Amanita muscaria
El sombrero es rojo y está salpicado de puntos blancos. Esta es la imagen que recrea la belleza de un hongo, cuyo nombre es Amanita muscaria, un hongo basidiomiceto muy común y popular, tanto que se parecen sus parientes a los honguitos que precedidos por el gran éxito de Blananieves y los siete enanos (1937) y de Pinocho el mismo año 1940 cuando los vimos bailar en Fantasía (1940), la tercera película animada producida por Walt Disney.
Lo que seguramente el amable lector ignoraba hasta hoy es que los píleos de Amanita varían entre 7 y 25 cm de diámetro y que el honguito normalmente evoluciona de forma globosa a convexa hasta que finalmente se hace plano, con una plataforma arriba, como la de casi todos los Amanitas. La cutícula, separable y de color rojo escarlata, con la edad va virando al naranja y sobre ella aparecen unos restos blancos de textura algodonosa dispuestos en círculos concéntricos de color blanco que amarillean con el tiempo, chispas que los dibujantes de Disney prefirieron obviar.
De modo que es un honguito carnoso, consistente y de aspecto atractivo. Amanita muscaria, también es conocido como matamoscas o falsa toronja, entre otros nombres, pero siempre estará clasificado como un hongo basidiomiceto, y siendo muy común y popular, ¡ojo!, porque es considerado venenoso y su distribución es cosmopolita. Pertenece al orden de los Agaricales. El epíteto específico de muscaria proviene del latín musca, o sea, mosca, y hace referencia a la interacción que se produce entre este hongo y los insectos.
En el oeste de Siberia, el uso de Amanita muscaria se restringió a los chamanes, quienes lo usaron como un método alternativo para lograr un estado de trance. Además del nombre de falsa toronja (puede confundirse con la toronja cuando el sombrero está anaranjado por la edad). Otros de los nombres que puede recibir son agárico pintado y toronja pintada. Amanita muscaria tiene una peculiar capacidad de bioacumular metales pesados, como el vanadio y el cadmio en sus cuerpos fructíferos.
Un estudio de campo de 2018 en Polonia, con muestras de seis diferentes lugares en el norte del país, determinó que la especie es un eficiente bioconcentrador de potasio, magnesio, cadmio, rubidio y zinc, contribuyendo así a la recirculación natural de estos elementos en los ecosistemas forestales. Dentro de un par de días hablaré sobre el vanadio, uno de los metales que se encuentra en los hongos Amanitas. Pero como ya dijimos que el hongo en la división del Reino Fungi era un Basidiomiceto, esto significa que el hongo es capaz de producir basidios con basidiosporas, una clase de hongos macroscópicos y con sombrero, entre la que hay hongos comestibles, hongos tóxicos, hongos alucinógenos y hongos denominados fitopatógenos, que atacan a las plantas.
Se trata pues de un grupo amplio de hongos que incluye aproximadamente 25.000 especies, por lo que hay diversas clasificaciones para los Basidiomicetos. No obstante, el consenso general es que existen de tres a cuatro clases de Basidiomicetos, siendo una de las más conocidas la Agaricomycete, la cual también es una de las más diversas, ya que ella cuenta con alrededor de 20.000 especies. Junto con los Ascomicetos, los Basidiomicetos se considera de los hongos más evolucionados del grupo, y se distingue por presentar un cuerpo fructífero, compuesto por un pie y un sombrero inconfundibles.
A sus especies se les conoce popularmente como setas. La diferencia de estos grupos radica en que los Basidiomicetos tienen un par de núcleos en las células de sus hifas, o sea, que son dicarióticos. Aunque la presencia de esa fase de dos núcleos es normal en los hongos, en el caso de los Basidiomicetos ésta dura más tiempo y adquiere más importancia, porque favorece la formación de sus esporas. Por ejemplo, el basidio o célula esporífera, desarrolla cuatro esporas en su superficie justo después de la meiosis. Así pues, se multiplican para que nos den la oportunidad de hablar de ellos.
Maracaibo, miércoles 1 de abril del año 2021