jueves, 16 de mayo de 2024

El permafrost


Se llama permafrost a todo terreno que haya permanecido congelado durante al menos dos años y está conformado por tierra, rocas y sedimentos amalgamados en un todo por el hielo cuya profundidad puede medir hasta cientos de metros recubiertos por una capa de tierra que va hasta la superficie y que en verano se descongela, aunque a veces el permafrost se encuentra también a la intemperie.

El Instituto de Investigaciones Geológicas de Estados Unidos afirma que en la zona ártica existen unas reservas de 20.000- 46.000 millones de petróleo y de 36-83 billones de m3 de gas, lo que representa una enorme riqueza que se completa con yacimientos de manganeso, plomo, oro y diamantes; además de estos y otros recursos que podrían explotarse al penetrar las capas de hielo del llamado “permafrost”.

Se cree que… “esas operaciones liberarán grandes cantidades de patógenos que aún prosperan allí. Los mineros entrarán y respirarán los virus que pueden ser más viejos que Matusalén pero cuyos efectos podrían ser calamitosos”

La mayoría del permafrost actual se formó durante y a partir de la Edad de Hielo y, debido a su antigüedad, ha ido acumulando grandes cantidades de metano y carbono. Han explicado en detalle, que el problema más cercano en el tiempo es la desaparición del hielo marino del Ártico. Lo que se traduce en un aumento del transporte marítimo en Siberia y en la planificación de grandes operaciones mineras que buscan extraer petróleo y minerales perforando enormes agujeros en las profundidades del permafrost.

«Vivimos en un mundo de microorganismos. Lo conocido es muy muy poco. Por lo tanto, de las perforaciones o de los estudios que del permafrost pueden salir muchísimas cosas” La frase es de José Luis Copa Patiño Profesor de microbiología en la Universidad de Alcalá, quien nos recordaría que…“En cuanto a las bacterias solo conocemos aproximadamente del 1% al 3% de ellas, el resto nunca las hemos estudiado, porque no crecen en los medios de cultivo. Y en el caso de los virus, el porcentaje estudiado sería incluso menor. Lo conocido es muy muy poco. Por lo tanto, de las perforaciones o de los estudios que del permafrost pueden salir muchísimas cosas”,

Es interesante considerar el hecho de que podrían encontrarse virus capaces de realizar la fagoterapia, es decir que fueran capaces de destruir a bacterias resistentes a los antibióticos, aunque en 2011 los científicos que consiguieron extraer ADN de bacterias de hace 30.000 años que estaban enterradas en el hielo, ellas también eran resistentes a los antibióticos.

Patiño también ha señalado que otro factor a tener en cuenta es la temperatura del suelo. Cuando esos microorganismos se liberen, habra moléculas como el metano o el CO2 que lo harán con ellos, lo cual aumentaría aún más la temperatura de la región. En la turba que hay en el permafrost está almacenado el 40% de los depósitos de carbono del planeta y su derretimiento sería como quemar varias veces todos los bosques del mundo. El profesor Paul Glover, de la Universidad de Leeds, indica que la desaparición del permafrost en el Ártico liberaría el gas radón, un gas radiactivo que provoca una de cada diez muertes de cáncer de pulmón.

Oriol Grau, quien es un investigador postdoctoral Marie Curie de la Universidad de Amberes (Bélgica) aclaró que el permafrost es el suelo que está permanentemente congelado y que sobre él hay una parte superficial, denominada activa, que durante la estación cálida se puede derretir, pero por debajo, el permafrost quedaba siempre intacto. Esta capa helada “se encuentra en zonas árticas y subárticas o de mucha altitud y cubre una quinta parte del hemisferio norte”.

Miguel Ángel de Pablo, geólogo y profesor de ciencias ambientales de la Universidad de Alcalá, ha explicado que el espesor del permafrost puede llegar a centenares de metros y la capa activa tiene entre unos pocos centímetros y un par de metros. “Pero ahora estamos viendo colapsos del terreno”. Esto significa que el permafrost está cambiando y está afectando a su entorno. De Pablo recuerda que hace ya unos años, una niña y su padre enfermaron de ántrax por tocar los restos de un reno cuando este surgió al descongelarse la capa de permafrost en el que estaba. Y también se infectaron más de 2.000 renos. Eso pone de manifiesto, para el experto, que podría haber bacterias o virus para los que los ecosistemas actuales y nuestros sistemas no estén adaptados.

El grupo del biólogo evolutivo Jean-Michel Claverie de la Universidad de Aix-Marseille, en Francia., en 2014, consiguió aislar virus en Siberia que aún podían infectar organismos unicelulares. Una muestra incluso tenía 48.500 años. Estudios posteriores identificaron siete sitios diferentes en Siberia en los que podían encontrarse lo que llaman “virus zombie” o “virus Matusalén” que aún podían atacar a células cultivadas y podrían existir otros que podrían infectar al ser humano. El genetista ha informado a la publicación británica que adicionalmente “Hemos identificado rastros genómicos de poxvirus y herpesvirus, que son patógenos humanos bien conocidos

El grupo de Claverie, que ya en 2014, ya consiguió aislar virus en Siberia informaría que el punto crucial del permafrost es que es frío, oscuro y carece de oxígeno, lo cual es perfecto para preservar material biológico, y es más, se podría poner un yogur en permafrost y aún podría ser comestible 50.000 años después. No obstante, todo esto de lo que hablamos no es un temor gratuito, pues en 1918, en cadáveres enterrados en fosas comunes de Alaska se descubrieron fragmentos de ARN del virus de la gripe española. Y los científicos creen que la viruela y la peste bubónica también pueden estar enterradas en Siberia.

Si resumimos la historia de los virus del permafrost, veremos que en 2014 un equipo de científicos de Francia y Rusia encontró en el permafrost de Siberia un nuevo virus que había permanecido en el hielo durante 30.000 años. El Pithovirus sibericum es el mayor virus conocido y un pariente suyo, el Pithovirus massiliensis. Ambos infectan solo a amebas, organismos unicelulares, y son inofensivos para el ser humano. Este es también el caso del Mollivirus sibericum, hallado también en el permafrost en 2015, con otros 13 nuevos virus publicados en 2023. El más antiguo, Pandoravirus yedoma, tiene una edad de 48.500 años. Se han aislado infinidad de bacterias del permafrost, incluso resistentes a antibióticos y brotes de ántrax en Siberia que han afectado a poblaciones de renos y a comunidades humanas, se han asociado a la posible reactivación del Bacillus anthracis en el permafrost fundido.

Asimismo, en un estudio de 2011 Boris Revich y Marina Podolnaya afirmaban que, por el derretimiento del permafrost, infecciones mortales de los siglos XVIII y XIX pueden volver. Y señalaban que las zonas cerca de los cementerios, donde fueron enterradas las víctimas de estas enfermedades, pueden ser los focos. Este estado de alerta no solo se extiende a las zonas con hielo, dado que, en 2017, científicos de la NASA ya encontraron microbios de 10.000 y 50.000 años de antigüedad en cristales en una mina mexicana. Patiño también destaca que los virus que pueden aflorar de la deforestación de selvas. Virus que ha estado dentro de determinados animales en lo profundo de la selva y que pueden entrar en contacto con el ser humano. «Vivimos en un mundo muy globalizado y cualquier cosa nos afecta a todos», afirma el profesor de microbiología.

Los científicos han comenzado a desplegar una red de vigilancia del Ártico para la detección de casos de personas infectadas por microorganismos antiguos. Que a su vez servirían para contener la expansión del brote. Para ello se han centrado en las regiones del sur. Por el contrario, el biólogo evolutivo Jean-Michel Claverie señala que se ha desatendido la posibilidad de que un brote pudiera surgir en el extremo norte y viajar al sur. «Creo que eso es un descuido. Hay virus ahí arriba que tienen el potencial de infectar a los humanos y provocar un nuevo brote de enfermedad».

Existe una advertencia constante de los científicos por un problema latente y verdadero, ellos sobre todo, inciden en el grave precio que se corre de no estar preparados.

Maracaibo, jueves 16 de mayo, del año 2024

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