El miércoles 16 de marzo del año
2016 en este blog (lapesteloca)
titulamos como “La historia” cíclica y
repetitiva” un artículo que hablaba sobre Vlad el empalador rumano y los
Vampiros de Transylvania, donde finalmente relataríamos algo que se ha descrito
como lo que les sucede a los líderes que nunca escuchan el clamor de su
pueblo...
Después de la Segunda Guerra
Mundial, cuando comenzaba la influencia soviética, y Ceaușescu era el
secretario de la Juventud Comunista en Rumania. En 1947, ya era ministro de
Agricultura y pasó a ser viceministro de las Fuerzas Armadas y sería nombrado
mayor general en 1950, ya para esta época Elena y Nicolás Ceaucescu eran dueños
absolutos con total control del partido comunista, manejaban a su antojo el
sistema judicial, el ejército, los sindicatos, la juventud comunista y sus
fuerzas de choque…
Nicolás y Elena habían venido desde
muy abajo, él había sido electricista y ella era obrero textil lo que no le
impidió recibir el título honorario de Doctora en Ciencias Químicas en la
Universidad. Se habían conocido en 1940 y se casaron en el 46. En
1954 Nicolás era un líder en Rumania, en 1967 llegó a la presidencia del
Consejo del Estado y en 1974, Ceaușescu se convirtió en presidente de la
República.
El
juicio de Nicolas y Elena Ceaușescu se celebró el 25 de diciembre de 1989 por
un Tribunal Militar Excepcional, un consejo de guerra creado a petición de un
grupo recién formado llamado Frente de Salvación Nacional. Su resultado estaba
predeterminado y dio lugar a veredictos de culpabilidad y condenas a muerte
para Nicolás Ceaușescu, el ex presidente rumano, quien era secretario general
del Partido Comunista Rumano, y para su esposa, Elena Ceaușescu.
La acusación
principal fue genocidio. La televisión estatal rumana anunció que Ceaușescu
había sido responsable de la muerte de 60.000 personas; el anuncio no aclaró si
se trataba del número de muertos durante la Revolución rumana en Timisoara o si
eran los muertos a lo largo de los 24 años de gobierno de los Ceausescu.
El 22 de diciembre de 1989, durante la Revolución rumana, Nicolás y
Elena Ceaușescu abandonaron el edificio del Comité Central en Bucarest en
helicóptero hacia Snagov, desde donde partieron poco después hacia Pitești. El
piloto del helicóptero afirmó estar en peligro por el fuego antiaéreo, por lo
que aterrizó en la carretera Bucarest-Târgoviște, cerca de Găești. Detuvieron
un coche conducido por el Dr. Nicolae Decă, que los llevó a Văcărești, tras lo
cual informó a las autoridades locales de que los Ceaușescu se dirigían hacia
Târgoviște.
Los
Ceaușescu cogieron otro coche y le dijeron a su conductor, Nicolae Petrișor,
que los llevara a Târgoviște y durante el viaje, los Ceaușescu escucharon las
noticias de la revolución en la radio del automóvil (para entonces los
revolucionarios habían tomado el control de los medios de comunicación
estatales, lo que provocó que Ceaușescu denunciara airadamente la revolución
como un golpe de Estado. Petrișor llevó a la pareja a un centro agrícola cerca
de Târgoviște, donde fueron encerrados en una oficina y luego arrestados por
soldados del ejército local.
Nicolae
Ceaușescu se negó a reconocer al tribunal, argumentando su falta de base
constitucional y alegando que las autoridades revolucionarias eran parte de un
complot soviético. El general Víctor
Stănculescu había traído consigo un equipo especialmente seleccionado de
paracaidistas de un regimiento de élite, que habían sido elegidos a dedo esa
misma mañana para actuar como pelotón de fusilamiento y desde antes de que
comenzara el proceso judicial. Victor
Stănculescu ya había seleccionado el lugar donde se llevaría a cabo la
ejecución: a lo largo de un lado del muro en la plaza del cuartel.
El
juicio de Nicolás y Elena Ceaușescu se celebró el 25 de diciembre de 1989 por
un Tribunal Militar Excepcional, un consejo de guerra creado a petición de un
grupo recién formado llamado Frente de Salvación Nacional. Su resultado estaba
predeterminado y dio lugar a veredictos de culpabilidad y condenas a muerte
para Nicolás Ceaușescu, el ex presidente rumano, quien era secretario general
del Partido Comunista Rumano, y para su esposa, Elena Ceaușescu.
El 25 de
diciembre de 1989, bajo el cargo de genocidio, daños a la economía nacional y
enriquecimiento ilícito, Nicolás y su esposa Elena Petrescu tras un juicio
sumario fueron fusilados. Los Ceaușescu fueron ejecutados a las 14:50 hora
local en la Unidad Militar UM 01417 de Târgoviște y la ejecución fue llevada a
cabo por un pelotón de fusilamiento compuesto por ocho soldados del regimiento
de paracaidistas traídos por dos helicópteros de la base de Boteni: el capitán
Ionel Boeru, el sargento mayor Georghin Octavian y Dorin-Marian Cîrlan, y otros
cinco suboficiales que fueron seleccionados entre 20 voluntarios.
La acusación principal fue genocidio. La televisión
estatal rumana anunció que Nicolae Ceaușescu había sido responsable de la
muerte de 60.000 personas; el anuncio no aclaró si se trataba del número de
muertos durante la Revolución rumana en Timisoara o eran los muertos a lo largo
de los 24 años de gobierno de Ceausescu.
Maracaibo, miércoles 26 de febrero
del año 2025
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