domingo, 14 de diciembre de 2025

Los gatos y las cajas (1)


Hace unos días, leí “en las redes” sobre el tema de… ¿Por qué, -según “la ciencia”-, dizque a los gatos les encanta meterse en cajas?… Esto, me dije, tengo que preguntárselo a Ayarit (mi hija Ayagato), quien si sabe sobre estos felinos… Debo confesar que he leído por ahí, como es que, desde la reducción del estrés a sus hábitos cazadores, existen diferentes teorías que también intentan explicar este curioso comportamiento gatuno.7

Lo de “meterse en cajas”, dicen que se trata casi de una pulsión casi irrefrenable que comparten la mayoría de los felinos domésticos, pero el porqué de esta curiosa costumbre que la ciencia se ha propuesto en varias ocasiones resolverlo sin una clara explicacion, -la teoría de las cajas- sigue siendo un misterio, ¿Cuál es el motivo de que a los gatos les gustan tanto las cajas?

Para ofrecernos una luz, recientes investigaciones apuntan a que su comportamiento proviene de un simple “deseo animal”. Una forma de consuelo en el que la presión lateral de las paredes les resulta reconfortante de algún modo y esta sensación de comodidad es especialmente crucial en situaciones estresantes , como cuando un gato callejero entra por primera vez en su nuevo hogar.


En un artículo de 2019 publicado en la revista ' PLOS One ', científicos holandeses notaron que la capacidad de esconderse era crucial para reducir los niveles de estrés de los gatos que acababan de llegar a un refugio de animales. Los investigadores midieron los niveles de estrés de los gatos utilizando “Cat-Stress-Score, un método no invasivo que evalúa los niveles de estrés de los gatos en función de su postura, su comportamiento vocal y su nivel de actividad. Observaron entonces que los gatos que tenían una caja para guarecerse se adaptaban mucho antes a su nueva vida (a los dos días), mientras que los que no disponían de cubículo tardaban más (unos nueve días); además, estos últimos volteaban sus cajas de arena para esconderse debajo de ellas, mostrando su necesidad de guarecerse.

Ese no es el único estudio que ha profundizado en la relación de amor de los gatos con las cajas. El pasado año, un grupo encabezado por Gabriella Smith , candidata a doctorado en cognición animal comparativa en la Universidad de Medicina Veterinaria de Viena, publicó un artículo en la revista ' Applied Animal Behavior Science ' en el que investigaba si la tridimensionalidad de las cajas era muy importante para las mascotas. Por ello, pidió voluntarios para un experimento en el que se dibujaba una caja el efecto óptico Kanizsa , por el que se crea la ilusión de una figura geométrica tan solo señalando las esquinas. Aún así, los gatos prefirieron entrar en este espacio bidimensional.

Entonces… ¿Cómo beneficiaría este comportamiento a los gatos? Una teoría es que les ayuda a evitar situaciones peligrosas. “Eso tendría sentido desde un punto de vista evolutivo porque no quieres chocarte con las cosas; no quieres caer por un precipicio, quieres entender cuándo dos cosas tienen diferentes intensidades de color”, explica Gabriella Smith.

Otra posible explicación, que sin embargo no ha sido probada científicamente, es que a los gatos les gustan las cajas porque son “depredadores que utilizan la técnica de la emboscada”. Después de todo, como puede atestiguar cualquier dueño de un gato, a los gatos domésticos les encanta usar cajas, esquinas y casi cualquier superficie elevada para ocultarse antes de abalanzarse sobre un juguete desprevenido (o las piernas de un ser humano).“Mi gato lo hace si estamos jugando: se esconde detrás de algo para poder saltar”, dijo Gabriella. “Todo eso tiene sentido cuando pensamos en recintos 3D, pero se sabe aún menos por qué se traduce en algo en dos dimensiones en el suelo”. Y los gatos domésticos no son los únicos felinos a los que les encantan las cajas: se ha comprobado que pumas, leones y tigres disfrutan jugando con cajas.

Ahora como dicen, “a la visconversa”: ¿Cómo impacta en nuestro cerebro tener un gato como mascota? La respuesta es:  que las interacciones amistosas con los gatos desencadenan la liberación de oxitocina en sus dueños, creando un círculo vicioso de vinculación…Hay algo de veras novedoso, los gatos pueden tener fama de independientes, pero las últimas investigaciones sugieren que compartimos una conexión única con ellos, impulsada por la química cerebral y la principal sustancia implicada en este fenómeno es la oxitocina, apodada como “la hormona del amor”.

Es el mismo compuesto neuroquímico que se libera cuando una madre acuna a su bebé o cuando los amigos se abrazan, fomentando la confianza y el afecto. Y ahora los estudios demuestran que este neurotransmisor también es importante para el vínculo entre gatos y humanos. La oxitocina desempeña un papel fundamental en los vínculos sociales, fomenta la confianza y la calma,la confianza y la regulación del estrés en muchos animales, incluidos los seres humanos. Un experimento de 2005 demostró que hacía que los voluntarios humanos estuvieran mucho más dispuestos a confiar en los demás cuando practicaban juegos financieros.

También tiene efectos calmantes en humanos y animales, ya que suprime la hormona del estrés cortisol y activa el sistema nervioso parasimpático (el sistema de descanso y digestión) para ayudar al cuerpo a relajarse. Las interacciones amistosas desencadenan la liberación de oxitocina tanto en los perros como en sus dueños, creando un círculo vicioso de vinculación. Sin embargo, hasta hace poco no se sabía mucho sobre su efecto en los gatos.

Los gatos son más sutiles a la hora de mostrar afecto. Sin embargo, sus dueños suelen referir los mismos sentimientos cálidos de compañía y alivio del estrés que los dueños de perros, y los estudios respaldan cada vez más estos testimonios. Investigadores de Japón, por ejemplo, informaron en 2021 de que las breves sesiones de caricias con sus gatos aumentaban los niveles de oxitocina en muchos propietarios.

En ese estudio, las mujeres interactuaron con sus mascotas durante unos minutos mientras los científicos medían los niveles hormonales de los propietarios. Los resultados sugirieron que el contacto amistoso (acariciar al gato, hablarle en un tono suave) estaba relacionado con un aumento de la oxitocina en la saliva de los humanos, en comparación con un período de descanso tranquilo sin su gato.

Muchas personas encuentran relajante acariciar a un minino que ronronea, y las investigaciones indican que no es solo por su suave pelaje. El acto de acariciar e incluso el sonido del ronroneo pueden desencadenar la liberación de oxitocina en nuestro cerebro. Un estudio de 2002 descubrió que esta descarga provocada por el contacto suave con un gato ayuda a reducir el cortisol (nuestra hormona del estrés), lo que a su vez puede reducir la presión arterial e incluso el dolor.

Así que, la próxima vez que su gato le mire lentamente desde el otro lado del sofá o se suba a su regazo para acurrucarse y ronronear, tenga en cuenta que también está ocurriendo algo invisible: la oxitocina está aumentando en ambos cerebros, profundizando la confianza y aliviando el estrés de la vida cotidiana. Los gatos, a su manera, han aprovechado la antigua biología del amor.

Nota: mañana seguiremos conversando sobre los gatos y sus costumbres.

En Maracaibo el domingo 14 de diciembre del año 2025

 

 

sábado, 13 de diciembre de 2025

Pilar Donoso


Pilar Donoso (1967-2011) fue una escritora, era la hija del destacado escritor José Donoso. Pilar Donoso nació en Madrid en 1967 y fallecería en Chile. A lo largo de su vida, trabajó en medios de comunicación y en organización de eventos, y para la empresa Hermès en Chile. Sin embargo, habrá de ser más recordada por su obra Correr el tupido velo, una biografía de su padre que le tomó casi siete años completar.

En agosto del año 2016 aproveché para relatar en el blog cómo fue que en el año 2006, en un hotel de Fuerteventura, en Corralejo, sin haber terminado de leerlo, “me extraviaron” la novela El obsceno pájaro de la noche del escritor chileno José Donoso Yánez (1924-1996). Varios años después pude releer de nuevo la novela en un ejemplar de la Biblioteca Ayacucho y al finalizarla creí entender entonces que no era de una de las películas de David Lynch de donde provenían algunas imágenes absolutamente disparatadas que llegaban a mi mente, ellas habían nacido de la lectura de la novela de Donoso (https://bit.ly/2UnOgcN).

La obra de José Donoso ha dejado huellas indelebles en la narrativa chilena e hispanoamericana. Su primer libro Veraneo y otros cuentos fue Premio Municipal de Santiago en 1955. En 1957, publicó su primera novela, Coronación mientras vivía con una familia de pescadores en Isla Negra, en ella describe las clases altas santiaguinas y su decadencia. En 1966 El lugar sin límites, fue una novela corta considerada una de sus mejores obras. En 1977 se trasladó a España, donde permaneció hasta 1981. La creación de su novela El obsceno pájaro de la noche demoró ocho años y casi acaba con la salud física y mental del escritor (https://surl.li/ajpclw).

El obsceno pájaro de la noche comienza en la Casa de Ejercicios Espirituales de la Encarnación de la Chimba, un convento construido en las afueras de Santiago de Chile desde donde José Donoso relata una historia que ni tiene un tiempo lineal, ni tampoco una única persona verbal y lo hace desde afuera empleando una prosa casi sin puntuación, torrencial, obsesiva, con penetrantes observaciones psicológicas, descripciones realistas y diálogos de manera que le corresponde al lector ir armando las historias, imaginando, ordenando lo complejo, ambiguo y mágico del relato. 

Al principio de la obra Humberto Peñaloza, el Mudito, sirve en la Casa de Ejercicios Espirituales de la Encarnación de la Chimba y funge como narrador de los sucesos de dos historias paralelas que convergen en la relación entre amos y sirvientes. La familia Azcoitía, millonarios terratenientes de abolengo, representan su clase, odiada, temida y envidiada por los de abajo. Cuando Humberto vio a Jerónimo de Azcoitía, desde ese momento, soñó ser parte suya “aunque no fuera más que su sombra". el matrimonio Azcoitía procreará un descendiente, Boy, un niño deforme y grotesco, para quien su padre, ayudado por el fiel Humberto, planeará crearle un mundo ficticio y recorren el mundo en busca de seres monstruosos para en un enorme feudo, La Rinconada, todos los habitantes serán los fenómenos reclutados.

José Donoso, adoptó a Pilar Donoso en 1967 en Madrid, cuando la niña tenía apenas tres meses. Inicialmente, la relación entre padre e hija se presentó como un refugio de ternura en medio de las tormentas creativas y personales del escritor. En sus diarios, Donoso describía momentos de cariño profundo hacia “Pilarcita”, expresando que ella era lo único que realmente le importaba en el mundo, y asumía su rol paterno con preocupación y afecto, especialmente durante los años en España y Estados Unidos.

Pero esta aparente calidez pronto se vio empañada por la complejidad emocional de Donoso, marcado por su homosexualidad reprimida, inseguridades financieras y un egocentrismo que lo llevaba a ver a su familia como extensiones de su universo literario. Pilar, por su parte, creció sintiéndose como un personaje de las novelas de su padre, una percepción que se agravó al descubrir su adopción y la negación de sus orígenes biológicos, lo que generó en ella un sentimiento de desarraigo y manipulación.

Con el tiempo, la dinámica se tornó abiertamente conflictiva y destructiva. Donoso confesaría en sus cuadernos los impulsos oscuros que como sueños de «destrucción» o «eliminación» de su hija, parecían haber nacido de un exceso de dependencia y miedo a su creciente independencia. Pilar, que se radicó en Chile en 1980 y estudió Psicología sin completarla, internalizó este odio mutuo, viéndose atrapada en una cadena opresora que la hacía dudar de su propia realidad.

Gracias a manuscritos íntimos publicados y estudiados por su hija Pilar en el libro titulado Correr el tupido velo se ofrecen consideraciones esperando entender el proceso creativo del escritor, las tomas de posturas sentimentales de Donoso en relación con su esposa, sus opiniones respecto a la adopción de su hija Pilar, y para entender sus paranoias, neurosis y la homosexualidad del propio José Donoso.

Pilar expondría también sus criterios, los de la propia hija ante la lectura de sus materiales autobiográficos que llegarían a culminar con la biografía en Correr El Tupido Velo (2009), donde Pilar expuso sin filtros los diarios de su padre, revelando su ambivalencia, amor mezclado con acusaciones de violencia y perversión y provocando un escándalo familiar que la dejó sola, separada de su esposo y alejada de sus hijos. Trágicamente, Pilar acabó ella misma con su vida en 2011 con una sobredosis de fármacos, un final que Donoso había presagiado en un borrador de novela sobre una hija que se quita la vida tras leer los diarios paternos.

Pilar Donoso pasó su infancia y adolescencia entre distintas partes de España y Estados Unidos. Se radicó en Chile en 1980, donde estudió Psicología y Relaciones Públicas. A pesar de su esfuerzo en la academia, no llegó a terminar una carrera universitaria, hecho que ella misma atribuyó a una posible rebeldía contra la intransigencia de su padre respecto a su educación. Su vida laboral incluyó colaboraciones con varios medios de prensa y la organización de seminarios para empresas. Más adelante, se encargó de las relaciones públicas de la marca Hermès en Chile.

La figura de Pilar Donoso en la literatura chilena está indisolublemente ligada a su libro Correr el tupido velo​(Penguin Random House Grupo Editorial, Chile, 2009), donde exploró la vida y obra de su padre. El libro también actúa como un relato autobiográfico, mostrando su lucha por entender su identidad y su lugar en el mundo tras descubrir su adopción y las complejidades de su relación con José Donoso.

Pilar Donoso falleció a los 44 años en su apartamento en Providencia, Santiago de Chile, en 2011. Las circunstancias de su muerte fueron sorpresivas y conmovedoras para el mundo literario, siendo inicialmente tratada como un posible suicidio por la policía. La Policía de Investigaciones de Chile descartó la intervención de terceros y, según informes del Servicio Médico Legal, la causa de la muerte fue una intoxicación medicamentosa. Pilar fue enterrada al lado de sus padres en el cementerio del balneario del Zapallar.

El legado de Pilar Donoso trasciende su obra literaria; su vida y su relación con su padre han sido objeto de análisis en el contexto de la literatura chilena y la dinámica familiar en el ámbito de la fama literaria. Su único libro, Correr el tupido velo, es un documento importante para entender no sólo a la autora, sino también a uno de los escritores más importantes de Chile, José Donoso, desde una perspectiva íntima y personal.

Maracaibo, el sábado 13 de diciembre de 2025

viernes, 12 de diciembre de 2025

A que Irene…

En su prosa, jocosa, aunque realista y descarnada, José Eduardo Espinoza un caballero actualmente gozando de buena salud, en diciembre del 2025 ya en el mero siglo XXI resulta ser un nonagenario amigo, con una prodigiosa memoria y perfectamente lúcido. José Eduardo describiría para quienes en Facebook tuvieron la oportunidad de leerlo, de cómo se desarrolló “la prostitución” en su ciudad: Maracaibo.

Confieso que he tenido el atrevimiento de plasmar las ideas de José Eduardo Espinoza intentando adaptar sus palabras como si fuesen una crónica más de este blog lapesteloca, con la advertencia para quienes me lean, de que en un 98 % por espinosas que parezcan sus palabras, son fiel expresión de las ideas de su autor, anunciadas como: (Memorias del pasado II) en donde afirma que:  

Maracaibo es una de esas que se la tiran de ciudades donde la profesión más antigua del mundo siempre estuvo presente; por la década de los 40 del siglo pasado, a las prostitutas se les conocía como mujeres de la vida alegre, pero se equivocaban en tanto no puede ser alegre una manera de vivir llena de miseria más que de alegría.

El lugar dónde laboraban se le conocía con el nombre de Mabil localizados dependiendo del estamento social de estas mujeres por ejemplo Bobulitos que estaba por los lados del Mercado de los buchones más o menos donde están Las Playitas actualmente.

 

En la calle comercio al poniente de la parada de los carritos de La Cañada estaban las prostitutas francesas que atendían una categoría social de clase media-baja, no trabajaban en Mabil sino que atendían a su clientela en casas de habitación fáciles de identificar porque tenían dos bombillos en la puerta uno de color rojo y el otro de color verde, el verde señalaba que estaban trabajando.

 

Otros establecimientos que se conocían con el nombre de "reservados"; en la calle El Milagro funcionaba uno que conocíamos como "A que Irene" con una clientela variopinta al costo de 4 fuertes; era una casa de una sola ventana a la cual al trasponer la puerta entrabas a una sala en penumbra donde se originaban las siluetas de una chica otras menos chicas, aquí el negocio era diferente uno no escogía sino que lo escogían y en 15 minutos ya estabas de regreso a tu casa.

 

Por los lados de la Bomba "Muniche" en la Calle Soledad había 3 reservados, eran para clase media-alta y estaban localizados allí porque en un tiempo la Calle Soledad fue el límite del casco de la ciudad.

 

En la calle Dr Portillo (78) cruce con la calle Maracaibo (Av 12) ahí había un prostíbulo, con el nombre de, el "Lirio del Bosque" que era regentado por un miembro de la comunidad gay de apellido Rosales más conocido por el apodo de "El Ovejo".

 

En Maracaibo, la prostitución comenzó a alcanzar volúmenes apreciables y se estableció una zona para el ejercicio de la misma que se llamó Zona de Tolerancia que estaba ubicada desde donde está hoy la URBE hasta donde está más o menos el Sambil. Allí estuvieron varios botiquines tales como "El Atlántico", "El Tibiri Tabara", "El Avión", "El Paisandu" y otros…

 

En 1970 bajo el gobierno de Caldera se dispuso el traslado de la Zona de Tolerancia del norte de la ciudad hacia la carretera de La Concepción, lo que significó “Fin de mundo” para los Mabiles que sobrevive ahora más refinada con Las Chicas Prepago, las "Villa Cariño", los Aladinos, los Moteles y pare de contar.

 

Para finalizar esta entrega de datos del pasado maracaibero, podemos recordar que esta actividad fue considerada popularmente como “la profesión más antigua del mundo”, ya que se ha practicado desde los orígenes de las civilizaciones, cuando se contemplaba la necesidad de regular el fenómeno. La primera mención registrada de la prostitución como “ocupación” se encontró en unos “Registros Sumerios” que datan del año 2400 a.c. Las antiguas civilizaciones, Grecia y Roma, tanto mujeres como niños se dedicaban a la prostitución, legal y pública, distinguiéndose en el imperio Romano las prostitutas llamadas “meratrix” y las no registradas se clasificaban en la categoría amplia y todavía frecuentemente mencionada de “prostibulario”.


A lo largo de la historia se han planteado distintos sistemas legales para enfrentar la prostitución y a pesar de constantes intentos de regulación, continúa abierto el debate en Europa sobre su legalización y las leyes que la regulen pues resulta un negocio de millones de euros anuales. Actualmente coexisten tres sistemas en el marco de los países de la Unión Europea, prohibicionismo, abolicionismo y reglamentarismo. En España, y en Portugal se opta por la no intervención del Estado, con una situación de “alegalidad”, siendo permitida y tolerada, pero no regulada por el ordenamiento Jurídico.

 

En la prostitución, el objeto de la venta, es el propio cuerpo, y quien la ejerce, aun con su consentimiento, lo cosifica y mercantiliza, de modo que la prostitución implica una venta del cuerpo, lo que reduce la persona a ser una mera mercancía. Aunque exista consentimiento, la prostitución se considera una actividad dañina, contraria los valores imperantes en nuestra sociedad, tal como la esclavitud, o la venta de sangre o de órganos, puesto que tiene un objeto ilícito y debe considerarse extra comercio.

 

Sin embargo, curiosamente, en la actualidad existen grupos feministas que, dando voz a las organizaciones sociales de prostitutas, abogan por la legalización partiendo de que la realidad de las mujeres que se prostituyen, es amplia y diversa, señalando que el abolicionismo menosprecia el poder de decisión de quien la ejercen. 

 

Para el blog lapesteloca, escrito en Maracaibo el viernes 12 de diciembre del año 2025


jueves, 11 de diciembre de 2025

El sabio en una novela.

 

El viernes, 2 de agosto del año 2013, en este mismo blog, lapesteloca, publiqué copia de un artículo de la Revista Biomédica Digital de la UCV, Vitae, titulado: HUMBERTO FERNÁNDEZ MORAN. Legado científico de Venezuela invaluable para el mundo.

http://caibco.ucv.ve/Vitae/VitaeCatorce/Portada/homevitae.htm/

 

Para aquellos días estaba recién publicada mi novela “Ratones desnudos” la cual representaba con “El año de la lepra” la sexta y séptima novelas entre las que habían ya sido publicadas. Aquellas dos, tuvieron la fortuna de ser editadas por una editorial de Mérida dirigida por el profesor Víctor Bravo, la editorial se llamaba “el otro @ el mismo” y las novelas, todavía estaban siendo distribuidas por EdicVen y se encontraban en algunas librerías del país.


Lamentablemente no existió nunca comunicación entre EdicVen, Victor Bravo y mi persona, quien ya había entendido que publicar novelas no funcionaba para reintegrar algo económicamente, ni ganando premios, de manera que desde entonces asumí mi condición de escribidor, en total gratuidad, fenómeno que percibo sensiblemente, en 2025 ante mi exiguo sueldo como profe titular jubilado de la UCV. Son los tiempos que nos ha tocado vivir...

 

Habiendo ya transcurrido más de doce años desde aquella ocasión, voy a referirme a un detalle que tiene que ver con la ficción y con la realidad en las novelas.

 

Mostraré aquí, una tarjeta de presentación que guardo con respeto (es la original) de otra tarjeta ficcional presentada por un personaje (Eduardo Soriano), de mi novela “Ratones desnudos”, ante un acucioso periodista quien en la novela buscaba información sobre una institución neuropsiquiátrica desaparecida diez años atrás en Maracaibo donde se habían realizado importantes trabajos de investigación usado un microscopio electrónico; el periodista en la novela se llamaba Hernando Salazar.

 

Ante la circunstancia, del uso de un microscopio electrónico, y en su ciudad natal, es probable que surjan comentarios sobre el doctor Fernández Morán (transformado en un ídolo noticiosamente muy manido ya en los últimos años de este Siglo XXI) a quien el doctor Soriano –en la novela- decía haber conocido personalmente e insistiría en que él, recibió una misiva del sabio y que además posee su propia tarjeta de presentación. Soriano pareciera –en la novela- apropiarse parcial y temporalmente de la identidad del real autor de la novela “Ratones desnudos”, quien, para desvelar el secreto, se sentiría obligado a ofrecerle a los lectores del blog lapesteloca la posibilidad de leer el texto de la tarjeta en cuestión, aunque puedan quedarse pensando que si acaso todo esto, no ha sido más que un divertimento ficcional...

 

El texto que aparece en el Capítulo 18 de la novela “Ratones desnudos” con las palabras del doctor Soriano es el siguiente: 

–Conservo esta tarjeta personal del sabio fechada el 29 de octubre de ese año 1974. La recibí unos días después de nuestra entrevista. En ella con su minúscula caligrafía me escribió un mensaje, lea usted...  Yo leí cuidadosamente (ver)


 

“ He estado pendiente de sus trabajos y le felicito por sus recientes trabajos sobre virus neurotrópicos, especialmente rabies; yo puedo asegurarle que próximamente instalaremos parte de mi laboratorio de electronmicroscopía en esta región. 


Desearía mucho hablar con usted, para considerar que podamos lograr una colaboración satisfactoria sin necesidad de trasladarse a Caracas. Perdóneme si sugiero que nos veamos en el Hotel del Lago, cuarto 468, si es posible a las 5.00pm. Reciba un cordial saludo extensivo a su apreciada familia”.



 La firma decía: Humberto Fernández Morán.

 

Soriano paladeó un trago de gin y continuó. –Estaba yo convencido de que nuestro sabio Quijote estaba, como el Libertador, destinado a arar en el mar. Asistí a la cita en el Hotel del Lago y él me pidió que no cometiese el mismo error en el que él había incurrido años atrás. Que no saliese del terruño. Que lo más importante tenía que ser florecer en la provincia. Que irse a la capital sería un disparate. . .

Estaba persuadido, y creo que me hablaba con toda sinceridad, de que a más tardar en dos años ya sus laboratorios estarían instalados y marchando en el occidente del país. A pesar de mi incredulidad no quise ser drástico, callé sobre mis temores y acepté esperarle, tal vez uno o dos años. Serán suficientes, eso le dije. Pero internamente tenía el doloroso convencimiento de que otra vez le estaban engañando con falsas promesas. Cuatro años después, en 1978, él regresó al Primer Congreso de Neurociencias en su ciudad natal y sus conferencias fueron destacadas en la prensa nacional, pero ya habíamos perdido las enseñanzas y la ilustración de aquel auténtico valor científico nacional. Como dijera Acosta Saignes del Libertador, él parecía ser en su tiempo “el hombre de las dificultades”.

 

En Caracas, dictó conferencias que para la época eran de avanzada, habló sobre Virus Oncogénicos, Biología Molecular, Microscopía Electrónica, sobre los Bancos de datos, computadoras y satélites que habrían de venir. En esos días, de paso por la capital, me acerqué hasta el hotel Ávila para conversar con él. Sin mucha convicción le ofrecí de nuevo regresar con él si algo se concretaba en el Occidente del país, pero era un mero formulismo. A pesar de la importante y privilegiada posición de nuestro científico en el mundo, su destino de Ulises irredento parecía perseguirle. El genial investigador de la NASA, el inventor del cuchillo de diamante, el descubridor de las partículas elementales de las mitocondrias, persistía en sus sueños e insistía en que todo estaba en su patria ya dispuesto para él. Casi a punto, me decía y yo, debería regresar esperanzado, debería aguardar por él en la ciudad de fuego.

 

Hasta aquí, el texto de la novela “Ratones desnudos” …

 

Es una lástima que esta novela ya no exista en las librerías (excúsenme por la “autopropaganda” pero su “desaparaicion” es un hecho), y no existiendo jamás una re-impresión, - fenómeno que se da en prácticamente todas mis novelas - y ahora sí, desde la realidad no virtual ni mental, me toca recomendar a quien esté interesado, quien puede buscarla, -ésta y otras-  en la plataforma de Amazon las encontrara aunque ya sabemos, es complicado pues no se puede pedirlas desde nuestro país, siempre en crisis durante este siglo XXI.

 

Maracaibo, el jueves 11 de diciembre del 2025

miércoles, 10 de diciembre de 2025

Enrique Simonet Lombardo


Enrique Simonet (1866-1927) fue un pintor e ilustrador español, quien nació en Valencia y en 1881 ingresó en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos de su ciudad natal, obteniendo una medalla de plata por Cuadro de flores. Continuó en Valencia unos años, hasta que se trasladó a la capital de la Costa del Sol en 1883, y pronto se vinculó al círculo malagueño, donde estudió en el taller de Bernardo Ferrándiz dentro de la llamada escuela malagueña de pintura.

En 1887, marchó a Roma y un año después consiguió una plaza de pensionado. Anterior al pensionado realizó La decapitación de San Pablo, actualmente en la capilla de los Reyes de la catedral de Málaga. Simonet aprovechó para visitar otras ciudades italianas y la Exposición Universal de París (1889), que dieron como resultado una de sus obras ¡Y tenía corazón!, actualmente en el Museo de Málaga, recibiendo una calificación honorífica. Visitó Nápoles en 1890, donde se inspiró para realizar la interpretación del fresco pompeyano Baco y Ariadna.​

Una autopsia, también conocido como ¡Y tenía corazón!, o Anatomía del corazón, es un cuadro realizado por Enrique Simonet con unas dimensiones de 177 x 291 centímetros. Esta obra representa a un forense realizando una autopsia a una mujer joven, que yace sobre una mesa, que supuestamente sería una prostituta. El forense agarra con su mano el corazón. El anciano fue inspirado por un mendigo que el propio Simonet se encontró por la calle, proponiéndole como modelo para representarlo, cosa que solía hacer usualmente cuando encontraba a alguien de su gusto. Para la chica, el pintor utilizó como modelo el cuerpo de una joven actriz que se había suicidado por desamor, según las cartas que envió a su familia. El cuadro ha viajado por distintos lugares, por ejemplo, a coloquios de médicos por su tema anatómico y del corazón, o en exposiciones incluso fuera de España.

Enrique Simonet  viajó a Jerusalén, y estuvo en el valle de Josafat y el muro de las Lamentaciones donde se documentó para su monumental Flevit super illam; obra por la que recibió numerosas medallas, premiada en la Exposición Internacional de Madrid de 1892, en la Exposición Mundial de Chicago en 1893, en Barcelona en 1896 y en la Exposición Universal de París (1900). Una vez terminada su época de pensionado en Roma, obtuvo entre 1893 y 1897 el cargo de corresponsal gráfico de guerra de la revista La Ilustración Española y Americana para cubrir la guerra de Melilla durante tres años y más tarde para Blanco y Negro numerosos apuntes de tipos, costumbres y paisajes africanos, como la Cabeza de moro, realizados durante numerosos viajes por Marruecos.

En 1901 obtuvo la cátedra de Estudios de Formas de la Naturaleza y el Arte de la Escuela de Bellas Artes de Barcelona, donde residió durante diez años. A esta etapa catalana se adscriben los tres grandes lienzos sobre las Alegorías del Derecho para el palacio de Justicia de Barcelona. Su gran obra El juicio de Paris, presentada en la Exposición Nacional de ese año y por la que obtuvo la orden del comendador de Alfonso XII.  Fue aficionado a la fotografía estereoscópica(ver).

 El Juicio de Paris es una pintura al óleo del mito griego del Juicio de Paris, y es uno de los muchos trabajos que describen esta escena mitológica. Está expuesto en el Museo de Málaga. Influenciado por el modernismo. Lo pintó a sus treinta y ocho años, en una época de madurez en la que, no obstante, decidió arriesgarse y apostar por algo nuevo en su obra. El fotógrafo y político Cánovas Vallejo recogería que “El juicio de Paris desató las críticas de sus amigos por haberse alejado de las grandes líneas de la pintura española y haber introducido elementos del nuevo arte que se fragua tras nuestras fronteras.

La escena representa a las diosas Hera, (ver) coronada como reina de los dioses, y Atenea, semidesnuda cubriéndose como diosa virginal, ambas con ropas griegas; y Afrodita desnuda, exponiéndose ante Paris. Las tres diosas están representadas como la esposa de Simonet, Asunción Castro Crespo, en diferentes posturas y tonalidades, que solía hacer de modelo y musa. El resto de los personajes, el dios Anteros, y el príncipe Paris, que viste piel de leopardo, vestimenta típica de los príncipes troyanos, estaban inspirados en los hijos del pintor, Enrique y Ramón.

La decapitación de San Pablo (ver) es una obra que muestra la decapitación del apóstol San Pablo, llamado el Apóstol de los Gentiles, que según la tradición tuvo lugar en Roma durante la persecución contra los cristianos decretada por el emperador Nerón. En 1911 Enrique Simonet  pasó a formar parte de la Escuela de Bellas Artes de San Fernando de Madrid y entre 1921 y 1922 fue director de la Escuela de Paisaje de El Paular.  

En los primeros meses de 1914, cuando su esposa estaba embarazada de su hijo Bernardo, que nació en marzo en Madrid, el pintor realizó este retrato que la representa con mantilla. "Asunción Castro Crespo, esposa del pintor" (1914) con ello seguía una moda habitual en los retratos femeninos desde el siglo XIX, que se hizo muy frecuente en las primeras décadas del XX (ver). El pintor recurrió a menudo a su esposa para que le sirviera de modelo, a veces en sesiones de seis o siete horas en su estudio, pues la armonía de su cuerpo y la amabilidad de sus rasgos faciales convenían a sus intereses como artista.

En 1924 decoró la escalera principal del palacio de Justicia de Madrid con ocho Alegorías de las provincias; así como la decoración de la iglesia de Nuestra Señora del Consuelo en la capital. Enrique Simonet murió en 1927 siendo catedrático de la Escuela Especial de Pintura, Escultura y Grabado de Madrid.

Maracaibo, miércoles 10  de diciembre del año 2025