la Cosecha roja de Dashiel Hammett, y de El sueño eterno de Raymond Chandler. Con este advenimiento literario, el despertar de una realidad compulsiva y un nuevo lenguaje violento, coloquial, incisivo, que desnudaba sentimientos y emociones, y contraponía la mitología literaria y cinematográfica con un nuevo antihéroe, un perdedor en la inescapable confrontación ética entre el bien y el mal. Era otro mundo, “en el que (como lo describiría el propio Chandler en El simple arte de matar), los gánsteres pueden gobernar naciones y casi gobernar ciudades; en el que los propietarios de hoteles, bloques de apartamentos y restaurantes de moda han obtenido su dinero regentando prostíbulos; en el que una estrella de la pantalla puede trabajar para la mafia, y el afable vecino de al lado es el jefe de una red de apuestas ilegales”…

Inmersos en la angustia y el escepticismo, al releer la obra de Raymond Chandler, rememoramos a Hammett y a Cain, pero por igual a Faulkner y a Hemingway, para redescubrir, a través de unos diálogos y personajes de acerada dureza, una ciudad como Los Ángeles de los años 30, gobernada por el gansterismo común y político. A lo que contribuiría para crear más atmósfera, la visualización de algunas películas del llamado cine negro de esos mismos años 30, junto al estallido de la primera burbuja financiera al final de los 20 (la otra ocurriría en 2008), la más devastadora caída del mercado de valores en la historia de la bolsa, que precipitó la expansión del pánico y los saltos suicidas. Era el fin de la era del jazz y el american dream. Tal desmoronamiento haría exclamar a Scott Fitzgerald, el mejor retratista de los happytwentiesque aquel había sido un tiempo prestado: O, en cualquier caso, con toda la minoría selecta de una nación viviendo con la indiferencia de los grandes duques y la despreocupación de una corista”.

En medio de aquel entorno corrupto y pesimista surgirá la figura del detective privado por antonomasia, Philip Marlowe, el personaje íntegro en quien se puede confiar por ser honesto y probo, y quien en ocasiones precisa de la ironía para enfrentarse a las desdichas de su entorno en la época que le toca actuar y todo gracias a la creación del mismo por Raymond Chandler.

Maracaibo, miércoles 27 de noviembre 2019

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