jueves, 7 de mayo de 2020

La Princesa Tarakanova


La Princesa Tarakanova
En 1772 aparecería en París una hermosa y misteriosa joven que se presentaría en sociedad con el título de Princesa Vlodomir, posteriormente conocida como la Princesa Tarakanova. Ella afirmaba haber sido raptada en Alemania y luego enviada a Persia. Según ella, en Ispahan un príncipe le revelaría su identidad noble y la convencería para que regrese a Europa a conquistar el trono que le pertenecía. Aparecerá en París, Londres y Berlín, llevando una vida extremadamente lujosa donde propagaría el rumor de que era la hija de la difunta emperatriz Isabel I de Rusia y de su favorito, un cosaco con el que se casó en secreto. 

Grigori Petrovich Danilevsky (1829-1890) era escritor un ucraniano historiador y novelista. Danilevsky autor de novela muy popular: Beglye v Novorossii (fugitivos en Nueva Rusia, 1862). Grigori fue educado en el Institut Dvoryansky de Moscú (1841-1846) y luego estudió derecho en la Universidad de San Petersburgo. De 1850 a 1857 se desempeñó en el Ministerio de Educación donde en varias ocasiones fue comisionado para examinar los archivos de monasterios en el sur. En 1869 se convirtió en un asistente editor de la nueva Pravitelstvenny vestnik (Gobierno Herald) y en 1881 fue nombrado jefe de redacción, convirtiéndose así en parte del consejo la supervisión de la prensa rusa. Murió en diciembre de 1890 en San Petersburgo. 
 
Grigori Petrovich Danilevsky se especializó en escudriñar los rincones más oscuros de la historia rusa, siempre en busca de episodios singulares, extraños y tenebrosos, relegados al olvido. Autor sobrio, modesto a pesar de su notabilísima erudición, claro y preciso en la exposición de los hechos, Danilevsky figura entre los mejores clásicos de la literatura rusa, y todas sus obras son especialmente notables por su inspiración en fuentes históricas.
 
En una novela sobre Yelizaveta (Isabel) Alekséyevna Tarakánova una supuesta princesa y pretendiente al trono del Imperio ruso, G.P. Danilevsky, narraría la historia de cómo a partir del 5 de enero de 1762 cuando falleció la zarina Isabel I Petrovna, cuentan que, diez años después de su muerte, apareció en los círculos nobles de París una misteriosa mujer, culta, elegante y de modales refinados, que se decía hija de la zarina fallecida y de su amante, el conde Razumovsky. Su nombre era Isabel Alekseyevna, más conocida como la Princesa Tarakanova, una “hermosa joven de cabello rubio, mirada azul oscura, rasgos circasianos”.

Yelizaveta (Isabel) Alekséyevna Tarakánova (1745-1775) afirmaba ser hija de la emperatriz Isabel I y de su amante Alekséi Razumovski, y decía haber sido criada en San Petersburgo. Viajó por varios países de Europa y fue amante del conde Felipe Fernando de Limburg-Stirum. Será detenida en Livorno por Alekséi Grigórievich Orlov bajo las órdenes de Catalina II la Grande. Orlov la sedujo y la subió a un barco ruso donde la arrestó y trasladó a Rusia en febrero de 1775.
La princesa pedía el trono de la zarina Catalina II La Grande, monarca rusa en aquel momento, y una de las reinas más poderosas de Europa. Los detractores de la zarina vieron en la Princesa Tarakanova una posible sustituta que derrocase a la carismática Catalina, por lo que ante la amenaza de la extranjera con aires usurpadores, la zarina le pidió ayuda al Conde Aleksei Orlov quien, sedujo a la princesa. Con total cinismo, enamoró a Isabel y le hizo creer que la amaba, manteniendo con ella un ardiente, falso romance. Atraída por el Conde con promesas de matrimonio, Tarakanova accedió a subir en el puerto de Livorno a un buque de pabellón ruso, donde fue detenida, y llevada a San Petersburgo. 

Al llegar a la ciudad, Catalina II ordenó su encarcelamiento en la fortaleza de San Pedro y San Pablo donde fue retenida hasta su muerte. La zarina no tuvo piedad de ella, y los guardias sometieron a la princesa a duros interrogatorios en los que la Princesa Tarakanova reiteraba que, según el testamento de la difunta Isabel l Petrovna, ella era la legítima heredera del trono. La humedad del río Neva, próximo a la fortaleza, y las condiciones físicas de debilidad de la princesa, hicieron que esta contrajera tuberculosis, enfermedad de la que murió en 1775. Hay quienes opinan que, si Catalina La Grande actuó así con la bella princesa que vivía en París, por algo sería...

El pintor Konstantin Flavitsky (1830-1866), fallecido a la temprana edad de 35 años (también de tuberculosis), es el autor de uno de los cuadros del romanticismo ruso que se encuentra en la galería Tretiakov, en Moscú, pintado en 1864. La pintura refleja el momento cuando el río Neva desbordado inundaba la ciudad y la fortaleza. La princesa aparece desesperada, mientras unos ratones huyen de morir ahogados subiéndose al catre y Tarakanova languidece de pie sobre la cama, apoyada en la pared, la cabeza ladeada hacia atrás en un gesto de vencimiento y desesperación. 

Pese a lo dramático del momento ideado por el pintor Konstantin Flavitsky, la princesa no falleció ahogada. En realidad, la inundación del Neva se produjo en 1777, dos años después de su muerte oficial en 1775, sino de tuberculosis. Pero las leyendas alrededor de la princesa, llevaron al autor del cuadro a reflejar las creencias y no la realidad. El cuadro en cuestión le valió a Flavitsky el título de profesor de la Academia de Artes y la atención de los amantes de las artes plásticas y del público culto de la época. Su corta vida le impidió ser prolífico, aunque hay otras obras del autor de gran calidad como Mártires cristianos en el Coliseo o La Corte del Rey Salomón. En otra oportunidad espero poder conversar sobre la vida de la zarina Catalina La Grande, mientras tanto, quedémonos flotando entre la realidad y la ficción literaria de Grigori Danilevsky.
Maracaibo, jueves 7 de mayo, 2020

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