miércoles, 23 de octubre de 2019

¿Regionalismo literario?




¿Regionalismo literario?

El 8 de abril de 2015, dije algo en el blog (https://bit.ly/2o9xXo0) sobre “Bandido” una novela de José Quintero Weir, y aplaudía el uso que hacía del lenguaje coloquial de nuestra región zuliana, tema este sobre sobre el cual ya algo había dicho en junio del 2014 en el discurso de clausura de la Semana Zuliana de la Narrativa. Señalaba entonces, como para nosotros, palabras muy simples pueden ser percibidas por otros compatriotas cual compleja jerigonza y habrá quien en cualquier otra ciudad de nuestro país le cueste comprender, o es probable que no entiendan que es un guineo, ni un lampazo y menos un “recao de olla”. La idea era, que debemos preservar nuestro lenguaje, y darle apoyo a la creación literaria autóctona si queremos contribuir a la preservación de nuestro patrimonio cultural. Apostando a proteger nuestra identidad, sugería que nos acostumbrásemos cada vez más usar nuestro lenguaje escrito sin temores, atreviéndonos a poder escribir lo que escuchamos en nuestro alrededor. Arriesgarnos a poner en letras el hablar de la calle, el léxico de los hombres y las mujeres de nuestra región. Esta forma de hacer literatura, les decía que eventualmente debe dar sus frutos y conformará un verbo literario nuestro, vernáculo, zuliano… 

Ferdinand de Saussure (1875-1913) fue un lingüista suizo, cuyas ideas sirvieron para el inicio y posterior desarrollo del estudio de la lingüística moderna en el siglo XX, y por ello se le considera como el padre de la "lingüística estructural". Como lingüistas se les conoce a los estudiosos del lenguaje; ellos se especializan en el tema  examinándolo como una ciencia. Quisiera mencionar aquí a Iraset Páez Urdaneta (1952-1999), maracaibero tempranamente desaparecido quien haría importantes contribuciones al estudio del lenguaje de nuestra región. Historia y geografía hispanoamericana del voseo fue su tesis Doctoral en la Universidad de Berkely, California en 1981. Sus trabajos son destacados en el capítulo final del libro de Inscursiones de lingüística zuliana. (2000- UCCA Ed, Maracaibo), de Francisco Javier Pérez quien afirma que nuestros jóvenes tienen severas deficiencias en sus habilidades comunicacionales, “ellos no saben hablar, ni redactar o aplicar conceptos gramaticales ni literarios”. Por otra parte, se indica que el lingüista debe particularmente saber oír, tener lo que denominan “oído lingüístico”, y es de esta manera como el lingüista “se prepara para poder oír lo inaudible, para saber escuchar el silencio del lenguaje”.

Francisco Javier Pérez plantea en su libro diversas teorías sobre las diferencias entre el “Regionalismo lingüístico” y el “Regionalismo literario”. Si bien es cierto que saber hablar y saber escribir son las metas más conocidas, saber callar y escuchar tiene una finalidad igualmente valedera para el lingüista, hasta llegar a percibir el sentido que puede ofrecer la elocuencia del silencio. El lingüista que entiende el significado de callar, considera que lo importante no debe ser la palabra sino la comunicación.

Iraset Páez Urdantea escribió una introducción en el libro “Crónicas del Saladillo” (1985) de Rutilio Ortega González que tituló “Maracaibo Urias Erótica Annihilata” donde comenta que “el maracucho solo percibe los extremos pues la perpedicular absoluta de la luz solar anula todas las desviaciones de las sombras”. Señala cómo en su obra, “el autor trata de reconstruir la maravilla babilónica de una ciudad que creció desde el fondo de la desesperanza”…”La estrategia lingüística se fundamenta de manera ostensible en el obsesivo poder de las hipérboles que alternan con metáforas adecuadamente ridículas”. En su Tesis Doctoral, Iraset Páez Urdaneta se refiere al voseo zuliano (Estado Zulia y parte del Estado Trujillo-en las ciudades de Valera y Trujillo-); al voseo andino (Estados Táchira, Mérida, Trujillo y al sur de Lara) y acertadamente destaca como en un país “tuteante”, el Táchira es “ustedeante”. Aunque es conocida la ausencia de dialectos en el país, él propone siete subregiones de lo que denominará, el Sistema Dialectual Venezolano.

Regresando al uso del lenguaje zuliano en nuestra literatura, podemos referirnos como precedentes en la literatura zuliana, las novelas de Blas Perozo Naveda (“Maracaibo City”(1983), “Tierra de cascabeles” y “Mala lengua”(reeditadas en 2001), a la novela de Víctor Fuenmayor “Que tengo yo contigo”(1988) donde destaca por el lenguaje coloquial; también “Turbio Fontanero” de Alexis Fernández Quintero (reeditada en 2009), “El canto de alcaraván” de Rafael Araujo Otero (1998) y hasta en “La Peste Loca” de quien suscribe Jorge García Tamayo (1998), una novela de la que Jesús Ángel Parra ha dicho que el protagonista de la misma es, el lenguaje. Como lo mencionara al inicio, regreso para anexar otra novela, rica en nuestro léxico. “Bandido” de José Quintero Weir publicada originalmente en México y reditada en Maracaibo en 2014, de donde extraje esta retahíla:
 ...encalamoco,Boca  floja,Se atapuza,Se margülle,Se batuquea,El jagüey del fondo,Arriba del copito,Está pringando,Cuando pringa así,Ve que molleja,Me despavilo,Vos lo que estáis es loco,Yo me le arreguindé,Jalando las cabulleras,Mamarúo,Vai vení,Bértiale,Vos si bateáis choreto,Te salió cachituerta,Nos margüllimos,Un sol cachúo,El guachimán,y Las chiritas…

Maracaibo jueves 24 de octubre, 2019

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