martes, 23 de octubre de 2018

Síntesis del caso Khashoggi




Síntesis del caso Khashoggi

Arabia Saudí tiene el favor político de gobiernos que ahora pudiese ser que se hallasen ante un dilema: ¿Defender los derechos humanos o sus intereses económicos? La monarquía saudí, A través de la compra de armamento sofisticado y de la inversión de su renta petrolera en los Estados Unidos y en Europa, ha logrado el favor de gobiernos occidentales y se ha consolidado con la creación de redes clientelares con la promesa de mantener estables los precios del crudo. A partir de 1945 Estados Unidos forjó un pacto con Arabia Saudí, y a cambio de tener acceso a petróleo, con un precio estable desde 1973, Washington le ha garantizado protección a la monarquía saudí, incluyendo la seguridad que Israel no les atacaría. Sin embargo, es del conocimiento de las naciones del mundo algo Amnistía Internacional ha denunciado: Arabia Saudí practica de forma sistemática la tortura, la pena de muerte, viola el derecho internacional humanitario en Yemen y los derechos humanos en general. Blogeros, periodistas y defensores de derechos humanos han sido sentenciados a largas penas de prisión y condenas a latigazos públicos por decir estas verdades. Algunos de sus opositores han sido secuestrados fuera del país y llevados ilegalmente a Arabia Saudí donde permanecen en prisión. El asesinato de Jamal Khashoggi es casi la guinda de un horrendo pastel que forma parte de la persecución sistemática y practicada sin decoro por la monarquía saudí con sus opositores.

En la actualidad, el príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohammed bin Salman, ha intentado exculparse de su responsabilidad en el asesinato del periodista Khashoggi, lo que viene a demostrar el grado de impunidad con la que cuenta la monarquía saudí entre los gobiernos occidentales, particularmente con los Estados Unidos. La monarquía saudí tan solo está actuando con la impunidad que durante años de complicidad con los Estados Unidos y, más recientemente, en la administración Trump, le indicaron que podría ejercer, sin temor a represalias. Khashoggi era un periodista que formaba parte de la élite del país, pero había evolucionado hacia posiciones democráticas. En 2015 lanzó en Bahréin una emisora de televisión regional que emitía análisis y contenidos críticos de las monarquías del Golfo, la cual, casi de inmediato fue cerrada debido a las presiones de Riad. El analista español Mariano Aguirre, ha señalado recientemente que el asesinato del comentarista del Washington Post Jamal Khashoggi es el resultado de la impunidad con la que cuenta la monarquía saudí entre los gobiernos occidentales, particularmente Estados Unidos. Hay que destacar que es bien sabido que otros países, como Gran Bretaña, Alemania, Francia y España, se han beneficiado de esa componenda, lo cual ha llevado a sus gobernantes a cortejar a la monarquía saudí.  Recientemente, nada menos que el gobierno socialista de Pedro Sánchez autorizó la venta de armas a Arabia Saudí, pese a las denuncias de que serán usadas en la guerra en Yemen. 

Al igual que le ocurre a los Estados Unidos con Israel, Arabia Saudí considera que no tiene que hacer siempre todo lo que Washington le ordene. Cuando el presidente Trump insinuó que el caso Khashoggi podría llevar a Estados Unidos a imponer alguna penalización, el gobierno saudí rápidamente reaccionó indicando que no estaba dispuesto a recibir “ninguna presión” y que en ese caso “responderá con acciones más grandes”, recordando que el reino tiene un potencial petrolero que le hace “cumplir un papel de vital y de fuerte influencia en la economía global”. Trump no volvió a hablar de penalizaciones y aceptó las diferentes inverosímiles versiones que Riad fue dando sobre el asesinato. La monarquía saudí cuenta con que podrá salir de este aprieto gracias a su poderío económico. Turquía, por ejemplo, se encuentra en una difícil situación financiera, y Riad puede ofrecerle préstamos con muy bajo interés, o casi gratis, o condonarle parte de su deuda externa a cambio de que no muestre evidencias que comprometan al príncipe heredero saudí. El gobierno alemán ha anunciado que hasta que no se aclaran las circunstancias del asesinato congela la venta de armas a Arabia Saudí. Pero el presidente Trump ha dejado en claro su posición. “No lo quiero hacer y francamente ellos tienen un enorme pedido (de armas) de 110 000 millones (de dólares). Son 500.000 empleos. Es el pedido más grande de la historia de nuestro país de un ejército extranjero, ¿y lo vamos a desechar?”… ¡Recojan los vidrios, decimos por acá…

Maracaibo 23 de octubre del 2018

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