domingo, 1 de septiembre de 2019

Edgar Allan Poe


Edgar Allan Poe

Edgar Allan Poe, fue el escritor, crítico, periodista y poeta estadounidense, reconocido como uno de los padres del cuento moderno, así como el creador del género policial y de gran cantidad de ensayos y cuentos https://bit.ly/2MHKNEx tanto de ciencia ficción como de terror. Sus padres siendo él un niño, enfermaron de tuberculosis y fallecieron; su hermano mayor quedó al cuidado de su abuelo y Edgar con su hermana Rosalie fueron adoptados por dos familias vecinas en Richmond: el uno por los Allan y la otra por los Mackencie. John Allan, el padrastro de Edgar quien le daría su apellido, era un comerciante de origen escocés. Presento aquí condensada, la historia de la vida de Edgar Allan Poe, en (lapsteloca.blogspot.com) Ya en octubre 2016 había dicho algunas cosas interesantes sobre Poe(https://bit.ly/2ZjnMyt). En esta ocasión, he dividido en 5 partes el relato de las vicisitudes de su muy controversial y trágica existencia. 

1-En su infancia.
Edgar Allan Poe, nació en Boston el 19 de enero de 1809. Por su madre, Elizabeth Arnold Poe, el poeta descendía de ingleses, mientras su padre, David Poe, era norteamericano, de ascendencia irlandesa. Su sangre inglesa y norteamericana le llegaba debilitada por la mala salud de sus padres, tuberculosos ambos. David Poe, murió, o quizá abandonó a su mujer y a sus tres hijos, el último por nacer. Mrs. Poe debió dejar al mayor en casa de unos parientes y trasladarse al Sur con Edgar, que apenas tenía un año, para seguir actuando en el teatro y ganar algún dinero.

En Norfolk (Virginia) nació Rosalie Poe; y a su madre quien había reaparecido en las tablas apenas tres semanas después de haber nacido Edgar en Boston, se la vio en escena hasta muy poco antes de dar a luz a Rosalie. La miseria y la enfermedad la doblegaron pronto en Richmond, donde la caridad de sus admiradores teatrales, alivió parte de sus sufrimientos. La noche en que su madre murió en una miserable habitación, Edgar se encontró huérfano antes de cumplir tres años. Dos señoras caritativas se llevaron los niños a sus casas. Es importante saber que pese a su nacimiento en Boston, Edgar Poe creció como sureño, y jamás dejó de serlo en espíritu. Muchas de sus críticas a la democracia, al progreso, a la creencia en la perfectibilidad de los pueblos, nacen en Poe, por haber sido siempre “un caballero del Sur”. Sus arraigados hábitos mentales y morales estuvieron moldeados por la vida virginiana; las nodrizas negras, los criados esclavos, un folklore donde los aparecidos, los relatos sobre cementerios y cadáveres que deambulan en las selvas, organizarían en su mente todo un repertorio de lo sobrenatural.

John Allan, era un comerciante escocés emigrado a Richmond, donde tenía una empresa dedicada al comercio del tabaco y otras actividades. Él resultaría ser el casi involuntario protector de Edgar. En las oficinas de Ellis & Allan, el niño Edgar desde temprano se inclinó sobre los magazines trimestrales escoceses e ingleses y trabó relación con un mundo “gótico”, erudito, pedante, novelesco, crítico y difamatorio, rodeado de la fulgurante presencia de lord Byron, de la poesía de Wordsworth y de novelas y cuentos de terror.  Frances Allan, la esposa de John fue primera influencia femenina benéfica en la vida de Poe. A los cuatro o cinco años, Edgar era un hermoso niño de rizos oscuros, de grandes y brillantes ojos, y Frances lo amó desde el comienzo. Su marido John Allan, deseoso de complacer a su esposa, no opuso reparos a la adopción tácita del niño, pero no quiso aceptar jamás adoptarlo legalmente. Allan tenía hijos naturales y costeaba secretamente su educación; pagaba trimestralmente una doble cuenta de gastos escolares y aceptó a Edgar por Frances y porque era “un espléndido muchacho”, y hasta llegó a encariñarse bastante con él.

Muy pronto Edgar aprendió poemas de Walter Scott, y las damas que visitaban a Frances Allan a la hora del té no se cansaban de oírle recitar, grave y apasionadamente, extensas composiciones que él se sabía de memoria. Los Allan cuidaban de su educación. El mundo que lo rodeaba en Richmond comprendía a su mammy, la nodriza negra de todo niño de casa rica en el Sur, quien posiblemente debió de iniciarlo en los ritmos de la gente de color, tal vez por eso su interés casi obsesivo, por la escansión de los versos y la magia rítmica de El cuervo, de Ulalume, o de Annabel Lee.

Por otra parte, siempre estuvo en su mente el mar; el de los capitanes de veleros, que acudían a las oficinas de Ellis & Allan para discutir los negocios, y que bebían con los socios mientras narraban largas aventuras. El pequeño Edgar debió de entrever desde entonces, las primeras imágenes de Arthur Gordon Pym, del remolino del Maelström, y todo ese aire marino que circula en su literatura y que él supo recoger en los velámenes que todavía impulsan a sus barcos de fantasmas. Para cimentar sus negocios y visitar a su numerosa familia en 1815, John Allan y su mujer se embarcaron con él, rumbo a Inglaterra y Escocia. Edgar vivió un tiempo en Irvine, en Escocia y luego en Londres. 

La familia volvió a Estados Unidos en 1820 y Edgar, desembarcó robustecido y avispado por su larga permanencia en un colegio inglés, donde los deportes y la rudeza física eran más importantes que en Richmond. Le gusta dibujar, así como también juntar flores y estudiarlas, pero lo hacía a escondidas. A veces desaparecía durante horas, entregado a la tarea misteriosa de escribir secretamente sus primeros versos. Los copiaba con bella letra, los atesoraba y ponía todas las fuerzas de a sus quince años en esos versos que escribió para algunas jovencitas de Richmond y que su hermana Rosalie -adoptada por otra familia de Richmond- se encargaría de hacer llegar los mensajes a las agraciadas. Después de una infancia algo enfermiza, Edgar estaba recuperado y hasta nadaría seis millas contra la corriente del río James, cuando en aquel entonces conoció a “Helen”, su primer amor imposible.
Fin de la parte 1-
(continúa mañana)
Mississauga, Ontario, domingo 1 de septiembre, 2019




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