Recomendaciones para
escribir una novela
Te
sugiero, inicialmente haber leído bastante y ya con una idea germinada en la
mente, tu pregunta puede ser… ¿Cómo comenzar? Existe la famosa historia de
enfrentarse a la hoja de papel en blanco… El asunto es escribir toda una
historia pensada ya, y puede ser apremiante, pero como seguramente serán varias
las situaciones, habría que buscar la forma de ordenarlas... Te recomiendo que
inicies la tarea por organizar tus ideas, para luego poder expresarlas, por
escrito. No será fácil y por ello, mirar tus papeles con borradores y esquemas,
que debes tenerlos, nunca estarán de más. Decir algo que inicialmente impacte y
que finalmente desvelará una verdad, sería un buen inicio, pero ¿desde cuándo
darás un comienzo real a tu historia?, esa que ya conoces y quieres escribir… Y
luego, nuevamente… ¿Cómo hacerlo?
¿Un
narrador omnisciente? ¿Escribir en futuro imperfecto? ¿Utilizando la primera
persona del singular? ¿Incorporando una correspondencia? Quizás como lo hizo Carlos Fuentes
en “La
silla del Águila”… ¿Piensas que, puede ser una idea interesante? ¿Cómo
olvidar el diario de la obsesionada Alina Reyes? Sí, el personaje de Cortázar
en “Lejana”.
Se te ocurre recordar a Beatriz Viterbo la joven que tenía el Aleph de Borges
en su sótano. Hacerlo cual si lo hubiese escrito María Eugenia Alonso, o como
lo hiciera Laura, en “Solitaria Solidaria”, a dos tiempos…
Quizás intentarlo como si fueses un biógrafo, ¿qué tal uno importante? ¿Stefan
Zweig? Podrías optar por escribir como lo hizo Sergio Ramírez en “Sombras
nada más”, e ir de atrás hacia adelante para desarrollar los
acontecimientos en una secuencia ya prevista. Esto te resolvería la pregunta del
“desde cuándo”. Siempre esa técnica de usar historias dentro de otras historias
es efectiva, ¡seguro!, nunca ha sido una mala táctica. También Ednodio la
utilizó, y lo hizo magistralmente en “Mariana
y Los Comanches”. Eso me gusta. Pudieras hacer como Auster quien es campeón
de las historias simultáneas, y puedes revisar “El Oráculo de la Noche”,
donde se maneja con unos cuadernos garrapateados y llega hasta el atrevimiento
de crearles pie de páginas, e ir sobre diversos temas, y relatarlos cual si
quien lo hace, fuese un prisionero. Como quien narra una película, con la precisión
de querer detallársela a otro preso, ¿te acuerdas de Puig y su mujer araña? ¿Recuerdas
la película? Pero hay que escribir y deberás hacerlo desde dentro de ti. Lo
menos que se le puede pedir a un escritor es que escriba bien, decía el maestro
Oswaldo Trejo. Mantente firme, el control es importante y no deberás dejar las
cosas al azar. Aunque algunas veces van a ser tus personajes quienes decidan el
rumbo de lo que escribes, ya lo verás…
Siempre al pensar en el azar, recuerdo a Conrad, y no es porque
era despistado el marinero y escritor polaco, más bien creo que es por aquella,
su única novela protagonizada por un personaje femenino, “Azar”. Se me ocurrió al
mencionar lo del personaje femenino, pensar en palabras que escuché una vez en
boca de Anabella, la joven de mi novela, “Escribir en La Habana”… Ella me dijo…
“Un libro, se
puede leer dos o más veces, la literatura es para releerla, inténtalo. Lo que
cada uno encuentre en los libros depende más del lector que del autor, sobre
todo del lector que sea capaz de releer. Preocupada debería estar yo por saber
cómo escribir bien, por aprender a narrar, a escribir verdadera literatura, no
sólo para terminar mi tesis sobre el barroco. ¿Sabes? No quiero ser escritora
para escribir la verdad, esa es la que sale en los periódicos, yo quisiera escribir
cuentos, relatos, transformarme en una verdadera narradora. ¡No te imaginas
cuánto deseo poder escribir con un nivel de excelencia! Quiero ser una
escritora, yo en mi juventud y con toda mi inexperiencia quisiera poder
escribir desde mi condición de mujer joven y no soportaría hacerlo enmarcada
por contraseñas, asfixiada por los tabúes y los remilgos que ahogan la
femineidad tradicional de los míos. Quiero ser yo misma, yo verdadera, yo
sencilla y a la vez muy amplia y permisiva. Es que, ¡chico!, yo no creo que el
ser auténtica tenga ver con estar inventando grandes conflictos. Para escribir,
yo no quisiera intentar plagiar la realidad. Esa está en la prensa, ya te lo
dije y además sé que te parezco loca, porque precisamente me estoy graduando de
periodista, pero es así. Dime, ¿conoces acaso si existe un límite entre la
ficción y la mentira? Yo no escribiré para relatar mis vivencias, yo creo que
una debe escribir para inventar la vida”.
Regresando a mis
recomendaciones… ¿Es que acaso las cosas suceden por azar? En las novelas,
puede que si… Pero… ¿Suceden realmente?, o se inventan. Como ocurre en los
sueños y el portazo revienta y el disparo en el sueño es simultáneo y entonces
despiertas sin que sea fácil entender cómo llegaste hasta allá y luego se te
difumina todo, como niebla en el viento… Ese otro yo onírico está relacionado
con tu subconsciente y quizás es una gran verdad que en los sueños habitan los
fantasmas ocultos que debes sacar a relucir en tu novela. Bien lo dijo le
excelente escritora Rosa Montero, “Los
sueños y las novelas nacen del mismo substrato de la conciencia”. Supongamos
otra novela como “El halcón Maltés”, diría yo que seguramente por culpa de
Bogart, Dashiel Hammett te parecerá un escritor más cinematográfico que
policial, y es que el cine, como sucede con la música, en general con todo lo
leído y lo vivido, puede ser el origen de importantes causales de ese supuesto
azar de las novelas… Que puedo decir si siempre que pienso en el inspector
Maigret de Georges Simenon es el actor Jean Gabin quien viene a mi mente, y con
este recuerdo, pensé en una charla sostenida con un viejo compañero de estudios
del colegio, cuando él me decía… “Estoy seguro de que vos rememorabas como yo,
la película de Sabú, en colores,
El Libro de las Tierras Vírgenes, tan reales que, según me contaste, te indujeron a leer con atención
a Rudyard Kipling. Me dijiste que habías llegado al grado de imaginarte vos mismo
siendo Mowgli, o también, algunas veces dizque soñabas con ser un Gunga Din,
¡en blanco y negro claro está!, pero con el casco de explorador, como el que
usaban los fusileros ingleses… Vos queriendo ser uno de Bengala, en un
desierto, con dunas y en la fortaleza, tipo Legión Extranjera, ser otro de
ellos, tal vez avisando con la corneta, especie de Beau Geste, como el propio
legionario”….
Ese tipo de disparatada imaginación vale para escribir una novela.
Finalizo estas denominadas
“Recomendaciones”, con unas breves palabras del laureado escritor Javier
Marías: “Tengo para
mí que cuanto más
libre es una novela en su concepción y en su ejecución, cuanto a más
desenvuelto es quien la escribe cuando la escribe, cuanto más se atreve con
control de su atrevimiento, cuanto más dispuesto está a contar a su manera, con
más probabilidades contará su novela de durar y de ser releída una y otra vez,
porque en ella habrá siempre algo nuevo o cambiante que descubrir o comprender”.
Maracaibo sábado 5 de octubre del 2019
Me encanta Jorgito, lo usaré de inspiración.
ResponderEliminarOri
Esto es correcto!
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