miércoles, 23 de noviembre de 2016

Dicken Castro, un talento excepcional



Dicken Castro, un 'talento excepcional'

El arquitecto y decano de los diseñadores gráficos en Colombia falleció a los 94 años. Así lo confirmó su hijo Jerónimo, presidente de Colfuturo: “Su vida estuvo llena de alegría, con una capacidad de ver lo bello en lo más simple. Vivió su vida a plenitud, estuvo siempre rodeado de gente que lo quiso y lo admiró, y fue un excelente ser humano y un bello papá”. De su matrimonio con Lía Jaramillo también son hijos Cristóbal, artista y herrero; Rosalía, comunicadora social; Pedro, comunicador y desarrollador de software, y el arquitecto Lorenzo Castro. A ellos se suman diez nietos.
Aprovecho esta oportunidad para escribir sobre este famoso arquitecto colombiano, casado con una prima hermana, Lía Jaramillo Tamayo, hija con su hermana Alba de mi tía Albina, la hermana mayor de mi madre, quien era la menor de las Tamayo ( María Amelia Jacinta mejor conocida como a Maruja). Mi tía Albina, se casó con don Pedro Jaramillo Montoya y vivieron en Medellín hace ya mucho tiempo y nosotros, los Garcia Tamayo conocimos a Albita y a Lía en una visita que hicieran a Maracaibo en la década de los 50.
Oriundo de Medellín (nació en 1922), Dicken Castro estudió arquitectura en la Universidad Nacional e hizo un posgrado en la Universidad de Oregon, en Estados Unidos, entre otras actividades que lo llevaron a convertirse en un referente del diseño gráfico en el país, gracias a la creación de logotipos y símbolos como el de la caja de compensación familiar Colsubsidio, el de la moneda de 200 pesos y el del XXXIX Congreso Eucarístico, celebrado en Bogotá, entre muchos otros de gran trascendencia.
Dicken Castro fue un nadador consumado. En un texto de esta publicación especializada que compartió con EL TIEMPO, explican que “en su juventud participó en importantes campeonatos, y hasta pasados los 80 años seguía haciendo sus piscinas diarias en el Club de Los Lagartos, donde, precisamente, realizó algunos diseños arquitectónicos”. Además, era un creador nato, gracias a su gran capacidad de observación, que conjugaba con su amor por lo autóctono (desde lo precolombino hasta sus investigaciones sobre la arquitectura popular, como la que hizo sobre la guadua o sobre la gráfica de las chivas). La vena de arquitecto de Castro se complementó con la decanatura del programa de Arquitectura de Interiores de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, en Bogotá, entre 1992 y el 2005. El presidente de la Sociedad Colombiana de Arquitectos (SCA), lo recuerda como un gran exponente del oficio, no obstante su reconocimiento como diseñador gráfico. Incluso, realizó investigaciones importantes sobre la guadua. “Fue maestro de maestros, de quien aprendimos mucho”, anotó Flavio Romero, quien señaló cómo por su aporte a la arquitectura, se tomó la decisión de crear, en el 2004, el Premio Arquitectura de Interiores, que fue identificado como Premio Dicken Castro Duque. En 1996 DickenCastro fue el encargado de diseñar el logo de la Bienal Colombiana de Arquitectura, aún vigente.
Dicken Castro abrió la primera oficina de diseño gráfico en Colombia tras regresar de Europa, a principios de los años 70. Se especializó en Planeamiento Urbano en Róterdam (Holanda), lo que lo llevó a trabajar en la Oficina de Planificación de La Haya. Después regresó a la Universidad Nacional como profesor de las facultades de Bellas Artes y de Arquitectura. Su actividad docente fue complementándose con exposiciones, entre ellas, en 1957, la de acuarelas en el Museo La Tertulia, de Cali.  Luego llegaron otras, en 1970, en la Biblioteca Luis Ángel Arango, donde mostró algunos de sus diseños bajo el nombre “Símbolos”. En 1976 se consolidó con la exposición “Diseñadores precolombinos”, en el Centro Colombo Americano, y un año después, una serie de acuarelas y crayones, lo llevó a la galería de la Sociedad Colombiana de Arquitectos. Como arquitecto, Castro legó proyectos de gran relieve, principalmente en Bogotá, como el teatro y el refugio infantil del Club Los Lagartos (1955), el mercado de Paloquemao (1960), y la plaza de mercado del barrio Restrepo (1967). A estos se suman, en Ipiales, Nariño, el diseño del centro de exposiciones y bodegas de Alpopular (1976). Igualmente, Castro promovió la creación del gabinete de artes gráficas del Museo Nacional.
“No hay que construir solo para ser famosos ni creerse los mejores arquitectos del mundo”, eran algunas de las recomendaciones de este profesional colombiano. El uso del ladrillo a la vista también tiene al arquitecto como referente en Colombia. Fue algo que probé eficientemente en mi casa en Suba, donde pasaba los fines de semana con mis cuatro hijos, amigos y familiares, y así la humildad de los grandes sabios fue algo que siempre sembró en las muchas generaciones de estudiantes a los que él, de manera generosa, compartía sus conocimientos. “Se fue el nadador, el arquitecto, el diseñador, el papá, el hombre que gozaba con todo, el bailarín, el ojo de lo popular, el ser de la Guadua. Estarás siempre con nosotros. Dicken Castro septiembre 1922 – 21 de noviembre 2016”, escribió su hija Rosalía Castro en su página de Facebook.

Toronto, 23 de noviembre del 2016

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