martes, 8 de septiembre de 2020

Vampiros e historia…


Vampiros e historia…

 

En abril de este año 2020, para reiterar mi frase de: “la historia es cíclica y repetitiva”, escribí en el blog un artículo (https://bit.ly/2S1ApbR) titulado “Cosas de la Historia”, recordando algo que ya había dicho en el mes de marzo del 2019 sobre los vampiros y las estacas (https://bit.ly/2ez5U8p). En aquella oportunidad dije que considerando la situación que vivimos en Venezuela, quizás era mejor hablar sobre el cine de terror, y al recordar al conde Drácula me referí a la historia, de Nicolás Ceaușescu, quien decía estar empeñado en construir una “sociedad socialista multilateral”, mientras la gente comparaba a Nicolás, el dictador rumano, con un  cruel vampiro, el príncipe Vlad, apodado “El empalador”.

 

Regreso al cine para recordar a Friedrich W. Plumpe (1888-1931) un alemán hijo del dueño de una manufactura textil quien estudió literatura, filosofía, historia del arte y música en la prestigiosa Universidad de Heidelberg, antes de instruirse en teatro y cinematografía junto a Max Reinhardt, con quien llegó a colaborar. En 1909, decidió adoptar el nombre artístico de, Frederik. W. Murnau, y cuando estalló la Primera Guerra Mundial, Murnau se unió al combate como piloto aéreo, hasta que sufrió un grave accidente en Suiza. La película más famosa de Murnau, fue Nosferatu. Eine Symphonie des Grauens (1922), una adaptación peculiar de la célebre novela Drácula de Bram Stoker. La viuda de Stoker demandó a Murnau por sus derechos de autor y al perder el pleito, Murnau fue condenado a destruir todas las copias del filme. Algunas se conservaron, lo que permite en la actualidad que la película Nosferatu esté perfectamente disponible para admirarla. Se piensa que el filme representa la desmoralizadora derrotada de Alemania tras la Primera Guerra Mundial, haciendo parecer al vampiro (MaxSchreck) como una rata que sabía dónde conducir la plaga.

 

Vuelvo a referirme al Nicolás rumano, el Ceaușescu, quien ideó un programa de demolición, supuestamente con el loable propósito de remodelar la ciudad de Bucarest, dañada por un terremoto. En aquella tarea de la construcción del Palacio del Pueblo, murió mucha, pero mucha gente, en un proceso que continuó con la demolición de localidades enteras, trasladando a los habitantes para vivir en edificios de bloques (especie de “Misión vivienda”), hasta llegar a mudar a los habitantes para otras ciudades, cosa que quizás inspiró disparatados proyectos en la mente de los “socialistas locales” (¿recuerdan la idea de mudar a la gente tras la trágica vaguada de Vargas?), pero de manera similar destacaría el empeño del Nicolás rumano, quien arrasó varios pueblos húngaros en Transilvania pretendiendo “homogeneizar la población”.

 

El prestigio de Murnau, le condujo a irse a Hollywood con un contrato con la Fox entre 1926 y 1931. Después finalizar el rodaje de su último film americano, y antes del estreno, Murnau fallecería en marzo de 1931, en Santa Mónica California, tras un accidente automovilístico. En el 2015 se descubrió que la entrada al mausoleo que guardaba sus restos, había vuelto a ser forzada y se habían llevado el cráneo. Restos recientes de cera derretida sobre el ataúd apuntaban a un ritual satánico. 

El endeudamiento externo de Rumania resultaría en una grave escasez de comida, con fallas de energía y de medicamentos, transformando la vida diaria en algo similar a la de los denominados ahora “venezolanos de a pie”. Algo bien tipificado y padecido estoicamente, semejando lo que se vive por aquí desde hace más de veinte años, mientras el ciudadano que no ha logrado escapar, persiste en su lucha diaria por la supervivencia alimentaria, cada vez con una hambruna más acentuada, y todo durante el mandato de otro Nicolás, el de por acá… Entretanto en aquellos lejanos días, la parejita presidencial, en Rumania Elena y Nicolás Ceaucescu, tenían un total control del partido comunista, y manejaban a su antojo el sistema judicial, el ejército, los sindicatos, la juventud comunista y sus fuerzas de choque, con unas “patotas” crueles y pertrechadas similares a “los colectivos” de por estas calles. Ella se hacía llamar “La Madre de la Nación” y él, era sencillamente: Nicolás, otro dictador.

Nosferatu como en la novela de Bram Stoker era el nombre que le daban al vampiro. Nosferatu también suena parecido a "nosophoros", traducible en griego como "portador de plagas"… Los vampiros del hambre asediaban a los rumanos como una verdadera plaga…Ahí viene la plaga” cantaban Los Teen Tops mexicanos a finales de los 50, “me gusta bailar” decían y mientras estaban rockanrroleando, no podían imaginar que unos 70 años más tarde, realmente llegaría una plaga, el COVID-19 u otra, como el socialismo del siglo XXI sumada al narcotráfico, para amenazar no solo a los locales sino a la humanidad entera…

En la navidad de 1989, se dio la convocatoria a una gran manifestación de apoyo con gente venidas desde todas las regiones de Rumania (quizás no se movilizaron en autobuses, no lo sé), pero lo cierto es que había cientos de pancartas que mostraban la imagen de la idealizada pareja presidencial… En un momento dado surgiría en medio de los grupos de manifestantes, gritos, quejas de grupos descontentos entre los jóvenes comunistas, y comenzaron a abuchear a la pareja. Ante aquel insólito irrespeto, el dictador, se molestó y detuvo su discurso… Su mujer ordenó que disparasen sobre la muchedumbre, pero los guardias militares no la obedecieron. El ejército ya cansado del dictador habría de rebelarse formalmente, y la pareja escapó, como en el cine, en un helicóptero, pero fueron capturados,  y tras ser sometidos a juicio, ambos serían ejecutados.

Cuando escribí, sobre estas mismas cosas en las referencias ya antes citadas, lo hice repitiendo aquello de que “la historia es cíclica y repetitiva”… Mencioné el tango de Cadícamo “Por la vuelta” y hasta propuse entonarlo a lo Felipe Pirela, regresando al “mosaico” de la Billo´s, si se quiere, medio gimiendo… La historia vuelve a repetirse, mi muñequita dulce y rubia, el mismo amor la misma lluvia, el mismo mismo loco afán”… ¿Te acuerdas? Hace justo un año  ¿Te acordáis?... y me dije que “recordar es vivir”. Me parece que no conviene olvidar, pero tampoco vamos a desesperarnos. Hasta la grave pandemia que agobia al mundo, habrá de ceder, y esto que se vive aquí, terminará algún día. Esperaremos todos regresar pronto a la normalidad, y que podamos decir, con nuevos bríos… “Veinte años no es nada”…

Maracaibo, martes 9 de septiembre, 2020

 

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