viernes, 15 de junio de 2018

El secreto de “El Maestro”




por PabloAntonio Garcìa Escorihuela
De aparente fragilidad, con su bastón y su verbo pausado y tranquilo, Óscar Washington Tabarez es un torbellino. Revolucionó al fútbol uruguayo desde su regreso al banquillo tras el fracaso de Uruguay en la eliminatoria para Alemania 2006, y desde entonces los charrúas no volvieron a fallar. Rusia 2018 puede ser la Copa de su despedida del banquillo celeste
Un reportero venezolano se encontraba muy emocionado en 2013 por la circunstancia que vivía. Su selección venía de sacar un empate en Bolivia, y en aquella pequeña sala del Hotel Rasil, atestada de periodistas y algún fanático coleado, él, junto a un nutrido grupo de colegas suyos, sumados a otro puñado de cominucadores charrúas, esperaban la llegada de aquel hombre al que llamaban “El Maestro”.
Óscar Washington Tabarez entró en aquella sala con dificultad. Ya comenzaban a hacerse evidentes los coletazos del inclemente tiempo. Andaba con su bastón, abriéndose paso en el pequeño auditorio improvisado.
“Venezuela va a su primera vez. Y tiene que demostrar que está a la altura para clasificarse a un Mundial”, fue de las primeras frases que soltó, tajante, como un catedrático. Su Uruguay llegaba a Puerto Ordaz en crisis, sin victorias en seis partidos en esa eliminatoria, obligada a ganar.
“Y si algo tiene la vida, es que las primeras veces, son las más difíciles. En todos los aspectos. En el trabajo, en la vida, en el sexo, en cualquier área. Y el fútbol no está ajeno a esto. Venezuela va a su primera vez mañana. Y en esa circunstancia nosotros trataremos de contrarrestarles, y ver si podemos hacer un buen partido y ganar”.
Al día siguiente, su equipo venció 1-0 a la Vinotinto, revivió en la eliminatoria, entró con todo a la Copa de las Confederaciones, y a partir de ahí, ganó seis partidos en fila para llegar a Brasil 2014. El hombre sabe mucho. Tres años después, en 2016, el mismo reportero coincidió con un colega criollo y una hermosa comunicadora charrúa en un café de Montevideo, Uruguay. Allí, ella explicaba el secreto de “El Maestro”.
“Los jugadores lo aman”, dijo ella sin miramientos, batiendo sus rizos amarillos y sin casi pestañear, haciendo énfasis en la frase con sus grandes ojos verdes. “Y es algo que sí, es paternal, pero también está construido desde lo profundo que viene trabajando Tabarez en Uruguay. Son más de doce años. Desde que llegó en 2006, se le tuvo paciencia, se le permitió implementar lo que sabe, y hay que decirlo, supo ganarse a la Federación Uruguaya. Hoy todo pasa por él. Y la relación que tiene con los chicos, es muy especial. Ellos se matan por él. Es una pena que se tenga que ir, pero ya está mayor, y la salud es dura a su edad (71 años)”, contó.
Aquel día, Uruguay volvió a vencer a Venezuela, ahora, por primera vez en más de diez años en el mítico Estadio Centenario de Montevideo. Fue un 3-0 contundente. Ya comenzaba a olerse la clasificación charrúa, aunque aún faltaba torneo. “Sería lindo. Es algo que queremos regalarle al Maestro. Un cuarto Mundial para él. Pero tenemos que seguirlo trabajando, aun nos queda camino”, comentó Diego Godín, capitán celeste en los entreverados y viejos pasillos del mítico coso rioplatense.
Llegó Rusia, y dos años después, la sensación es que todo el plantel uruguayo sabe que esta, tal vez, sea la última Copa Mundial de Oscar Washington Tabarez al frente del cuadro charrúa. Él mismo, en el fondo, lo siente, aunque nadie dice nada.
Sigue igualmente frágil en apariencia, pero fuerte de palabra y espíritu. “Me sorprende como pasa el tiempo”, comentó en la rueda de prensa que dio antes del debut de su selección contra Egipto, al ser consultado sobre su cuarto Mundial al frente de los celestes. “Encaro los desafíos con mentalidad positiva, y aquí estamos”, dijo.
“Desde 2006, la idea era reubicar a Uruguay en el concierto del fútbol internacional. Y era un enorme desafío, porque el mundo es otro, porque no es lo mismo  1990 a 2018. Y además, en Uruguay tenemos varios condicionantes. Tenemos sólo tres millones de personas en el país, y mientras nosotros sacamos un jugador, Argentina o Brasil sacan diez. Y la idea es que el futbolista tiene que salir con un perfil determinado, pero esto no es sencillo. Tenemos que formarlos, y esto se da en un periodo largo de tiempo”, precisó.
Y no se tardó, con su característica forma aleccionadora, en colocar un ejemplo: “Cuando salimos campeones de América en 2011, y fuimos campeones de Fair Play en ese torneo, Federico Valverde tenía once años, y hoy está aquí convocado. Es la consecuencia de ese trabajo y todo eso nos satisface”.
Puede que sea el último rodeo en el banquillo para Tabarez, pero una selección que tiene a Edinson Cavani, Luis Suarez, Diego Godín, Marín Caceres, José María Jiménez o Matías Vecino, es una a considerar. “En épocas anteriores nos costaba mucho estar en tres mundiales seguidos, y creo que esa es la demostración del éxito que hemos tenido”, remató “El Maestro”, ese señor de aparente físico endeble, pero con un enorme conocimiento del juego y una capacidad de motivar tan impresionante, como para que el país más chico de Suramérica se atreva a soñar en grande.
En Twitter: @PabloAGarciaE
Para lapestelocablogspot,com en Maracaibo 15 de junio 2018

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