Anotaciones
sobre la historia de Andrés Vesalio
…
notas que valdrán para recrear su vida en una futura novela
Jorge
García Tamayo
Andries van Wesel,
a quien llamaremos utilizando su denominación latina, Andrés Vesalio, había
nacido en Wesel una pequeña población situada entre Bravante, Güeldres y la
frontera de Alemania, en el ducado de Cleves, el 31 de diciembre de 1514. Para
esa época, la ciudad era flamenca y pertenecía al ducado de Borgoña, como parte
del Sacro Imperio Romano Germánico. Su familia toda era de estirpe renana, y en
realidad tenía ya tenía varias generaciones al servicio del Emperador de
Alemania. Su tatarabuelo había sido Pierre van Wesel quien se inició en su
condición de médico del Emperador Federico III y fue muy respetado por haber
escrito parte de uno de los capítulos de un tratado sobre Avicena. Su
bisabuelo, Johannes van Wesel, también estudió matemáticas y trabajó a las
órdenes de Carlos el Temerario, Duque de Borgoña y de su hija, la Emperatriz María
de Borgoña. Llegó a ser profesor de Artes en la Universidad de Lovaina
donde estudió y se graduó en Medicina entre 1429 y 1446. Johannes se casó dos
veces. El Emperador Federico III lo hizo noble e introdujo su escudo de armas
con tres comadrejas, que es el significado de la palabra wesel en flamenco. Uno
de sus cuatro hijos, quien se llamó Everad y usó el apellido de Wytinck, fue el
abuelo de Andrés. Everad también estudió medicina y continuó al servicio de La Casa de Borgoña, pasaría a
ser el médico de cabecera del archiduque Maximiliano, marido de María de
Borgoña, quien luego habría de ser Emperador de Alemania. El padre de Andrés
llamado Andries, o Andreas, era hijo ilegítimo de Everad van Wesel y de
Margarita Winters. Luego de estudiar física y anatomía en Lovaina, Andries
estudió para ser boticario y le sirvió con devoción a Margarita de Austria y a
Carlos, el nieto del Emperador. Carlos, quien llegaría a ser Carlos I Rey de
España y Carlos V Emperador de Alemania, desde niño fue tratado por Andries,
por lo que en el año 1532, el fiel boticario sería nombrado su “valet de
chambre”, época ésta cuando el hijo mayor de Andries, Andrés Vesalio, de quien
trata esta historia, se marchó a estudiar medicina en la Universidad de París.
Las conexiones
palaciegas de la familia Wesel, podrían aparecer para la época como si
estuviesen temporalmente interrumpidas por ser el padre de Andrés hijo
ilegítimo de Everad, pero aquella familia que había sido previamente
ennoblecida por el Emperador, sería nuevamente recompensada por la bondad del
Emperador Carlos V. Así fue como Andres Vesalio, quien nacería en la casa de su
padre Andries van Wesel y de su madre Isabel Crabbe, pero quien se sabía
descendiente de cinco generaciones de tradición médica en una gran familia que
había dado varios profesores a la Universidad de Lovaina y en él, continuaría una
tradición familiar al dedicarse a los estudios de medicina. Para la época de su
nacimiento, el año 1514, su padre continuaba al servicio de Margarita de
Austria como boticario, pero había decidido darle a su hijo una educación que
lo ubicase donde le correspondía estar por ser un Wesel, por ello seguramente
desde niño Andrés fue inscrito en la
Escuela de Los Hermanos de la Vida Común, en Bruselas
donde aprendería latín, griego, árabe y hebreo. En esta época, los Países bajos
estaba bajo la regencia de Margarita de Saboya, hermana del difunto Felipe I a
quien apodaron “el hermoso”, ambos hermanos, Felipe y Margarita eran hijos de
Maximiliano, emperador de Alemania quien en su juventud se había casado con
María de Borgoña para anexar los Paises Bajos a la corona germana. La muerte
accidental de la reina María antes de la mayoría de edad del príncipe Felipe,
colocó a Maximiliano en la posición de regente de las tierras borgoñonas y de
los Países Bajos que pronto se sublevaron contra el emperador germano y él fue
sitiado en Gante y hecho preso en Brujas
y tras una serie de desdichados acontecimientos, la paz retornó al hacerse
cargo del trono, a los 16 años “el hermoso” heredero, Felipe, quien muy joven
aún, casó con la bella Juana de Castilla quien en pocos años dio a luz a Carlos
y a Fernando y pasaría a la historia como Doña Juana La Loca. Así fue como en la
corte flamenca donde el boticario Vesalio era un respetable súbdito, crecieron
los príncipes germano- hispánicos, los hijos de Felipe y de Juana. El episodio
de la muerte de Felipe en Burgos y el trágico peregrinar de la reina Juana la Loca con su cortejo fúnebre
por los pueblos de España, deambulando durante nueve meses hasta finalmente dar
a luz en descampado a la hija póstuma de su amado Felipe, Catalina, futura
reina de Portugal. Todos estos detalles son parte importante de la historia de
la corte germano española en Bruselas, donde siguiendo la tradición de su
familia, se desempeñaba el boticario Andries Vesalio vería como a los 16 años
en 1555 el príncipe Carlos sería coronado como Carlos V emperador de Alemania y
rey de España, episodio que casi coincidió con el segundo cumpleaños del
pequeñín Andrés, el hijo del señor
Vesalio, boticario de la corte y quien habría de ser un personaje muy
importante.
Cuando era un niño
pequeño, Andrés acompañaba a su padre y con su hermano Nicolás iban a bañarse y
a pescar en el Rin, o en el Lippe, que era un caudaloso afluente del gran río.
La madre de Andrés se llamaba Isabel Crabbe y era una típica flamenca,
pelirroja, robusta, de piel colorada y pecosa, con grandes mamas, quien amaba
la música, tocaba la flauta y el laúd, y cantaba. Ella le enseñaría las primeras letras a
Andrés y a su hermano menor Nicolás. Su padre, el boticario, era tan alto como
su madre, muy rubio y de ojos azules, con la barbilla partida por un surco y
cojeaba ligeramente de una pierna como producto de una fractura de la tibia al
caerse de un caballo. Poseían un carruaje mediano tirado por dos caballos con
el que iban de paseo algunas veces hasta el río, llevando pan recién hecho y
tocino, otras veces su padre se desplazaba en su carruaje para cumplir con
diligencias relacionadas con su trabajo. Con todas las ventajas de un niño a
quien le tocó vivir en un medio sin privaciones, Andrés disfrutaría una
infancia feliz, y sus intereses siempre parecieron estar acicateados por una
gran curiosidad que se resumía en querer conocer como están hechos los seres
vivos. Capturaba y disecaba los animalitos que caían en sus manos y no se
salvaban ni los ratones ni los gatos y hasta sapos y lagartijas fueron abiertas
para saciar sus deseos de saber cada vez más sobre la estructura y el
funcionamiento de los animales. Su familia veía en estas prácticas un interés
natural por los estudios médicos, que al fin y al cabo eran una tradición
familiar, por lo que no fue una sorpresa cuando ya adolescente comenzó a
expresar su deseo de estudiar Medicina. Cuando Andrés cumplió diez años hizo la
primera comunión, y en aquellos días ya era un niño muy aplicado que hablaba y
escribía correctamente alemán y flamenco, tenía también conocimientos de griego
y de español, idiomas dominados por su padre quien le enseñaba gramática,
frecuentemente después de la cena. Además su padre poseía una biblioteca con
más de una veintena de libros entre los que estaba el tratado de Avicena en
alemán, una Biblia latina, una gramática alemana y varios tratados en alemán de
Hipócrates, Homero, Tales de Mileto, Séneca y Cicerón. A través de un sacerdote
agustino, Lothar, Andrés tendría la oportunidad de leer estas y otras obras
literarias como las Confesiones de San Agustín, El Apocalipsis de San Juan y La Divina Comedia de
Dante. Desde niños, los dos hermanos se perdían en los densos bosques de
abedules, robles, hayas y abetos para buscar y capturar los pequeños animales,
interesados ambos Andrés y Nicolás en todas las especies, las que iban desde
caracoles, mariposas, orugas y lagartijas, hasta alacranes y pequeños roedores.
Siempre evitando las peligrosas víboras, algunas veces se atrevían los niños a
atrapar pequeños animales, a sabiendas que la caza estaba prohibida
terminantemente puesto que el bosque pertenecía a duque de Cleves y ellos
sabían que las infracciones se pagaban con la muerte en la horca. Andrés se
transformó en un joven alto y espigado, muy flaco quien a los 14 años era tan
alto como su padre. Se inició en los misterios del sexo con una joven viuda
quien era vecina de la casa y había perdido a su marido en una de las guerras
que frecuentemente asolaban a Flandes y a Brabante. Con ella estuvo muchas
veces con gran discreción, sin que en su casa paterna se enterasen durante casi
un año hasta que se marchó a estudiar en Bruselas. En 1528 a la edad de 14 años
ingresó en la Universidad
de Lovaina al Pedagogium Castrensis. De manera que recibiría su primera
educación en Bruselas y Lovaina donde, entre otras materias, siguió estudiando
latín, griego, árabe y hebreo. Parece que admiró desde pequeño la obra
biológica de Alberto Magno y también tuvo cierta tendencia a continuar en sus
interesantes actividades sobre la disección de animales. A los dieciocho años
se trasladó a París para estudiar medicina.
En París, Andrés permanecería
durante tres años entre 1533 y1536, en un ambiente en el que prevalecía el
galenismo. La enseñanza de la anatomía corría a cargo de Jacobo Silvio. Silvio
utilizaba como libro de texto el De Usu partium de
Galeno, aunque suspendía la enseñanza a la mitad del primer libro por
considerar que era demasiado difícil para los estudiantes. En París, Andrés
sufrió una gran decepción al enfrentarse con las enseñanzas del profesor Jacobo
Silvius, viejo anatomista apegado a los lineamientos de Galeno, quien sin
desviarse un ápice de los textos clásicos, enseñaba la anatomía humana
utilizando patas de perro disecadas, recitando lo aprendido en los antiguos
textos. Descontento, pero profundamente seducido por la anatomía, Vesalio trató
de completar su formación osteológica con huesos sustraídos del Cementerio de los
Inocentes y ayudó a realizar algunas disecciones en las que también participó
su compañero de estudios Miguel Servet. El estallido de la guerra entre
Francisco I y Carlos V suspendió las actividades en París y condujo de nuevo a
Vesalio a Lovaina, donde permaneció por espacio de dos años (1536-1537). Al regresar a Lovaina logrará terminar sus estudios bajo la dirección
de Joham Gunther von Andernach quien era más filólogo que médico, y quien había traducido la obra de Galeno
De anatomicis administrationibus y publicó un
tratado de disección (Institutionum anatomicarum libri
quatuor). Allí en Lovaina, según
cuentan algunos, Andrés se halló poseído de una febril ansiedad de continuar
sus estudios anatómicos y así logró que la Facultad le concediese la posibilidad de
autopsiar el cadáver de un pobre pescador quien se había ahogado y tras
hacerla, trataría de preservar sus restos para examinarlos con detenimiento.
Más adelante con sus amigos estudiantes, ascenderían hasta la colina en las
afueras del pueblo donde estaban las horcas de los ajusticiados y robarán los
huesos y lograrán guardar partes de los cadáveres para proseguir en el
obsesionante estudio de la anatomía humana.
En Lovaina, le fue otorgado a Andrés
el grado de bachiller en medicina en 1536. Su tesis, “Paraphrasis in
nonum librum Rhazae medici arabis clariss ad regem Almansorum de affectum
singularum corporis partium curatione”, fue un comentario sobre el libro noveno
de Rhazes,
un médico árabe del siglo X. En Lovaina, a pesar del poco tiempo de su estadía, Andrés
publicará las ideas presentadas en su tesis de grado, así su su primera obra se
tituló "Paraphrasis in nonum librum Rhazae ad Almansorem" donde
comparaba la terapéutica Galena con la Árabe, inclinándose por las ideas de
Galeno pero tratando de salvar en lo posible la reputación de Rhazaes. A causa
de una disputa con su maestro, Andrés decidió
marcharse a Italia
y se instaló durante
un tiempo en Venecia,
donde conoció a un compatriota quien habría de ser su futuro colaborador Jan
Stefan vanCalcar, discípulo del pintor Tiziano Vecellio. Jan van Calcar nacido en el ducado de Cléveris
era uno de los discípulos del famoso pintor Tiziano,
en cuyo taller había ingresado el año 1536. van Calcar era conocido por su
capacidad para realizar copias extraordinariamente fieles a las obras de su
maestro. Andrés pensó aprovechar sus habilidades como dibujante para hacer
demostraciones anatómicas de los cadáveres y su amigo aceptó su propuesta. A
finales del año 1536, Andrés Vesalio se trasladó a la Universidad de Padua, que formaba
parte de la ciudad universitaria de la República Véneta,
para inscribirse en su escuela médica. A los pocos días de su llegada a Padua
ya había llamado la atención. Andrés Vesalio era un ser que rompía con todas
las tradiciones del método didáctico medieval, él dejaba de lado la cátedra, y
descendía hasta la mesa donde yacía el cadáver e iba disecando y mostrando por
sí mismo las partes anatómicas a las que en sus explicaciones se refería.
Completaba además con dibujos para señalar lo que en el cadáver era difícil de
observar. La Universidad de Padua
Universites aristarum, que para aquellos años era uno de los centros
neurálgicos de la
investigación médica europea, apreció el trabajo original del joven
Vesalio por lo que la carrera de Andrés avanzaría rápidamente hasta graduarse
"magna cum laude" el 5 de diciembre del año 1537. Tanto brillo
demostraba su labor que al día siguiente de su gardo, fue nombrado
Explicator chirurgiae o profesor de cirugía con la responsabilidad de explicar
cirugía y anatomía a los estudiantes. Inmediatamente después de su grado, también el
ilustre Senado de Venecia, lo nombró profesor
de cirugía en la misma universidad y comenzaría a dar conferencias sobre
anatomía y cirugía en otras ciudades, lecciones éstas que ofreció en la Universidad de
Bolonia y de Pisa. Andrés Vesalio tuvo un gran éxito entre sus colegas docentes y también
entre los estudiantes, él mismo se encargó de editar sus propios dibujos junto
con los que van Calcar reproducía para él por encargo, y se sabe que le
sustrajeron uno de los que usaba habitualmente para sus demostraciones
anatómicas, por lo que tuvo que tomar medidas con el fin de proteger la
autoría. Este fue el origen de las “Tabulae anatomicaeSex”
publicadas en Venecia, en 1538. Las tres láminas osteológicas son de
Jan van Calcar, pero las tres viscerales, las del hígado, porta y genitales,
la del hígado y la cava y finalmente la del corazón y de la aorta, son del
propio Vesalio. Aunque seguían siendo galénicas las bases de la anatomía, el
cambio que significó la ilustración anatómica fue enorme. Los tratados de
anatomía de entonces no solían contener ningún tipo de ilustraciones, y aunque
algunos suelen referirse a las láminas de Leonardo da Vinci, que son mucho más
conocidas entre la gente que las de Vesalio, no debemos olvidar que para aquel
entonces, las láminas de Leonardo permanecían inéditas. En 1538 Vesalio
publicó igualmente una revisión de las “Instituciones
Anatomicae” de su
maestro von Andernach, el cual constityó un manual de disección para sus
estudiantes. En 1539 con el fin de aportar claridad a una polémica sobre la
sangría en las afecciones neumónicas monolaterales, el médico de Carlos V,
Nicolás Florena, encargó a Vesalio que hiciese y describiese disecando los
resultados de una exploración del sistema venoso endotoráxcico. Siguiendo esta
sugerencia, Andrés descubrió la vena azigos mayor y su desembocadura en la
vena cava superior y publicó los resultados de estos trabajos ese mismo año en
la “Epistola docens venam axillarem dextri cubiti in dolre
laterali secandam”. Aceptaría entonces el encargo de la Giunta, una afamada casa
editorial veneciana, para revisar la edición latina publicada sobre varios
escritos anatómicos de Galeno, un arduo trabajo que concluiría un año después.
Todas estas actividades fueron muy apreciadas por el claustro de profesores y
por los estudiantes. En un documento oficial en el que se prorrogaba el
nombramiento de Vesalio decía claramente sobre su persona, que él “había
suscitado gran admiración entre todos los estudiantes”. Las conexiones de la
anatomía de Galeno a través de sus obras, hizo que Andrés se diera cuenta de
que ellas dejaban translucir las experiencias que Galeno había adquirido al
disecar diversos ejemplares de monos. Al comprobar personalmente esto y
comparar en las disecciones de humanos tantos errores, Vesalio comprendió que
el hasta entonces indiscutible Galeno debería dejarse de lado en la enseñanza
de la anatomía. Esta decisión provocó controversias y desavenencias entre los
académicos del claustro en la
Universidad de Padua, pero Andrés calmó los ánimos al se
comprometerse con ellos, a escribir un nuevo tratado de anatomía. En 1542 ya
estaba redactado su conocido “De humani corporis fabrica
libri septem”. Unos días después también terminó el Epitome, una edición de La Fábrica compendiada para
uso de los estudiantes. El texto, al que se unieron trescientas planchas
grabadas en madera por Jan van Calcar, salieron en mula hacia Basilea al
taller de Juan Oporino. Poco después los primeros ejemplares de La Fábrica irían ya dedicados al emperador Carlos V y el Epitome al
quién después sería Felipe II. Andrés Vesalio tenía entonces 29 años.
En la portada de la primera edición de esta gran obra aparece la muy conocida
ahora representación de una de sus clases magistrales, las que daba como
profesor de anatomía en Padua. La
Fábrica ofrece numerosas ilustraciones del cuerpo humano con
detalles que nunca se habían presentado antes. En una serie de láminas
esqueleto humano se mostraba en diversas posturas, e igualmente otra serie de
láminas representaban los músculos del cuerpo humano, demostrando disecciones
parciales de los mismos. Las posiciones del cuerpo humano representadas en
estas dos primeras series, reflejan las técnicas utilizadas por Vesalio
durante sus clases para mostrar la anatomía a sus alumnos y el talento de su
amigo van Calcar, el discípulo de Tiziano. En láminas posteriores aparece la
descripción de los vasos sanguíneos y de nervios, representando en sus dibujos
lo que se veía en las disecciones. En realidad hay ilustraciones de todas las
vísceras del cuerpo humano siguiendo el orden galénico y ni los órganos de los
sentidos faltan en páginas posteriores, donde curiosamente se observan también
imágenes de mujeres embarazadas y de sus fetos. En lo que se refiere a la idea
de cómo presentar la obra, Vesalio mantuvo la secuencia descriptiva de Galeno:
el estudio de los músculos, las venas, las arterias y los nervios; y luego las
vísceras. Pero Andrés Vesalio consideró que los huesos eran el fundamento
sustentador de la estabilidad arquitectónica, especie sostén que le da el
soporte al un edificio entero del cuerpo humano. Por eso utilizó el término de
"Fábrica" que podría ser el equivalente de “el edificio". El
primer libro se comienza precisamente con los huesos y cartílagos; el segundo con
los ligamentos y los músculos; en el tercero se trata de las venas y las
arterias; el cuarto de los nervios; el quinto a los órganos de la nutrición y
de la reprodución; el sexto del corazón y de las denominadas “partes que le
auxilian" como los pulmones; para finalmente el séptimo libro, estar
dedicado a al sistema nervioso central y a los órganos de los sentidos. Esta
manera es como clásicamente se sigue estudiando la anatomía humana en todo el
mundo. Para terminar el libro, se encuentran unas láminas en las que aparecen
dibujados todos los instrumentos que fueron utilizados en el trabajo de las
disecciones. La Fábrica es un
libro único e insuperable y como representación del cuerpo humano es admirable
su fidelidad a pesar de que hayan transcurrido más de cuatro siglos desde su
creación. Para su época, llegó a marcar una gran diferencia revolucionando los
conocimientos que existían sobre la anatomía. La obra de Andrés Vesalio fue
copiada en todas las grandes universidades de Europa. Debe señalarse que también La Fábrica originó una reacción airada de algunos
galenistas. Uno de los que le atacó ferozmente fue su maestro parisino Jacobo Silvio
quien le propinó calificativos como
desvergonzado, impío, calumniador e ignorante.
Andrés Vesalio regresó a Padua, pero siguiendo la
tradición familiar fue requerido por Carlos V para que formara parte de su
servicio médico; por tanto, marchó a Bruselas. Allí se casó, ejerció la
medicina y escribió. Publicó un opúsculo sobre el uso de la raíz de China o
zarzaparrilla, donde aprovechó para defenderse de los que le atacaban por
abandonar a Galeno. Mientras preparaba la segunda edición de La Fábrica (1551) también
acompañaba al emperador en sus viajes; su función era la de médico “internista”
y no la de cirujano. Poco después de la publicación, le fue ofrecido el puesto
de médico imperial en la corte de Carlos V. Informó al senado de Venecia de que
dejaba su puesto en Padua, lo que impulsó al duque Cosme I de Médicis a intentar convencerle a que
se trasladase a la
Universidad de Pisa, oferta que Vesalio declinó. En la corte
tuvo problemas en sus relaciones con los otros médicos, que lo consideraban un
"barbero".
Durante los doce años siguientes Vesalio viajó con
la corte, tratando heridas de guerra y torneos, realizando operaciones
quirúrgicas y autopsias, y escribiendo cartas privadas acerca de cuestiones
médicas específicas. Durante esta época escribió también su obra Radicis
Chynae, un texto corto acerca de las propiedades de una planta medicinal, la
raíz de China o zarzaparrilla, en el que se defiende además de
las acusaciones de los partidarios de Galeno. Recibió numerosos ataques.
Vesalio practicó varias
trepanaciones entre ellas dos reales, la primera a Enrique IV de Francia, tras una mortal
lanzada del Conde de Montgomery, en un torneo amistoso fechado en Paris el año
1559. En la trepanación Vesalio fue ayudado por Ambrosio Paré. Enrique II de
Francia Murió en 1559.
Durante el torneo contra Gabriel, Conde de Montgomery, celebrado
con motivo de la boda de su hija Isabel con Felipe II de España, el rey de Francia fue
gravemente herido por la lanza del Conde, en un ojo. Fue atendido por los
mejores médicos y cirujanos. Ambroise Paré
fue autorizado a reproducir la herida en algunos condenados para investigar
cómo y de qué forma curarla, sin obtener resultado alguno. Felipe II envió
desde Bruselas
a Andrés
Vesalio, quien tampoco pudo evitar la muerte del rey.
Tras la abdicación de Carlos V,
continuó ejerciendo como médico en la corte de Felipe II, quien le recompensó
con una pensión vitalicia y el nombramiento de conde palatino. En 1562 le
practicó una trepanación al Príncipe Carlos de Habsburgo. En el mes de
abril del año 1562 el príncipe Carlos, 1562, estudiando en Alcalá
de Henares, tuvo una grave caída Carlos. El hijo del rey Felipe II, algunos
dicen que acudiendo a una “cita galante”, en el Palacio Arzobispal, se
cayó en una escalera y se dio un golpe tremendo en la cabeza con el quicio de
una puerta. El golpe en la cabeza fue grave y su padre el rey, se preocupó por
su salud. Los tratamientos médicos no dieron resultado y empezó a temerse por la
vida del príncipe. Se acudió a los remedios mágicos de un curandero morisco
llamado Pinterete. No dando resultado alguno, se dice que hizo llevar hasta su
cama la momia de Diego de Alcalá, un fraile franciscano que se tenía por santo
y que años más tarde sería canonizado con la finalidad de invocar la mediación
divina en la curación de su hijo. Finalmente, el médico más prestigioso de la
época, Andrés Vesalio, le realizó una trepanación que le salvó la vida. Vesalio
fue un cirujano concienzudo, probablemente más anatómico y disector que
habilidoso, esto según creía su gran amigo y colega Dionisio Daza Chacón. Pese
a su tratamiento, y tras su recuperación, Don Carlos se hizo más excéntrico,
crecieron sus gestos de crueldad y se hicieron más temibles sus estallidos de
cólera, así fue como su salud empeoró, fundamentalmente se cree que debido a
sus excesos de glotonería.
Andrés Vesalio, será condenado a la
hoguera por algunas oscuras prácticas, que en realidad tuvieron que ver con el
dictamen alrededor de una autopsia y la acusación de la Inquisición que
aseguraba que el cadáver estaba vivo mientras se autopsiaba. Felipe II
cambiaría esta sentencia por una peregrinación a Tierra Santa, la cual
emprendería en 1564. Se embarcó con la flota veneciana de Giacomo Malatesta,
vía Chipre. Cuando llegó a Jerusalén recibió un mensaje del senado de Venecia
instándole a aceptar su antiguo puesto en la universidad de Padua, que había
quedado vacante a la muerte de su amigo y alumno Falopio.
Tras
luchar durante varios días con vientos adversos en el Mar Jónico, su barco
debió atracar en la isla de Zante,
cerca de Rodas y del Peloponeso. Allí murió poco después, por una disentería.
Abril, del año 2013
Las "rayas" son porque son "anotaciones", sencillamente ...
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