lunes, 23 de noviembre de 2020

Éric Rohmer

 

Éric Rohmer

Éric Rohmer fue el seudónimo de Maurice Henri Joseph Schérer (1920- 2010) un francés, profesor, crítico y director de cine, periodista, novelista y guionista quien fue figura importante de la Nouvelle vague francesa, y editor de la revista Cahiers du Cinéma. Rohmer fue galardonado en el Festival Internacional de Cine de Berlín 1967, 1983 y 1992, en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián 1970, en el Festival de Cine de Cannes 1976, y en el Festival de Cine de Venecia 2001, junto a otros importantes premios cinematográficos internacionales y es recordado sobre todo por tres películas: “Seis cuentos morales”, “Comedias y proverbios” y los “Cuentos de las cuatro estaciones”.

Éric Rohmer logró tres cosas que sólo están al alcance de los realmente grandes: “contar una y otra vez la misma historia y conseguir que no se acabe nunca, sobrevivir a las vanguardias, y mantenerse siempre a la altura de su propia leyenda”. “Ver una película de Rohmer es como contemplar crecer una planta", dice el personaje de Gene Hackman en el thriller de Arthur Penn “La noche se mueve”. El cine de Rohmer está en realidad lleno de vida y de movimiento: es una variación constante sobre unas pocas notas (el amor, la esperanza y la desesperanza, la lucha por la pequeña y enorme existencia cotidiana). En efecto, es a Rohmer al cineasta a quien más se imputa la exasperante lentitud y contemplación de sus protagonistas aburguesados. Reflejó con más acierto que nadie la idea de Peter Bogdanovich cuando dijo queen las películas de Rohmer veíamos crecer la hierba”.

La carrera cinematográfica de Rohmer empezó literalmente, en 1957 cuando fue nombrado redactor jefe de la revista Cahiers du cinema, que aglutinó al núcleo duro de la Nouvelle Vague, el movimiento cinematográfico más importante que haya conocido la Europa de la segunda mitad del siglo XX con realizadores como Jean Luc Godard, François Truffaut o Claude Chabrol. Rohmer como crítico de cine, llegó a ser jefe de redacción de la prestigiosa revista francesa Cahiers du Cinéma entre 1956 y 1963, junto a quien fue uno de sus grandes maestros, André Bazin. Éric dejó la revista en 1963. 

En 1950, mientras filmaba su primer cortometraje, “Journal d'un scélérat”, fundó junto a Jean-Luc Godard y Jacques Rivette la revista de crítica cinematográfica Gazette du Cinema. En esa época trabó una relación intelectual constante con directores como Claude Chabrol, Alain Resnais y François Truffaut. Él y Claude Chabrol escribieron el libro Hitchcock, sus primeros cuarenta y cuatro filmes. Escribió además un ensayo erudito sobre La organización del espacio en el 'Fausto' de Murnau.

En 50 años de carrera dirigió 24 largometrajes (el primero, “El signo del León”, en 1959; y nos ha dejado unas cuantas cumbres del cine mundial como “La rodilla de Clara” (1970) o “El rayo verde” (1986). Rodada en 1969, tal vez “Mi noche con Maud” sea su obra maestra, una de las grandes películas de todos los tiempos que transcurre en una noche helada en el centro de Francia, en Clermont-Ferrand, la misma región de la que procedía. En los años sesenta comenzó su ciclo de Cuentos Morales, al que luego siguieron Las comedias y proverbios y posteriormente de Las cuatro estaciones. Mientras tanto, siguió haciendo películas fuera de este marco.

En la década de 1960 comenzó su famosa serie de filmes “Seis cuentos morales”, en los que aborda una temática que atraviesa toda su carrera: el rescate de la banalidad de la vida desde las palabras más habituales en apariencia, las acciones que llevan a cabo los individuos por canales que desafían a su propia identidad y voluntad. Los “Seis cuentos morales” fueron concebidos originalmente como una novela; sin embargo, Rohmer desistió de seguir escribiendo cuando descubrió que algunas situaciones podían definirse por medio de imágenes y no de palabras. En referencia a estas ideas, Rohmer declaró: "Yo no digo cosas en mis películas, muestro gente que habla y se mueve como los paisajes, las caras, los gestos y sus comportamientos".

Algunos de sus filmes son mucho más agotadores que ver crecer una planta, pero sólo por el puñado de aciertos merecen ser considerados entre lo mejor que ha producido la cultura europea en este medio siglo. Se comprende mejor la personalidad del director francés, quien era muy introvertido y que no daba demasiadas entrevistas a la prensa, porque prefería caminar tranquilo por París sin ser reconocido. Tampoco asistió a entregas de premios o a festivales de cine. Una excepción notable es su aceptación del premio "Cuyutlán/Museo de la Sal" concedido por el gobierno de Colima (México) en 1988. Su interés constante por el catolicismo, y su conservadurismo político (su no izquierdismo declarado, como dice en Cine de poesía contra cine de prosa) son pequeños atisbos de un personaje que sólo se dio a conocer con sus películas.

Rohmer vivía en París, a la orilla izquierda de los Campos Elíseos. Y fue París el escenario recurrente de sus películas. También le sucedió a Truffaut y a Godard. París contado desde dentro, igual que desde dentro Rohmer narraba los estadios de amor. Rohmer hizo escándalo con “La Marquesa de O” y poesía con “Pauline en la playa”. Y no fue un moralista, todo lo contrario, pese a la reputación de sus cuentos morales. Sí fue un cineasta para todos los amores, del más profundo al más superficial, y para todas las estaciones. Eric Rohmer fallecería en París en 2010 a los 86 años de edad.

Maracaibo, lunes 23 de noviembre 2020.

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