martes, 4 de marzo de 2025

Aguirre, el tirano…


El jueves, 20 de octubre de 2016 escribí en este blog (lapesteloca) sobre Lope de Aguirre en el cine y en la historia. Relataría entonces que hacía, para aquel tiempo, ya a casi 24 años de mi primera visita al País Vasco, cuando tuve la suerte de conocer en Donosti a don Carlos Blasco de Imáz, parlamentario vasco en distintas legislaturas, Consejero de Comercio, Pesca y Turismo del Gobierno Vasco entre 1980 y 1984 quien regresó al PNV, desde donde trabajó a favor de la reconciliación nacionalista. Don Carlos, era un escritor de numerosos artículos y del libro -Los Fueros.

 

Don Carlos era el padre de mi amigo y colega Eduardo Blasco Olaetxea y fue él quien me señalaría muchos detalles sobre la importancia de la Compañía Guipuzcoana en nuestra historia patria. Me sorprendió al hablarme muy entusiasmado sobre Lope de Aguirre, describiéndomelo como el cojo vasco de Oñate que se atrevió a desafiar al Rey de España desde tierras americanas.

 

Don Carlos Blasco de Imáz, me mostró con cariñosa admiración una edición del libro de Casto Fulgencio López recomendándome su lectura. He recordado nostálgico hoy -ya cuando han pasado los años y un cuarto de otro siglo ha transcurrido-, a don Carlos, y lo pienso con frecuencia pues él varios años después de nuestro primer encuentro, fallecería luego de una tenaz lucha contra el cáncer…

 

Ha de ser hoy, a casi 10 años de haber escrito sobre don Carlos y el tirano Aguirre en este blog, cuando nuevamente regreso a recordar la imagen de Lope de Aguirre (AraotzOñate, 1510-Barquisimeto, 1561) el Aguirre de Casto Fulgencio y el de Uslar, el príncipe de la libertad de Miguel Otero, y el que inspiro el Daimon a Abel Posse, el del filme El Dorado de Carlos Saura y el de la cólera divina de Herzog; quisiera verlo de nuevo como personaje del cine…

 

Aguirre es la figura de una película considerada como una de las joyas del cine alemán. También conocida en español como Aguirre, la ira de Dios (en alemán" Aguirre, Der Zorn Gottes"), del cineasta alemán Werner Herzog. Un filme del año 1972 que fue protagonizado por el actor de la misma nacionalidad Klaus Kinski, donde se narra supuestamente el viaje del conquistador español Lope de Aguirre por la cuenca el río Amazonas en busca de El Dorado.

 

La historia basada en la figura histórica de Aguirre y en “el diario de viaje” de Gaspar de Carvajal, con los que Herzog y Kinski reconstruyeron la época de la llegada de los europeos a América apoyados en la cinematografía de Thomas Mauch, Francisco Joan y Orlando Macchianello, y la música, de guitarra eléctrica y mellotrón, un instrumento musical electro-mecánico polifónico de los años sesenta, fue ejecutada por la agrupación de rock progresivo Popol Vulh.

 

El filme narra una enloquecida aventura/epopeya de un grupo de soldados españoles comandados por el vasco Lope de Aguirre. “La cólera de Dios", como se autodenominaba desafiante el conquistador español, quien al final de su delirio en el filme pretendía casarse con su propia hija a fin de lograr una saga purísima... En el filme El Dorado de Carlos Saura(1988) Aguirre es interpretado por el actor italiano Omero Antonutti y en la pelicula de aventuras Jungle Cruise (2021)  de Walt Disney Pictures, Aguire sería interpretado por el actor venezolano Edgar Ramirez.

 

La película, de Herzog es arrítmica y abigarrada, recrea una visión poco real de la verdadera historia. Es un film de locura e irracionalidad contrastando con la riqueza exuberantemente implacable de la selva amazónica. La producción cinematográfica narrada con un ritmo lento, casi irreal, termina por otorgarle al filme un aura de pesadilla, un preludio del descenso a los infiernos río abajo, también nos recuerda a Conrad en El corazón de las tinieblas, o como sucede en la sobrecogedora Apocalypse now de Francis Ford Coppola. La película resultaba ser el fruto no de la unión de dos talentos (Herzog y Kinski) sino del brutal choque de ambos. El director y actor se odiaban a muerte, llenos ambos de virtudes y defectos, reunieron el talento visual, la imaginería, la capacidad escenográfica y la atracción por lo irreal del cineasta y director teatral Werner Herzog, y el indómito, excesivo, altanero y serio carácter de Klaus Kinski.


 

Aguirre, der Zorn Gottes recibió el reconocimiento de la crítica y rápidamente fue catalogada como "película de culto". La figura de Lope de Aguirre, el vasco cojo y harapiento que caminó incansablemente las tierras americanas, el que Arturo Uslar Pietri nos mostró en El camino de El Dorado (1947) y que el periodista e historiador guaireño Casto Fulgencio López transformara en el primer caudillo de América en López de Aguirre, el peregino (1947), también fue abordada por el novelista argentino Abel Posse en 1978 cuando publicó Daimón y sobre esta novela, dijo el escritor canario Juan Jesús Armas Marcelo en 1979, que era tan importante como Cien años de soledad. Miguel Otero Silva bautizaría a Aguirre como el Príncipe de la libertad.

 

Lope de Aguirre orquesta la historia como traidor de traidores, diría: -A tí Felipe, rey español, te declaro enemigo mío cincuenta veces más mi enemigo...  Iniciando así su carta de rebeldía que habría de ser, en el devenir de su destino histórico, la expresión de lo que harán valer nuestros libertadores por todo el continente y en aquella locura de dimensión amazónica, nacerán las esperanzas emancipadoras de los patriotas hispanoamericanos.

 

Años más tarde, Otero Silva, establecerá los parámetros humanos del loco Aguirre, y con novelescos tempos, creará su novela Lope de Aguirre, Príncipe de la libertad, editada por Seix Barral/Biblioteca Breve. Barcelona, en 1979. El tiempo, en la novela de Otero Silva, se percibe como una sucesión irrevocable de muertes, de falsos conquistadores, de capitanes y patanes españoles cuya ambición estuvo siempre muy por debajo de la imaginación, ya americana y profética de Lope de Aguirre.

 

En 2016 concluiría este relato diciendo que: “se han escrito muchos libros sobre Lope de Aguirre; cronistas a sueldo que interpretaron la disidencia como traición y no como profecía. En nuestro suelo patrio todavía se percibe lo mismo, se persigue al disidente, se califica de traidor a quien no siga las líneas del régimen, se irrespetan las minorías… Allí en la selva americana estaba el vasco, luciendo todavía sus harapos, él quien proclamó en las orillas del Marañón la libertad americana, él quien olvidará su piel española, tragada por la selva, y desde aquella soledad inmensa, su personalidad llegará hasta nosotros, de la mano de Otero Silva quien al bautizarlo ―Príncipe de la libertad, había comprendido perfectamente la dimensión libertadora del vasco errante y traidor, del español disidente de la patriotería y del imperio divino, trocado de traidor en libertador, socavador de un imperio que nunca fue y que perdió toda su estructura retórica, cuando cedieron sus falsos cimientos como un castillo de naipes”.

 

Maracaibo, martes 4 de marzo del año 2025

No hay comentarios:

Publicar un comentario