domingo, 26 de junio de 2016

Estrella distante, novela de Roberto Bolaño



ESTRELLA DISTANTE, novela de Roberto Bolaño.

Pensé decir algo sobre La literatura nazi en América, un engañoso diccionario de autores irreales, leído hace ya varios años, con curiosas referencias bio-bibliográficas apócrifas, el cual fue presentado por su autor Roberto Bolaño (1953-2003) en 1996, como una novela. En las últimas treinta páginas, Bolaño abandonará el formato de reseña biobibliográfica virtual imaginaria e ingresará a su real mundo narrativo al referirse a un piloto de la Fuerza Aérea Chilena implicado en  torturas y crímenes durante la dictadura de Pinochet. Sobre este asunto, Bolaño publicaría Estrella distante su cuarta novela ese mismo año 1966 con la Editorial Anagrama, y el volver sobre Estrella distante, y releerla, me llevó a pensar de nuevo en los nazis y en la Segunda Guerra Mundial. De manera que aquí estoy otra vez recayendo en el tema de El Führer y la Alemania del III Reich a través de otra novela, en esta ocasión de Estrella distante, la cual en opinión de Jorge Volpi, es la mejor novela breve del laureado escritor chileno Roberto Bolaño, premio Rómulo Gallegos y premio Herralde de Literatura del año 1999.

Roberto Bolaño quien estaba radicado ya en la Costa Brava de Cataluña desde 1981, había publicado dos novelas antes de 1992 (Consejos de un discípulo de Morrison a un fanático de Joyce y La senda de los elefantes, ambas del año 1984) y un año después, publicó La pista de hielo (1993), estando ya enterado de su enfermedad desde 1992, cuando sus penurias económicas y su desesperación por los muchos rechazos editoriales, según cuenta el editor y fundador de Anagrama Jorge Herralde, le hacían muy difícil su vida. Sería en ese entonces cuando le entregaría el manuscrito de Estrella distante publicado sin miramientos en1996. Cuando en 1998 se presentó Bolaño en Anagrama con el manuscrito de Los detectives salvajes, el editor le daría curso de inmediato y ganaría el Premio Herralde, el Premio del Consejo Nacional del Libro de Chile, el Premio del Círculo de Críticos de Arte de Chile y en 1999, el Premio Rómulo Gallegos. Todos por unanimidad a sus 45 años, galardones estos que harían de Bolaño «uno de los escritores más relevantes de su tiempo», «un autor imprescindible», «un gigante de las letras», considerado como «el último escritor latinoamericano».

Digamos algo sobre la novela:  Roberto Bolaño vivió en Chile los días del golpe contra Allende, ya que pocos días antes del 11 de septiembre llegó desde México donde vivía, con la intención de apoyar la causa socialista de la Unidad Popular. Fue detenido en noviembre y posteriormente encarcelado en Concepción de donde pudo escapar gracias a uno de los policías que custodiaban a los presos, quien resultó ser un antiguo compañero de la escuela primaria. En estos complicados días se sitúa el inicio de la novela Estrella distante.

Bibiano O’Ryan, las hermanas Garmendia, la Gorda Posadas, son todo ellos jóvenes interesados en la poesía, como Arturo Belano (álter ego de Roberto Bolaño, quien bautizó como Arturo al narrador de la historia, seguramente homenajeado a Arthur Rimbaud). Todos los amigos asisten a talleres literarios, y coinciden allí con un misterioso personaje Alberto Ruiz-Tagle. Estrella distante es una historia de medias verdades y medias mentiras, Ruiz-Tangle parece ser Carlos Ramírez Hoffman, cuya historia se narra al final de La literatura nazi en América, un piloto de la Fuerza Aérea de Chile bautizado en Estrella distante como Carlos Wieder quien haría poesía en el cielo chileno como Raúl Zurita, poeta chileno quien escribió su poema La vida nueva en el cielo de Nueva York utilizando cinco aviones que trazaron letras con humo blanco. Carlos Weider poco después del Golpe de Estado de Augusto Pinochet, dibujó los primeros versículos del Génesis en latín, observados por el narrador desde la prisión donde estaba confinado en Concepción. Wieder continuó con sus actuaciones, y en 1974, financiado por varias empresas privadas, viajó al Polo Sur para escribir “La Antártida es Chile”, pero lo cierto es que el lector de Estrella distante ya sabe que las Garmendia fueron asesinadas brutalmente por Carlos Wieder desde el primer capítulo, de manera que la figura detestable del aviador poeta, que se descubriría ante decenas de invitados como un sanguinario asesino sin escrúpulos capaz de fotografiar a sus víctimas para exhibirlas permanece latente hasta el final de la historia. Las noticias sobre Wieder siempre confusas se ocultaba tras seudónimos, aparecía en Estados Unidos, o emergía en Sudáfrica, en Alemania o en Italia. El año 1992 se le nombró en una encuesta judicial sobre torturas y desapariciones. En 1993 fue vinculado con un grupo responsable de la muerte de varios estudiantes en Santiago y Concepción Se conectaba con torturas, desapariciones, y su figura se hizo cada vez más borrosa, la imagen de un asesino múltiple desaparecido hace mucho tiempo, así, como sucede a menudo, difuminada, Chile la olvidará…

Adendum in proof,  o quizás adenda reveladora…
Me pareció interesante citar a Ibsen Martínez, quien hace tan solo unos días, el 24 de junio de este año 2016, escribió un artículo con el título de “La lección de Sebastian Haffner” que decía cosas como esta:
“Sebastian Haffner fue un joven berlinés que en 1938 se exiló a Inglaterra pues se consideraba ya una víctima aria de los nazis”…
“Una vez en Inglaterra, Haffner se hizo periodista y trabajó muchos años para The Observer. Tras su muerte, en 1999, fue hallado entre sus papeles un manuscrito inédito que Haffner había terminado en 1939”…
“Con ser solo una crónica de cómo tomó Haffner la decisión de exilarse tempranamente de la Alemania nazi, es también un tratado acerca de cómo funcionan los seres humanos cuando les toca perder el duelo “asimétrico” con el Estado dictatorial”...
“Es aquí donde calza una de sus observaciones más sugestivas y que me remiten a la idea del duelo desigual entre el Estado y el individuo particular que hoy, en vísperas de un revocatorio obstaculizado de mil modos por Maduro, se libra en Venezuela”:
“Uno se siente siempre tentado a creer que la historia se desarrolla entre unas docenas de personas que rigen el destino de los pueblos y de cuyas decisiones y actos resultará lo que, más adelante, será denominado Historia, pero, aunque pueda sonar paradójico, no deja de ser un simple hecho que las decisiones y los acontecimientos históricos realmente importantes tienen lugar dentro de nosotros mismos, seres anónimos, en las entrañas de un individuo cualquiera, y que ante estas decisiones masivas y simultáneas, cuyos responsables a menudo no son conscientes de estar tomándolas, hasta los dictadores, los ministros y los generales más poderosos se encuentran completamente indefensos”. 
Cita de “La lección de Sebastian Haffner” por Ibsen Martínez. Para “biendateao”  junio 24, 2016 ( @ibsenmartinez ).

Maracaibo, 26 de junio del año 2016.

sábado, 25 de junio de 2016

Cumpleaños de cachet





CUMPLEAÑOS DE CACHET

Sobre la mesa cruzan sus miradas sudorosas los niños. Mejillas rubicundas, cachetes morenitos, sonrisa y carcajada y chispas que se apagan en los ojos. Todos convergen sobre las pequeñas humeantes velitas de azul cielo. Las luces se encendieron y todos gritan y chillan mientras se apagan los ecos del happy birthay de Eugenio happy birthay to you. Aplausos, pitos, chillidos, más gritos, sonajeros y un solo acto, el de apelotonarse todos sobre la torta. Dame mi pasta, a mí dame. Madres y abuelas, como gallinas aleteando y tú blandiendo el cuchillo de plata, ancho espejo de ansiedad contenida. Tú, a un lado ordenas, al otro señalas, das instrucciones al frente, indicas los pasos del ritual, manotean los chiquillos, unos le meten los dedos al quesillo, le arrancan el pastillaje a la torta. Dame una velita, quitá la mano de allí Eveddy, a mí a mí, ¡mami me están espachurrando! ¡Ay, cuidado con la gelatina! Ana tráigame la ensalada de frutas, pasame los platicos. Tú te volteas y te ríes, sacudes la cabeza. Dame las servilletas Edelmira. Celia y Aurita y tus amigas. Ana con mucho cuidadito. Más alaridos. Dame tía, a mí primero. ¿Cómo que tienen hambre? No tan gordos los trozos, así, ¿vos les vais a poner los pedazos en las servilleticas? Pa los niñitos, ¿sí? ¿Queréis quesillo? ¿Vos no queréis mi amor? Mejor en los platicos Ana, cónchale Luquitas tené cuidado, aquí ve, ponele más, ¡ajá! Pero cogé la pastica mijo, ¿que queréis vos?, ¿quesillo o gelatina?, de los dos, dale pues, ¿y vos no queréis quesillo? Clarita serviles de ese lado, ¿no habéis probado el pai?, el de limón mijita, ¡umhm!, ¡con cuidadito Ender! ¡Ay Dios mío! Decile a Petra que nos traiga el lampazo, ¡que desastre!, ¡mi alma!, no me vayan a voltear otro vaso. ¡Endito!, ¡vos tenéis que fijarte!, no importa, vai chico no lloréis.Tú te volteas otra vez sonriendo. Tu cabello se corre hacia tu hombro como una cortina, un flequillo de negros pelos lacios en tu frente, lo soplas y se levanta cayendo rítmicamente. Estáis igualitica al Príncipe Valiente… Te lo dijo esa tarde tu propio marido. Tú lo ves a lo lejos, lo miras a través del gran cristal de la puerta que da al jardín y sientes que todo es irreal. Tu marido vestido y de corbata, parece un caballero. ¡Lo he logrado! Tus sueños tan ansiados. Él está en casa, y tú lo miras tras las puertas de vidrio, a lo lejos conversando con tantas amistades, colegas, familiares, los hombres de negocios amigos de tu padre, tú los miras, mientras sirves los platos, la torta, si, ya llegan los juguetes, bolsitas con corotos, los niños se sueltan de sus madres, otros entregan los paquetes al servicio, corren al patio, van a seguir jugando, salen hacia el jardín. Tú suspiras por un instante y piensas en lo bien que todo está quedando, la suerte de poder celebrar el cumpleaños de Eugenio en la casa grande, tus padres encantados, ¿y Emidgio?, al fin él lo había aceptado. Más de treinta chiquillos se revuelcan, se tiran de cabeza, en las colinas tapizadas de grama japonesa, entre ellos, algunas cuidadoras mirándolos de lejos, sirvientas de ropa almidonada, negritas cargadoras o guajiras, jovencitas las más, uniformadas, cabellos lacios, pasitas o crinejas, vigilando niñitas primorosas o cargando a los niños más pequeños, ayas les dicen unos, otros corren tras las bandejas de quesos y tequeños, algunos las llaman por sus nombres de pila, las madres les ordenan miles de cosas todo el tiempo… ¡Fíjese en esta niña Hercila!, Olga ve si Cheíto se hizo pupú… A Yhajaira, quien nació en La Guajira, le brillan los ojitos, rasgadas hendiduras, con alegría barata, sonríen admirados mirando la piñata. ¡Pero Yhajaira!, atendémele a Ennio. Vai vos, comete la pastica nené. Bueno, pero guardame la bolsita de caramelos. Maigualida, se me va de una vez con ese niño al cuarto lo cambia y lo regresa, en el aire acondicionado Javiercito dormirá muy tranquilo, ¿dónde anda Chela? ¿Tú? Tú te has chupado el dedo cubierto de nevado y automáticamente, ¡las gringas!, lo has pensado. Por aquí siempre se imponen las reglas de la educación… Pasame más tequeños… ¿Por qué tendremos siempre que volver al Carreño?, allá las gringas son menos enrolladas... ¡Ay Yolita esta mujer que tengo en la casa es la cosa más burra de este mundo! Tú escuchas lo que dicen tus amigas mientras sigues sonriendo, y en la distancia, observas como conversa entretenido tu flamante marido. Imaginate chica que si te cuento no lo vais a creer... Estás contenta y todo marcha como tiene que ser. Tus padres se han encargado de botar la casa por la ventana y eso lo captan todos los invitados. Tú piensas que la fiesta marcará el final de muchas discusiones, hoy sientes que hay al fin en tu vida un mañana. Él  ha vuelto, atisbas su figura en el jardín, le miras, sí, es él, ¡y encorbatado!, ¡que emoción!, y él, ¿te estará observando? Conversa con la gringa Paulina, desde hace un rato… También ves a tu padre camina por el patio, el viejo sí se prodigó en esta, se abrió como paraguas chino, ¿cuántas cajas de whisky?, ¡cuántos regalos finos!, ¿y los que se repartirán en la fiesta? Entre las mesas, los mesoneros se mueven diligentes, Flor y Edelmira se te acercan, ¿ya ha probado la torta casi toda la gente? ¡Ay mijita!, pero dime, ¿es verdad que celebras el regreso de tu tierno marido? Tú sonriente les informas que ha renunciado a la medicatura, les cuentas que tu esposo querido vivió una temporada de locura, pero la nueva etapa que van a comenzar, es un negocio redondo. Él y yo en el pleno ejercicio, seremos socios, llegó el momento de hacer mucho dinero, pero lo más hermoso, es que sus hijos van a tener con ellos al padre cariñoso. ¡Él ha vivido desde hace tiempo tan lejos de nosotros!, esto es un cambio verdadero.

Con ligeras modificaciones, texto extraído del Capítulo II de “La peste loca”(novela), International Windmills Ed. California, USA, 2011  

Maracaibo, 25 de junio del año 2016

viernes, 24 de junio de 2016

Tres novelas sobre los nazis




TRES NOVELAS SOBRE LOS NAZIS

Quise escribir hoy sobre tres novelas que se refieren a los nazis... Después de conocer sobre las crueldades del camarada Stalin a través de Padura, vale la pena hablar de las maldades de su contemporáneo, el Fürher. Una de las novelas es de un escritor venezolano, David Alizo (1941-2008) y narra la historia de un criminal de guerra de la SS regentando un hotel en los Andes venezolanos, las otras dos se desarrollan en Europa y en particular en Alemania durante la Segunda Guerra Mundial, y ambas son de jóvenes escritores mexicanos nacidos en 1968 (Ignacio Padilla y Jorge Volpi), novelas éstas, que tienen la particularidad de ser premiadas el mismo año 2000 por las famosas casas editoriales españolas Espasa Calpe y Seix Barral.
 
En septiembre del año 2012 Ediciones B Venezuela, publicó de nuevo la novela de David Alizo Nunca más Lili Marlen sobre un joven trujillano que intenta relacionar a un despiadado oficial de la SS, Martin Fuchs, con Helmut Braune, el apacible alemán que desde 1947 regenta el Hotel Europa de la Mesa de Esnujaque. Las memorias del joven que van desvelando el secreto del alemán apreciado por todos, mientras paralelamente en tercera persona reconstruye la vida de Fuchs, entre1933 hasta la derrota de los nazis en 1945 con la huida de muchos criminales de guerra, es el recurso del autor quien nos cuenta como a los siete años detectaría por primera vez a un hombre parecido a Braune en la fotografía de una vieja revista y durante su juventud mientras estudiaba en Caracas y regresaba a sus montañas trujillanas fue lentamente desenvolviendo el misterio del hotelero alemán amable. Por otra parte sabremos que Martin Fuchs, desde joven entusiasmado por las ideas de los nazis terminará por ingresar a las filas de la SS. Sabremos de sus conflictos y de sus relaciones con distintas mujeres, en Dresde como en Trujillo. Fuchs vivirá su historia personal con el nacionalsocialismo como ideología y con una evidente ausencia de autocrítica y de culpabilidad. El muchacho trujillano a partir del hallazgo de la fotografía también evolucionará y, conocerá el amor, mientras vive en Valera o se pasea por Sabana Grande de los años sesenta y setenta. Estas y otras realidades y ficciones valieron para que David Alizo llevase adelante la historia de Martin Fuchs y de Helmut Braune creando la excelente novela, Nunca más Lili Marleen.

David Alizo nació el 10 de octubre de 1941, en Escuque, estado Trujillo. Cuentista, ensayista, novelista, crítico literario y estudioso de la cultura griega. Se dedicó a la investigación literaria viviendo en San Francisco, Roma y Paris. Fue colaborador en varias publicaciones periódicas, como El Techo de la Ballena, Zona Franca y la Revista Nacional de cultura. También participó en La República del este. Escribió libros de cuentos El rumor de los Espejos, Griterío y Quórum;  y las novelas La segunda memoria, Safo de mil amores, Nunca más Lili Marleen y Esta vida del diablo; publicó los ensayos Saber de Grecia, Aqueos y troyanos, El laurel de Apolo Pitio y Nuestros presidentes. David Alizo escritor venezolano poco conocido, falleció a los 67 años en Caracas el 8 de noviembre de 2008, poco después de publicar su obra cumbre, Nunca más Lili Marleen.
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La novela de Ignacio Padilla, que estamos revisando es, Amphitryon. Una novela, cuya trama se desarrolla entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial, y se transforma en un juego de doble identidad entre los líderes del Tercer Reich, y en una reflexión sobre la impostura, el intercambio de identidades y el ajedrez, donde ninguno de los personajes es lo que parece ser. La novela comienza en 1916, cuando Thadeus Dreyer, un recluta, intercambia su identidad en una partida de ajedrez con Viktor Kretzs-chmar, guardagujas del ferrocarril Munich-Salzburgo, quien a su vez es una usurpación de Jacobo Efrussi, quien convertido en Dreyer morirá, pero su identidad será adoptada por el seminarista Richard Schley, que se convertirá en el barón Blok-Cissewsky, un militar polaco. ¿Complicado, verdad? El proyecto Amphitryon dice ser una idea nazi para crear una legión de dobles de dirigentes políticos que puedan suplantar a los verdaderos en los actos públicos. Los planes del barón Blok-Cissewsky se basan en el ajedrez y los “herederos” del barón se entrelazan al final con la aparición de un misterioso individuo al que el narrador bautiza como Bogart. Debo señalar que realmente no he leído esta novela premiada, y que sobre lla misma, la crítica ha señalado ciertas imprecisiones del narrador que confunden al lector. En ella se insinúa igualmente la posibilidad de que Adolf Eichmann, el hombre a quien Hitler confió la aniquilación de los judíos, jamás haya sido detenido y condenado. Sin el brillo de Los niños del Brasil de Ira Levin, e intentando quizás proseguir la ruta de “best-sellers” latinoamericanos iniciada por El anatomista del argentino Federico Andahazi (1997), la novela de Padilla conlleva el interés de su singular nacimiento con En busca de Klingsor de Jorge Volpi, su compañero de la generación del crack.


Ignacio Padilla (Ciudad de México, 1968). Estudios en el Centro Universitario: México. Lic. en Comunicación: Universidad Iberoamericana. MSc Literatura inglesa: Universidad de Edimburgo. Doctorado: Literatura española e hispanoamericana en Salamanca, España.  Premio de Literatura 1994, Juan Rulfo de Novela por La catedral de los ahogados y de Ensayo Literario Malcolm Lowry por El dorado esquivo: espejismo mexicano de Paul Bowles. Premio Kalpa de Ciencia Ficción por El año de los gatos amurallados. En 1996, participó en el Manifiesto del crack, con  Jorge Volpi y Eloy Urroz. En 1999: premio de Ensayo José Revueltas por Los funerales del alcaraván y Premio de Cuento Gilberto Owen por Las antípodas y el siglo. La novela Amphitryon (2000) le valió a Padilla el Premio Primavera de Novela de la editorial Espasa-Calpe, en el mismo año en que su amigo Jorge Volpi recibía el Premio Seix Barral por En busca de Klingsor.
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La novela de Jorge Volpi es, En busca de Klingsor y se transforma en una incursión en la historia de la Física alemana en la cual Volpi trata como personajes de ficción a científicos como Heisenberg, Stark, Einstein, Von Neumann, Bohr, Links, y otros quienes intervinieron en los proyectos nazi o estadounidense para el diseño de la bomba atómica. De esta manera, en el fondo subyace la cuestión moral sobre el papel de los científicos en un tiempo cuando los descubrimientos conducían a la probable destrucción de la humanidad. La novela se centra en la investigación de un joven físico, teniente norteamericano, Francis H. Bacon, a quien recién terminada la guerra, se le encarga la misión de descubrir la identidad de Klingsor. Tras ese nombre, el autor nos llevará desde la historia de las sociedades secretas que pretendían desde antes del nazismo la exaltación de la raza aria, a las principales teorías de los físicos germanos en busca de la bomba atómica. Volpi nos hablará igualmente de la conspiración militar y del atentado contra el Führer, mientras la novela se debate entre dos acciones amorosas paralelas, y una intriga político-criminal. Se revive el Berlín de los cabarets en los años veinte y los escarceos amorosos del joven norteamericano, entre dos mujeres, una de color y otra blanca de buena familia y al final, muy wagnerianamente, habrá una tragedia y con la caída de los conspiradores contra Hitler arribaremos a el fin del III Reich y a la desaparición física de casi todos los personajes. Durante la estancia en Alemania del joven teniente, Heisenberg aparece como el principal sospechoso de ser Klingsor, y la figura amorosa de Irene se convierte en mujer fatal al descubrirse comunista y espía al servicio de la URSS. Si no ha leído En busca de Klingsor, vale la pena buscarla y siempre, releerla.


Jorge Volpi nació en 1968 en Ciudad de México. Cursó estudios de Derecho y Letras en la UNAM y de Filología Hispánica en Salamanca, España. Formó parte de la llamada "generación del crack", junto a Ignacio Padilla, y otros escritores mexicanos que considerando las fronteras internacionales más importantes que el nacionalismo, propusieron la renovación de las letras mexicanas a través de un crack, o fisura con respecto a la generación del post-boom. Ha escrito las novelas A pesar del oscuro silencio (1992), Días de ira (1994), La paz de los sepulcros (1995), El temperamento melancólico (1996), Sanar tu piel amarga (1997), y del ensayo La imaginación y el poder. Una historia intelectual de 1968 (1998). En busca de Klingsor, ganó el Premio Biblioteca Breve e inauguró lo que ha denominado la “Trilogía del s. XX”, conformada también por El fin de la locura (2004) y No será la Tierra (2006). Esta trilogía ha sido traducida a más de 25 idiomas y constituye su mayor éxito internacional. En 2012 publicó La tejedora de sombras, que le valió el Premio Planeta-Casa de América.

Maracaibo 24 de junio del año 2016

lunes, 20 de junio de 2016

La perversión de la utopía del siglo XX




LA PERVERSIÓN DE LA UTOPÍA DEL SIGLO XX


En el siglo XXI, ya muerta y enterrada la URSS, el libro de Padura sobre el asesinato de Lev Davídovich Bronstein mejor conocido como Leon Trotski, nos obliga a hacer una honda reflexión sobre lo que él mismo denomina “la perversión de la gran utopía del siglo XX”. El autor insiste en que su obra es una novela, que ha sido escrita tomándose todas las libertades que le permite la ficción, donde la presencia de una cruda realidad histórica aparece rutilante en cada página de la novela y hace de El hombre que amaba a los perros(Tusquets, Barcelona 2009), una fantástica obra literaria ganadora de varios importantes galardones que a Padura le han valido, -a pesar de relatar descarnadamente la realidad sobre las desgracias que a su patria le ha endilgado la revolución cubana-, para recibir el Premio Nacional de Literatura del año 2012 en La Habana.

La segunda muerte de Ramón Mercader, de Jorge Semprún; El hombre que amaba a los perros, de Leonardo Padura, y la sección “La muerte de Trotsky referida por varios escritores cubanos, años después (o antes)”, perteneciente a Tres tristes tigres de Cabrera Infante, son todos  textos que poseen coincidencias político-ideológicas, y en todos ellos el desencanto clausura fatalmente a las utopías políticas.

El asesinato de Trotsky el 22 de agosto de 1940 en la ciudad de México generó consecuencias insospechadas al darle punto final a una conspiración y un terrible acoso que marcaría el final de un proyecto destinado a direccionar la historia política de la izquierda. La cruel realidad ahora en conocimiento de todos, para aquellos años escindió al Partido Comunista de otras organizaciones izquierdistas, y daría origen a varios textos literarios, los cuales a la vez, se apoyan en realidades fielmente expresadas en uno de los textos capitales de Trotsky. Ya en el exilio tras la muerte de Lenin, el forjador de la Revolución de Octubre que en noviembre de 1917 le permitió a los bolcheviques tomar el poder en Rusia, desde la introducción de “La revolución traicionada” le informaría al mundo, como…“toda la vieja guardia bolchevique fue sometida al exterminio físico, fusilados los organizadores del partido, los participantes en la Revolución de Octubre, los edificadores del Estado soviético, los dirigentes de la industria, los héroes de la guerra civil, los mejores generales del Ejército Rojo, entre ellos Tujachevski, Iakir y Uborevich... En cada una de las diversas repúblicas de la Unión Soviética, en cada provincia, en cada región, la depuración fue sangrienta, no menos feroz que en Moscú, aunque más anónima”.
 

Ana María Amar Sánchez, Doctora en Letras de la Universidad de Buenos Aires y profesora de la Universidad de California, Irvine, publicó en Estados Unidos “El arte de la política/la política del arte: Semprún y Padura ante el asesinato de Trotsky”, texto que analiza cuidadosamente las novelas de Jorge Semprún y de Leonardo Padura en los Cuadernos de Literatura Vol. XVI No.35, de enero-junio 2014. Según Amar Sánchez, “la novela de Leonardo Padura, El hombre que amaba a los perros, es un ejemplo paradigmático de un proyecto estético que se plantea abiertamente como político”. En ella se entrecruzan tres investigaciones: dos muy ceñidas a la historia que se enfocan en Trotsky y en su asesino Ramón Mercader, y la tercera historia que tiene un protagonista, narrador ficcional que nos conduce a recordar que Padura es un escritor de tramas policiales, reconocido como el creador del teniente investigador Mario Conde, protagonista de una serie de ocho novelas, desde Pasado perfecto (1991) hasta Herejes (2013), y será precisamente su fascinación por Raymond Chandler la que le llevará a usar el título de uno de los cuentos del escritor norteamericano presente en la colección de Asesino en la lluvia (El hombre que amaba a los perros) para ofrecérselo a su propia novela sobre Trotsky y su asesino, Ramón Mercader. Ana María Amar Sánchez opinará finalmente sobre las novelas de Semprúm y Padura, que “las dos narraciones, las dos ficciones, clausuran las mismas ilusiones con las mismas dudas y el mismo desencanto”.

La novela de Padura, sin lugar a dudas es una ficción, pero dos de las tres secciones que la conforman se perciben como eminentemente históricas y no obstante, con todo y las consideraciones que György Lukács haya hecho sobre la novela histórica,  obligan al lector a recordar lo que ha expresado Javier Cercas, de que “el novelista está autorizado a engañar”, hasta llegar a repetir que pueden haber tantos Quijotes y Madame Bovary como lectores existan, pues los libros son tan solo letras impresas que siempre precisarán de un lector para darles vida.

Maracaibo, 20 de junio del 2016