sábado, 2 de septiembre de 2017

Del lector inteligente y del fanatismo





Del lector inteligente y del fanatismo
No hace falta ser escritor, ni siquiera un buen escritor para hallar un buen lector que entienda lo que se quiere expresar con la palabra escrita. Vuelvo a contradecir la tesis de Walter Benjamin (1892-1940) sobre el Angelus Novus, de Paul Klee con sus alas enredadas por el huracán del progreso soplando desde El Paraíso, aquel que le hizo creer al mundo que la historia solo podría afirmarse a través del olvido. No me parece prudente olvidarla. El dibujo sobre papel en tinta china, tiza y acuarela, pintado por el pintor suizo Paul Klee en 1920, lo adquirió Walter Benjamin en 1921, y el filósofo alemán usaría su imagen para su teoría pesimista de la historia interpretada como ciclos de desesperación.  El “Ángel de la historia”, permanecería en su poder toda su vida. En 1939, trató sin éxito de vender la pintura para poder costear el pasaje a los Estados Unidos y en 1940, la sacó de su marco al huir de París y la guardó junto con sus escritos en una maleta que entregó al escritor Georges Bataille. Ese año, Benjamin se suicidó huyendo infructuosamente del régimen nazi.

Hoy me gustaría  recordar nuevamente historias sobre hombres a caballo; las de aquellos que con El Libertador ascendieron por las montañas de Los Andes para después liberar los pueblos de América, las del catire Páez, las de quienes como Sucre en la selva de Berruecos caerían del caballo, o como Zapata al trote en la emboscada fatal mientras los campesinos esperaban y siguen aún esperando por él, o la del valiente gocho Miguelón Contreras- en la poesía de mi tío Fernando Tamayo- de cara al sol en la sabana de Tocuyito derribado de su cabalgadura y muerto tras marchar con los sesenta de Cipriano y su compadre, Miguelón, soñando siempre con un país mejor, con una nación diferente, sin entender que los esperaba en la capital la historia verdadera para afianzar la realidad de nuestra nación, siempre condenada a padecer los males del centralismo y el innombrable caudillismo... Los presidentes se tornan siempre en reyezuelos. Precisamos nuevamente de hombres a caballo, como Aguirre, aunque fuese con Elvira en la grupa marchando ya rumbo a Barquisimeto para darle un finiquito a su historia de incomprendidas esperanzas, y es que así pareciera haberse detenido sobre nosotros mismos,  una triste e interminable noche, que ensombrece la historia del pueblo venezolano...

Cuando parecía que habíamos dejado atrás la Venezuela rural, y creíamos estar dispuestos a ingresar en un nuevo siglo de progreso, tras un siglo XX de guerras y caudillos locales. Después de haber cerrado las heridas de la inútil y cruenta lucha armada, parecíamos estar conscientes de que El Dorado no se encontraba en Miami, y ya en el siglo XXI, ante un mundo globalizado y tecnológicamente avanzando a pasos agigantados, estando obligados a estudiar cada vez más para estar actualizados, hemos observado cómo estas siglas, XXI, fueron utilizadas perversamente para crear una patraña que engañó al pueblo y ha servido para dilapidar la mayor fortuna que nación alguna haya podido disfrutar en un lapso menor de 20 años. Nuevamente, el negro excremento del demonio pareciera continuar torciendo el rumbo del país. En esta larga temporada de oscuridad a la que estamos siendo sometidos, mientras crueles ideologías contaminan tristemente el mundo, mentes perversas transnacionales, han ido minando desde adentro al país, han logrado que traicionen su patria las fuerzas que deberían defendernos, y observamos cómo de nuevo, las viejas tácticas populistas ya conocidas de todos, valen para controlar la riqueza del subsuelo y retrotraer a Venezuela a etapas antes superadas. Por ello es que el lector soñado de quien escribe, debe ser uno, con un ápice de inteligencia, tan solo la necesaria para no dejarse engañar, pero a la vez con una buena dosis de imaginación. Nada hay peor que el fanatismo, obscurece la mente y disuelve la inteligencia de quien menos uno lo espera, como si aquel que sabemos es un lector inteligente se pudiese dejar caer por inocente…

Tengo amigos que al leer, prefieren despojarse de su identidad y desafiar la lógica más elemental que impondría una limitada inteligencia. Piensa uno que bastaría una mente clara, recibida quizás gratuitamente desde sus genes y posiblemente ganada tras el curso de generaciones enteras para ser ese lector soñado. Los he visto entonces adoptar ideologías trasnochadas que por demás, históricamente han demostrado llevar a millares de seres humanos a la ruina y a la muerte, y en conocimiento de ello, mis soñados lectores, ¡persisten! Los veo, y pareciera no importarles. Permanecen impávidos, cual si no fuese con ellos. Pero, ¡carrizo!, me digo, sé que son inteligentes… Esto provoca una profunda tristeza. Estamos viviendo una larga noche en la historia universal y en nuestro país, el de nosotros, el apagón lumínico no se queda atrás. Así que será tal vez en la oscuridad del fondo de la caja de Pandora, donde residirá la esperanza depositada en nuestros soñados lectores inteligentes, ya que confiadamente, de ellos dependerá que podamos vislumbrar un renovador despertar.

Maracaibo, el 4 de septiembre del año 2017
PD: En noviembre del 2016, publiqué “El lector soñado”, un breve texto, quizás en la misma onda de este, sobre cosas que en octubre del 2015 decía el escritor Javier Cercas sobre la importancia de los lectores ante el trabajo de los escritores…  

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